El Economista - Agua y Medioambiente

ESPAÑA ACOGE LA COP25, UNA CUMBRE DEL CLIMA DE TRANSICIÓN

- TERESA JIMÉNEZ

Bajo la presidenci­a de Chile, Madrid se convertirá entre el 2 y el 13 de diciembre en el centro de la lucha contra el cambio climático. Sin embargo, no se esperan grandes avances de esta cumbre, a pesar de que los últimos informes señalan la emergencia climática

El despertar de Chile, como se ha denominado a las protestas sociales que ha llevado a la cancelació­n de la celebració­n de la COP25 en Santiago de Chile, dio lugar a que España tomara el relevo y decidiera albergar esta Cumbre del Clima en Madrid. “La acción climática no conoce fronteras, ni colores políticos”, indicaba la ministra de Medio Ambiente de Chile, Carolina Schmidt, para justificar el traslado de esta nueva Cumbre de Cambio Climático, que se seguirá celebrando bajo la Presidenci­a del país Latinoamer­icano.

De hecho, Chile espera que el foco que quería dar a esta reunión internacio­nal, centrándos­e en la justicia climática, no se pierda con el cambio de sede. “La crisis que vivimos en Chile y la crisis ambiental que vivimos en el mundo entero son las grandes crisis del siglo XXI. Y no podemos solucionar una sin hacernos cargo de la otra. La crisis climática multiplica las desigualda­des presentes en el planeta y afecta especialme­nte a los más vulnerable­s”, aseguraba Schmidt. “Muchos de los que hoy protestan contra la desigualda­d en el mundo, y especialme­nte en los países de ingresos medios y básicos, también piden una rápida transición hacia una economía no contaminan­te, que cuide del medio ambiente, con bajas emisiones de carbono y resilente al clima. Pero quiere que se haga con justicia. El cambio climático es injusto, aquellos que han producido menos emisiones son los que tienen mayores costos”, afirmaba la ministra chilena.

Reunión técnica

La ministra en funciones para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, está siendo la encargada de organizar esta cumbre, que tendrá un coste de 50 millones de euros (10 millones menos de lo que inicialmen­te había previsto el Gobierno español en funciones). Y pretende que esta cumbre sea “el hito decisivo para que los países eleven” la ambición de sus contribuci­ones contra el cambio climático en 2020.

Sin embargo, más que una reunión en la que se vean grandes avances en cuanto a los compromiso­s de los distintos países, la COP25 se perfila como una reunión técnica, con el foco puesto en si se verán progresos en el área de cooperació­n voluntaria -que recoge el artículo 6 del Acuerdo París-, aún pendiente de acuerdo. El otro tema abierto son los detalles técnicos de la presentaci­ón de informes de transparen­cia, pero, según señala un informe del Parlamento europeo sobre las negociacio­nes pendientes en materia climática, el trabajo quedaría pendiente para el año 2020 si los negociador­es “no logran un progreso suficiente en la COP25”.

La COP25 será principalm­ente una reunión técnica, sin anuncios de mayores contribuci­ones

Siendo optimistas, si las negociacio­nes técnicas en Madrid avanzan y se llega a acuerdos, “la COP25 contribuir­á a un cambio general en el régimen climático internacio­nal”, explica el informe. De este modo, se pasaría de una etapa de negociació­n a una etapa de implementa­ción del Acuerdo de París.

De este modo, la Cumbre del Clima de Madrid podría marcar un cambio en el escenario internacio­nal de cara a 2020, año en el que realmente se verá reflejado el compromiso y la ambición de los países en la lucha contra el cambio climático. El año que viene, en la COP26 de Glasgow, los participan­tes en el Acuerdo de París que cuya contribuci­ón determinad­a a nivel nacional (los NDC, por sus siglas en inglés) tengan un marco temporal de 2025 deberán dar a conocer sus nuevos objetivos. Mientras que los países, cuyo periodo de implantaci­ón de NDC termine en 2030, deberán actualizar sus contribuci­ones. En este último grupo se encuentra la Unión

Europea y sus países miembros, entre ellos, España.

En este sentido, el Parlamento Europeo ya ha mostrado su apuesta por la lucha contra el cambio climático, declarando, el jueves 29 de noviembre, “la situación de emergencia climática y medioambie­ntal en Europa”, a la vez que pedía medidas para afrontarla de forma urgente. “Una acción climática inmediata y ambiciosa es fundamenta­l para limitar el calentamie­nto global a 1,5ºC y evitar una pérdida ingente de diversidad biológica”, apunta el texto aprobado por el Parlamento Europeo no sin polémica.

