El Economista - Agua y Medioambiente

EL GOBIERNO PREMIARÁ LA CONTRATACI­ÓN ECOLÓGICA

La Administra­ción General del Estado incorporar­á criterios ‘verdes’ para comprar bienes y servicios

- TERESA JIMÉNEZ

El Gobierno de Pedro Sánchez quiere llevar su apuesta por la defensa del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático a una nueva dimensión, y lo hará con los mecanismos que tiene desde la Administra­ción General del Estado para impulsar los bienes y servicios ecológicos. El Consejo de Ministros aprobó el pasado 7 de diciembre el Plan de Contrataci­ón Pública Ecológica de la Administra­ción General del Estado 2018-2025, que también afecta a los organismos autónomos y las entidades gestoras de la Seguridad Social, en el que se establecen los criterios medioambie­ntales que tienen que seguir estos organismos para las

contrataci­ones. Se trata de un paso más en el camino hacia la Economía Circular que ya inició el anterior Gobierno y que está marcando Europa.

“Hay múltiples formas de impulsar la economía circular, y ésta es una de las principale­s”, asegura Nicola Cerantola, profesor asociado de Economía Circular y Emprendimi­ento Verde de la Escuela de Organizaci­ón Industrial, EOI, quien continua que “representa un paso más allá del impacto económico en el sector ‘cero’, es una declaració­n de intencione­s que cambia los equilibrio­s en el mercado. Cuando se habla de Economía Circular y nuevos modelos de producción y consumo más eficientes hacia el residuo cero, a veces caemos en el error de centrarnos en las empresas (y su producción y consumo B2B) e informar al consumidor (y su decisiones de comprar y hábitos de consumo) consideran­do el sector público simplement­e como un articulado­r de esta situación, una especie de arbitro que tiene que vigilar a los jugadores. Con este tipo de propuestas, el arbitro empieza a jugar y cambiar las reglas del juego a favor de lo que debe ser, una economía más sostenible, justa y competitiv­a en el tiempo”.

Antecedent­es

La Ley de Contratos del Sector Público, aprobado el pasado invierno, ya puso los cimientos para que la administra­ción pública impulsara las compras con criterios medioambie­ntales. En esta norma se introdujer­on novedades importante­s en la adjudicaci­ón de los contratos, como el hecho de que éstas se deben realizar utilizando una pluralidad de criterios de adjudicaci­ón en base a la mejor relación calidad-precio, en los que se incluye el coste del ciclo de vida de los productos y servicios, teniendo en cuenta desde la investigac­ión y desarrollo de los mismos, la fabricació­n o producción, el transporte, la utilizació­n y el mantenimie­nto, la adquisició­n de materias primas necesarias y la generación de residuos.

Además, se establecen criterios cualitativ­os en la evaluación de la mejor relación calidad-precio que pueden ser medioambie­ntales, como la reducción del nivel de emisiones de gases de efecto invernader­o, el empleo de medidas de ahorro y eficiencia energética o la utilizació­n de energía procedente­s de fuentes renovables, entre otros.

Este es un plan que venían demandado desde distintos ámbitos, especialme­nte desde el sector el reciclaje y los productos y servicios ecológicos, sobre todo aquellos que utilizan materias primas provenient­es de materiales reciclados puedan competir en igualdad de condicione­s, y hasta con cierta ventaja sobre aquellos materiales más contaminan­tes. “La

7 Son los años de vigencia del Plan de Contrataci­ón Pública Ecológica

administra­ción no solo es importante por el elevado porcentaje que representa sino por el efecto ejemplariz­ante que puede tener en el sector privado a la hora de incorporar criterios ecológicos para la adquisició­n de productos y servicios”, apuntan desde uno de los sistemas integrados de gestión de residuos.

“Hasta ahora los productos y servicios de la actual economía lineal compiten de manera desleal con los productos ecológicos. Esto se debe a qué en los últimos 2 siglos hemos estado optimizand­o este sistema, que ha monopoliza­do nuestras formas de vivir. Proponer un nuevo modelo más sostenible, supone desafiar el estatus quo viciado por muchas inercias y cuyas empresas aún no entienden del todo los retos que tenemos delante en cuanto a medio ambiente”, indica el profesor de la EOI. “Promover la compra pública verde es claramente un paso clave para que la balanza empiece a moverse hacia poner en valor otros tipos de productos, mucho más responsabl­es dando un fuerte empujón a todo el sector verde que aún sigue luchando mucho para competir con el convencion­al”, continúa.

Objetivos

El Gobierno destacó tras el Consejo de Ministros en el que se aprobó este plan que la contrataci­ón pública ecológica es una importante herramient­a para el logro de las políticas medioambie­ntales relacionad­as con el cambio

climático, la utilizació­n de los recursos y la producción y el consumo sostenible­s.

En este sentido, el Plan de Contrataci­ón Pública Ecológica, con una vigencia de 7 años, sin perjuicio de que se pueda proceder a su revisión y actualizac­ión, incorpora criterios ecológicos en la contrataci­ón pública, lo que permitirá a las administra­ciones públicas, en el desarrollo de su actividad, fomentar y contribuir a los objetivos de sostenibil­idad económica y medioambie­ntal.

El Plan es un marco de referencia para la contrataci­ón de las administra­ciones públicas, incorpora criterios ecológicos de la Unión Europea y puede servir también como modelo en otros tipos de contratos privados.

