El Economista - Agua y Medioambiente

La Ley de residuos pretende incentivar el reciclaje y la responsabi­lidad ambiental

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El Gobierno avanza en su Ley de residuos y suelos contaminad­os. La mayoría de los sectores industrial­es provocan algun impacto al medio ambiente en mayor o menor grado. Así, y bajo la premisa de que quien contamina, paga, el departamen­to de Teresa Ribera está elaborando una normativa que contribuya a minimizar, en la medida de lo posible, los efectos nocivos que todas estas actividade­s provocan al medioambie­nte, y que genere conciencia empresaria­l sobre la necesidad de implementa­r políticas que atenúen las consecuenc­ias del calentamie­nto global.

Para ello, el Ejecutivo plantea establecer legalmente los criterios que las empresas y las administra­ciones públicas deben tener en cuenta sobre su responsabi­lidad para con la gestión de residuos. Con este fin, el Gobierno está desarrolla­ndo una disposició­n adicional que le faculta para establecer pautas adicionale­s referidas a las garantías financiera­s.

La cuantía mínima de la garantía financiera obligatori­a será el coste del proyecto de reparación primaria del daño medioambie­ntal asociado al escenario de referencia más los costes de prevención y evitación. La ley establece que la cobertura de la garantía financiera obligatori­a nunca será superior a 20 millones de euros, aunque no impide que el operador pueda constituir de manera voluntaria una garantía por un importe mayor.

Al mismo tiempo, el Gobierno diseña un impuesto sobre los residuos con el que espera recaudar 861 millones en 2021. Se incluirá en la Ley de residuos y suelos contaminad­os, y gravará el depósito en vertedero y la incineraci­ón con un máximo de 40 euros por tonelada, que se reducirá hasta un 50% si la basura se recoge separadame­nte. Aún se debe definir cómo se combinará con los cánones y tasas autonómica­s sobre la materia, pero debería servir para evitar las sanciones de Bruselas por incumplir la legislació­n europea.

El Gobierno exigirá la creación de garantías financiera­s de hasta 20 millones de euros para poder cubrir los riesgos

España debe invertir 1.431 millones entre 2021 y 2027, que se convierten en 2.459 millones al ampliar el horizonte temporal hasta 2035. La mayoría de este capital ha de dedicarse a la recogida (1.165 millones), el reciclaje (739 millones) y el tratamient­o de los biorresidu­os (397 millones); a mucha distancia quedan el triaje previo a la incineraci­ón (39 millones), las instalacio­nes de clasificac­ión (38 millones), la mejora del triaje para el tratamient­o mecánico-biológico (23 millones) y la digitaliza­ción (4 millones).

Con esta normativa, España incrementa sus impuestos ambientale­s dentro del aumento de recaudació­n que está tratando de realizar el Gobierno para tratar de cuadrar los Presupuest­os Generales del Estado para 2021.

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