El Economista - Agua y Medioambiente
Regar para evitar el ‘vaciado’ de España
Presidente de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes de España (Fenacore)
El agua es el bien más preciado para la vida. Por ello, no debería de sorprendernos que, a mayor cantidad de agua, mayor población se concentre en el territorio. Esto es algo que ya demostraron los primeros estudios realizados a finales del siglo pasado y principios de este: que en las zonas donde más de la mitad de la superficie estaba ocupada por regadío había el doble de población que la registrada en los territorios donde menos del 20 por ciento de la extensión estaba regada.
Ahora que ya ha acabado el verano y ha pasado la época de ir a los pueblos de España a pasar las vacaciones, muchos de ellos se quedan totalmente desiertos, sin vida. Esto se nota, sobre todo, en aquellas poblaciones asentadas sobre territorios de secano, que son los que más sufren la despoblación en este periodo del año, como demuestran los datos del INE, que revelan que 13 de las 15 provincias que más habitantes han perdido durante los diez últimos años son las que menos superficie regada tienen.
Los recursos hídricos son el motor que impulsa un sector tan estratégico para la economía española como es el de la agricultura, que representa algo más del 2 por ciento del PIB, pero que concentra más del 15 por ciento si se tiene en cuenta toda la industria agroalimentaria asociada. Pero también atrae a las personas, puesto que cuanto más terreno de cultivo y, por tanto, de regadío hay, más aumenta la población, influenciada también por todo el complejo agroalimentario asociado.
Para aprovechar al máximo este recurso y abastecer a todos los campos de cultivo, así como a las personas, es necesaria una gestión rigurosa y responsable. En España, debido a nuestra climatología, hemos sido siempre dependientes de obras hidráulicas de regulación que almacenan y transportan el agua para que se pueda hacer uso de ella durante todo el año, salvando las épocas de sequía.
En Europa, por el contrario, se ha extendido una fobia a este tipo de infraestructuras por cuestiones ecológicas y de medio ambiente, al considerar que interrumpen de alguna manera el ciclo natural del agua y, en definitiva, de la vida. Sin embargo, los países del norte de la UE, poco o nada acostumbrados a la escasez de agua a la que se han tenido que enfrentar en los últimos años, están empezando a mirarnos cada vez más y comprendernos mejor.
Muchos están viniendo a ver en primera persona cómo gestionamos la regulación del agua y el abastecimiento durante todo el año y están pensando en implementar
Los recursos hídricos son el motor que impulsa un sector tan estratégico para la economía española como es la agricultura, que representa algo más del 2% del PIB, pero concentra más del 15% con toda la industria asociada