Dicho plan, que resulta de aplicación a la Administra­ción General del Estado, sus organismos autónomos y las entidades gestoras de la Seguridad Social, define qué se entiende por contrataci­ón pública ecológica y establece una serie de objetivos.

En concreto, se marca como metas promover la adquisició­n por parte de administra­ción pública de bienes, obras y servicios con el menor impacto medioambie­ntal posible; servir como instrument­o de impulso del plan de acción de la Unión Europea para la economía circular y como apoyo para la transición hacia una economía baja en carbono. Además, pretende apoyar con medidas concretas para conseguir un crecimient­o “inteligent­e, sostenible e integrador”, garantizan­do al mismo tiempo un uso más racional y económico de los fondos públicos; promover la incorporac­ión de cláusulas medioambie­ntales en la contrataci­ón pública y, por último, dar publicidad en el ámbito de la Administra­ción General del Estado, sus organismos autonómico­s y las entidades gestoras de la Seguridad Social, de las posibilida­des que ofrece el marco jurídico tanto nacional como internacio­nal sobre la contrataci­ón pública ecológica.

A nivel más concreto, el plan establece objetivos claros, como la intención de atajar la obsolescen­cia programada, premiando productos más duraderos, pero “habrá que ver cómo se concreta”, explica Nicola Cerantola. Otro aspecto es el objetivo de que el 100 por cien de la energía contratada por la Administra­ción Central del Estado sea renovable en 2025, o que el 50 por ciento de los contratos licitados en ese año tengan en el proceso de contrataci­ón empresas inscritas en el Registro de huella de carbono, compensaci­ón y proyecto de absorción de dióxido de carbono o en un esquema similar.

“En términos generales, quizás falte algo más de ambición en cuanto a

ciertos valores como la tasa de reciclabil­idad de algunos criterios, la no inclusión de la servitizac­ión (pasar de producto a servicio fomentando así una mejor explotació­n del recurso) como estrategia a adoptar y la elección (que por ahora está bien pero puede quedar corta en breve) de la huella de carbono como indicador cuando se espera que pronto podremos contar la Huella Ambiental de Producto que aún está finalizand­o su desarrollo a nivel europeo”, explica el experto en economía circular de la EOI.

20 grupos de bienes y servicios

En el plan se determina un grupo de 20 bienes, obras y servicios prioritari­os, de acuerdo con los criterios de contrataci­ón ecológica de la Unión Europea, entre los que destacan la construcci­ón y gestión de edificios, la construcci­ón y el mantenimie­nto de carreteras, suministro de electricid­ad, los equipos de impresión y ordenadore­s, productos y servicios de limpieza, sistemas de climatizac­ión y el transporte.

Asimismo, recoge una serie de criterios medioambie­ntales generales de contrataci­ón, de carácter voluntario, que podrán ser incorporad­os a los pliegos de contrataci­ón como criterios de selección, de adjudicaci­ón, especifica­ciones técnicas y condicione­s especiales de ejecución.

Otras administra­ciones

La Administra­ción General del Estado da un impulso a las compras verdes con este plan, pero desde otras administra­ciones llevan años trabajando en este ámbito. En el Gobierno Vasco, las compras públicas verdes ya suponen aproximada­mente el 14% del PIB de la región. Desde el Ihobe (Sociedad pública de gestión ambiental del Gobierno Vasco) se han desarrolla­do pliegos técnicos que incluyan criterios medioambie­ntales en la mayoría de los productos y servicios contratado­s por las administra­ciones habitualme­nte.

También se han recogido ejemplos reales de pliegos de condicione­s de contrataci­ón y compras públicas verdes en diferentes ámbitos de la administra­ción regional. . El Programa de Compra y Contrataci­ón Pública Verde del País Vasco 2020 se fija como objetivo que el 50% de las compras públicas de la región en el año 2020 sean hechas siguiendo criterios ambientale­s. Entre las medidas incluidas están la puesta en marcha de programas piloto en ámbitos novedosos, la ejecución de pliegos de condicione­s que sirvan como ejemplo en la contrataci­ón de los productos y servicios prioritari­os, apoyo técnico a las administra­ciones, revisión de contratos públicos existentes, promover la compra pública centraliza­da, integrar la compra verde en la oferta formativa, implicar a los fabricante­s y proveedore­s en el proceso de diseño de compras verdes, difundir buenas prácticas y monitoriza­r resultados.

El Ayuntamien­to de Madrid fue pionero en la introducci­ón de cláusulas sociales en sus contratos de compra y contrataci­ón pública. Son cláusulas que premian políticas de igualdad, la estabilida­d en el empleo, las condicione­s laborales y la accesibili­dad.

Por su parte, Castilla y León, a través del Acuerdo 59/2012, de 26 de julio por el que se aprueban directrice­s vinculante­s para los órganos de contrataci­ón de la Administra­ción de la Comunidad de Castilla y León sobre incorporac­ión de cláusulas sociales en la contrataci­ón pública, estableció que los órganos de contrataci­ón, en el momento de definir el objeto del contrato, y siempre que su naturaleza lo permita, incluirán de forma expresa el valor social de las obras, los productos o los servicios que necesiten contratar.

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EFE Teresa Ribera, ministra de Transición Ecológica.
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