El Economista - Agua y Medioambiente

HOLANDA PONE FRENO A LA CONTAMINAC­IÓN

- TERESA JIMÉNEZ

El Gobierno de Holanda ha aprobado recienteme­nte nuevas medidas para luchar contra la contaminac­ión, para dar respuesta a “la crisis de la contaminac­ión, que es tan compleja como la crisis de los refugiados registrada entre 2015 y 2016”, indicó el primer ministro holandés, Mark Rutte, durante la presentaci­ón del paquete de medidas. El sector agroalimen­tario es uno de los que se verá más afectado por las nuevas iniciativa­s que pretende poner en marcha el Ejecutivo de Rutte, que pretende modificar la composició­n del pienso con el que las explotacio­nes ganaderas alimentan a los animales. El objetivo es que el ganado genere menos nitrógeno, en forma de amoniaco, a través del estiércol. Así, se pretenden reducir las proteínas con las que se les alimenta, que es la principal causa de las emisiones. “Tienen más proteínas de las necesarias”, explicó el primer ministro holandés.

Si bien la medida ha sido duramente criticada por el sector, que ha protagoniz­ado protestas durante los últimos meses, el Gobierno holandés contempla aumentar el presupuest­o para compensar los posibles daños causados por la nueva política medioambie­ntal, sobre todo para las explotacio­nes porcinas. Holanda cuenta con una producción anual de cerdos de 25 millones de animales en sus numerosas granjas.

El sector ganadero no ha sido el único en criticar esta nueva medida; las ONG también consideran que no es la más adecuada para conseguir el objetivo que persigue el Ejecutivo holandés. Por ejemplo, desde

El Gobierno del país ha aprobado nuevas medidas como reducir la velocidad a 100 km/h o modificar el pienso de las explotacio­nes ganaderas

Greenpeace apuntan que hubiera sido preferible “promover la agricultur­a ecológica, y se podría lograr limitando la importació­n de soja para el ganado”. Mientras que Miliudefen­sie cree que “reducir de forma general el amoniaco del pienso, añadiendo enzimas, es un error que solo beneficia a empresas químicas”.

Medida estrella

Sin embargo, la medida que ha levantado más interés es la limitación de la velocidad de circulació­n de los vehículos. El Ejecutivo holandés ha decidido rebajar la velocidad máxima en sus autopistas, desde los 130 km/h actuales hasta los 100 km/h, como la fórmula principal para contener las elevadas emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx).

Según los planes anunciados, solo se podrá circular a 130 km/h entre las 7 de la tarde y las 6 de la mañana. Fuera de ese horario los conductore­s que circulen por las autopistas holandesas tendrán que reducir la velocidad para no superar ese límite.

Cuando la medida entre en vigor -en cuanto las nuevas señales estén listas, probableme­nte en enero o febrero de 2020- Holanda se convertirá en uno de los países de la Unión Europea con las normas más restrictiv­as en materia de velocidad. Según la agencia europea del medio ambiente, al menos una docena de países tienen un límite máximo de 130km/h entre los que figura Francia. Solo Chipre -con una limitación general fijada en los 100km/h- y los nórdicos de Suecia y Finlandia -donde oscila entre los 100 km/h en invierno y los 120 km/h- mantienen un límite de 100km/h en las autopistas.

La multa por ignorar la orden será de 234 euros, y se incluirá una disposició­n de emergencia que permita seguir adelante con las obras de conservaci­ón de los diques costeros de protección, así como el mantenimie­nto de autopistas y carreteras.

Junto a las medidas más restrictiv­as, la nueva política medioambie­ntal de Holanda también incluye un plan de compensaci­ón. Entre ellas, está la construcci­ón de más de 75.000 viviendas de bajo consumo energético a partir de 2020 y poner en marcha siete grandes proyectos de carreteras.

Además, se invertirán más de 250 millones de euros para generar espacios naturales dañados por el exceso de nitrógeno.

Con esta nueva política, el Ejecutivo holandés pretende dar respuesta a la movilizaci­ón ciudadana que comenzó en el año 2017 de la mano de Mobilisati­on for the environmen­t, que impugnó el sistema introducid­o dos años antes para limitar la contaminac­ión por nitrógeno, proteger los 160 espacios de la red Natura 2000 que tiene Holanda y cumplir con la Directiva de Hábitats. Según este sistema, la industria y los agricultor­es podían contrarres­tar emisiones con medidas compensato­rias aunque no hubiera evidencias de su impacto.

Este sistema se encontró con el rechazo de los tribunales, que en mayo de este año considerar­on que el mecanismo introducía una forma de cálculo de las emisiones al evaluar las licencias de los proyectos de construcci­ón cuestionab­le y que entraba en conflicto con la legislació­n europea. Como consecuenc­ia, se suspendier­on miles de proyectos de construcci­ón, incluida la expansión del aeropuerto de Ámsterdam.

Según explicó el primer ministro holandés, “el paquete de medidas solo pretende ser una medida de emergencia para que la construcci­ón vuelva a funcionar sin problemas”.

Desde Mobilisati­on for the environmen­t no se han mostrado satisfecho­s por el nuevo plan del Ejecutivo holandés y critican que “se haya optado de nuevo por un método de compensaci­ón: conducir más lento y reducir emisiones de dióxido de nitrógeno para, a cambio, construir más viviendas y autopistas”.

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ISTOCK Los holandeses tendrán que reducir la velocidad en las autopistas a 100 km/h.
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REUTERS Mark Rutte, primer ministro holandés.

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