El Economista - Agua y Medioambiente
Agua regenerada para riego con garantías de calidad
La reutilización de efluentes depurados es vista en Europa como una medida para paliar el estrés hídrico y mejorar la disponibilidad de este recurso dentro de la planificación hidrológica. La Directiva Marco del Agua establece ésta, entre otras posibles medidas, para conseguir una mayor protección medioambiental y un uso más sostenible del agua disponible en una cuenca.
Las sequías cuestan mucho dinero a los Estados miembros que las padecen, en especial al sector agrícola, que ve cómo se reduce su producción por cada metro cúbico que no recibe a tiempo. En este contexto, países como España han desarrollado un marco normativo para la reutilización directa de los efluentes depurados, regulando así posibles afecciones sanitarias o medioambientales derivadas del uso de este agua.
España exporta productos agrícolas regados con agua regenerada a Europa y, a pesar de tener normativa para esta práctica y un control sanitario de la producción primaria, la falta de normativa europea podría poner en entredicho la garantía sanitaria de estos productos.
Europa está trabajando en una normativa que garantice la calidad del agua depurada destinada a riego agrícola dentro del marco de la economía circular y lucha contra el cambio climático. En este marco, la reutilización de aguas depuradas puede contribuir a reducir las emisiones de efecto invernadero y aprovechar los nutrientes del agua residual. Este uso de los nutrientes por parte de los cultivos podría abaratar, en algunos casos, los costes que suponen los tratamientos de depuración que vierten a zonas sensibles a la eutrofización o a zonas protegidas por captación de agua potable.
Para poder dar esta garantía de la calidad del agua reutilizada, se considera que no es suficiente con establecer programas de monitoreo basados en el cumplimiento de unos límites microbiológicos y/o físico químicos, sino que además, deberían implementarse procedimientos para prevenir y actuar sobre posibles fallos o eventos que pudieran afectar al sistema de reutilización, desde el agua que entra en la depuradora hasta la zona de uso, manejando así el riesgo sanitario o medioambiental que pudieran causar estos sucesos.
La reciente revisión de la Directiva de Aguas Potables demanda la implementación de un procedimiento para el aseguramiento de la calidad del agua destinada a consumo humano basado en la gestión del riesgo, los denominados Planes Sanitarios del Agua. Este modelo es el que propone
Para dar garantía de la calidad del agua reutilizada, se considera que no solo es suficiente con establecer programas de monitoreo basados en el cumplimiento de unos límites microbiológicos y/o físico químicos
Europa implementar en los sistemas de reutilización de aguas depuradas, con el objeto de establecer programas de control e información junto a una serie de medidas correctoras y preventivas ajustadas a cada sistema y zona de uso en relación a su marco regulatorio, climatología, sanidad, seguridad alimentaria o restricciones medioambientales.
Este tipo de Planes de Seguridad del Agua Reutilizada, al menos en España, deberían tener en cuenta que hay sistemas que utilizan agua procedente de varias fuentes, tanto convencionales, agua superficial o subterránea, como no convencionales, como son el agua desalada o regenerada. En estas condiciones, se hace necesario tener reglamentada la calidad para el agua de riego procedente de fuentes convencionales que, a día de hoy, se basa en guías y recomendaciones sin efecto legal vinculante.
Por otra parte, la calidad del agua de riego con agua regenerada puede garantizarse cuando se cumple previamente con la Directiva de Aguas Depuradas, se tiene un buen estado microbiológico de las aguas superficiales y se hace un buen manejo por parte del usuario. Es además necesario informar públicamente del manejo y de la calidad de las aguas regeneradas, creando confianza en los usuarios de esta agua y en los consumidores de los productos regados con ellas.
Por tanto, y en base al borrador de normativa europea para las calidades del agua reutilizada, se tendrían que desarrollar mecanismos para asegurar el buen manejo por parte de los agricultores de estos efluentes, reportar y publicitar las buenas prácticas realizadas y establecer un programa de control por parte de las autoridades competentes en sanidad, agricultura y medioambiente dentro del marco concesional del agua depurada para riego agrícola.
No se tiene una estimación detallada del coste que supondría implementar estos planes de seguridad, pero se prevé una repercusión económica moderada en aquellos países que ya tienen desarrollado un marco normativo para esta práctica. Aun así, los estudios que deberían realizarse para desarrollar un sistema de reutilización podrían evidenciar, en algunos casos, la imposibilidad de reutilizar debido al coste que supondría elevar la calidad del efluente depurado, la necesidad de tratamientos de regeneración avanzados, la mejora de la gestión de los vertidos a la red de alcantarillado o la falta de personal en las entidades competentes para inspeccionar y controlar estos sistemas.
Tener agua regenerada de calidad para el riego agrícola supone un esfuerzo económico y un reparto de responsabilidades que tienen que ser distribuidas de forma que se incentive y facilite el uso de este recurso. La tendencia es a incorporar la reutilización de efluentes depurados en la planificación de los recursos hídricos, repercutiendo parte de los costes del sistema de reutilización en el tratamiento de depuración de las aguas residuales urbanas.
Para terminar, decir que la reutilización de aguas depuradas en el riego agrícola es una práctica consolidada en España, aunque será necesario invertir en la mejora de los tratamientos de depuración y regeneración, programas de seguimiento e información, además de revisar el actual marco normativo con el fin de mejorarlo y adaptarlo a las futuras exigencias europeas.