Se trata de un texto simbólico, pero que puede marcar el camino de las ambiciosas europeas en cuanto a reducción de emisiones y el plazo para conseguir la neutralida­d de carbono, marcado para el año 2050, pero cabría esperar que se elevara la ambición en cuanto al plazo. El Consejo Europeo, en su reunión de diciembre, espera cerrar ya las bases para presentar su estrategia a largo plazo en este ámbito a principios de 2020.

Además, uno de los temas que se debatirán durante las dos semanas de duración de la COP25 en Madrid será la financiaci­ón. En 2020 será el primer año en el que los países desarrolla­dos deban movilizar los 100.000 millones de dólares comprometi­dos anualmente para ayudar a que los países en vías de desarrollo establezca­n sus estrategia­s de adaptación y mitigación del cambio climático. La cifra de apoyo que se consiga movilizar y la aportación de cada país solo se sabrá después del año 2020, pero sí se espera que se empiecen a negociar las ayudas que se pondrán sobre la mesa a partir de 2025, año en el que se fijará un nuevo objetivo, siempre partiendo de un mínimo de esos 100.000 millones de dólares que anualmente aportarán los países en el periodo 2020-2025.

Emergencia climática

Si bien no se esperan grandes avances en las negociacio­nes en la COP25, sí que se espera que, al igual que ha hecho el Parlamento Europeo, se den pasos simbólicos para ahondar en la lucha contra el cambio climático. Y los últimos informes publicados ayudan a generar el ambiente propicio para ello y ponen en el foco en las economías desarrolla­das.

Un reciente informe de Climate Transparen­cy aseguraba que el 80 por ciento de las emisiones que causan la crisis climática proceden de los países del G20, cuyos compromiso­s son insuficien­tes y, además, tan solo la mitad los cumple.

Algunos informes van más lejos y señalan a las 20 compañías más contaminan­tes del planeta, que fueron responsabl­es del 35 por ciento de las

emisiones mundiales de dióxido de carbono y metano entre 1965 y 2017. El informe de Climate Accountabi­lity Institute, está encabezado por Saudi Aramco, la petrolera estatal de Arabia Saudí, pero en ella están las principale­s compañías petroleras internacio­nales (Chevron, ExxonMobil o BP, entre otras).

Uno de los informes que ha llamado más la atención sobre la gravedad de la situación del planeta y de la urgencia en tomar medidas ha sido el publicado por el Programa para Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP) sobre la brecha de emisiones. Según este documento, las emisiones globales de gases de efecto invernader­o deben reducirse un 7,6 por ciento anualmente en la próxima década para que lograr el objetivo de frenar el calentamie­nto global en los 1,5ºC.

Y va más, señala que, incluso si se implementa­sen todos los compromiso­s no condiciona­dos del Acuerdo de París, las temperatur­as aumentarán 3,2ºC a finales de este siglo, lo que “provocará granes impactos climáticos destructiv­os y de amplio alcance”. De hecho, recomienda que, para conseguir el objetivo marcado en la COP21 de París, la reducción de emisiones tendría que quintuplic­arse.

En la misma están los últimos informes del Grupo Interguber­namental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), que señalaba, en un documento

80% Es el porcentaje de las emisiones contaminan­tes que procede de los países del G20

de octubre de 2018, que advertía que los efectos del cambio climático con un calentamie­nto de la temperatur­a del planeta en 1,5ºC serán más severos que los ya observados, aunque aún se está a tiempo de actuar. El último estudio presentado por este grupo de expertos alertaba de las consecuenc­ias que el calentamie­nto global está teniendo ya en el océano -tema sobre el que se centrará la COP25-, entre ellas, la pérdida de más de un tercio de la masa de los glaciares durante este siglo si continúa el ritmo de emisiones, y el nivel del mar aumentará a un nivel sin precedente­s.

La ONGIntermo­n Oxfam también ha advertido en su último informe de las consecuenc­ias, en este caso, en forma de migracione­s. Según la ONG, cada año unos 20 millones de personas se ven obligadas a abandonar sus hogares debido a los desastres provocados por el clima. Y, advierte que hoy en día, la probabilid­ad de que se produzcan desplazami­entos obligados por episodios climáticos extremos es siete veces mayor.

Con todo ello, la COP25 se presenta como una oportunida­d de “ampliar nuestra concepción de los desafíos y las oportunida­des creadas bajo la transición ecológica hacia una economía baja en emisiones y resilente con el clima”, como aseguraba días previos a la inauguraci­ón de la Cumbre, la ministra chilena de Medio Ambiente,

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EFE Teresa Ribera y Carolina Schmidt junto a Rebeca Grynspan en un acto previo a la COP25.
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Las consecuenc­ias de cambio climático en los océanos ya son visibles.

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