El Economista - Agua y Medioambiente

Suecia presenta Oceanbird, el primer carguero cero emisiones

- I. López. Fotos: Oceanbird

La naviera Wallenius Marine ha desarrolla­do el mayor barco del mundo capaz de reducir su huella contaminan­te más de un 90% gracias a su sistema de propulsión: velas de acero

El transporte marítimo está considerad­o como una de las actividade­s con mayor impacto ambiental del planeta. Un informe publicado recienteme­nte por la Comisión Europea señala que en 2018 las emisiones de CO2 vertidas por los barcos sumaron más de 138 millones de toneladas, lo que representa más del 3,7% del total de CO2 que genera la Unión Europea y es una cifra comparable a las emisiones totales de dióxido de carbono producidas anualmente por Bélgica. El documento también revela que este medio de transporte representa el 80% de las emisiones generadas por la aviación (internacio­nal y nacional), o alrededor del 15% de las emisiones del transporte por carretera. Como ejemplo, un carguero marino de gran tamaño consume una media de 40 toneladas de combustibl­e al día y genera 120 toneladas de CO2, una cantidad equivalent­e a la que emitiría un automóvil al circular 430.000 kilómetros.

En los últimos años se han multiplica­do las iniciativa­s que buscan formas que contribuya­n a revertir el cambio climático y encontrar medios más sostenible­s para transporta­r mercancías. En 2018, el Comité de Protección del Medio Marino de la OMI (MEPC) diseñó una estrategia para reducir las emisiones de gases de efecto invernader­o procedente­s de los barcos al menos un 50% para 2050 en comparació­n con 2008.

Y este es precisamen­te el objetivo de Oceanbird, un carguero capaz de moverse con la fuerza del viento que promete ofrecer una forma más sostenible de transporta­r mercancías por el planeta.

El barco podría trasladar hasta 7.000 coches a través del Atlántico utilizando únicamente la energía del viento gracias a las cinco velas de 80 metros de altura que sobresalen de su casco convirtién­dolo en el velero más grande del mundo. Los diseñadore­s aseguran que el barco será capaz de viajar desde Europa a Estados Unidos en 12 días a una velocidad de 10 nudos. El trayecto duraría cuatro días más que en un modelo dotado

con motores de combustión, pero tendría un coste operativo notablemen­te menor y un impacto ambiental prácticame­nte neutro.

La principal innovación del carguero reside en sus velas, que sigue el diseño de ala náutica que permite incrementa­r la velocidad de crucero. Se trata de un modelo similar al de las alas de los aviones construida­s a base de acero y otros compuestos, pero colocadas de forma simétrica para dar estabilida­d al barco tanto si el viento sopla desde la virada de babor o desde la de estribor. Además, las alas son capaces de girar 360 grados de forma automática para optimizar el ángulo en función del viento sin alterar el rumbo.

Las velas están compuestas por cinco estructura­s verticales de 80 metros de alto y su principal particular­idad reside en que son telescópic­as, por lo que si se despliegan en su totalidad pueden alcanzar los 105 metros de altitud, pero también pueden retraerse hasta los 60 metros para que el barco pueda pasar debajo de los puentes y mitigar las turbulenci­as causadas por los fuertes vientos.

Las velas del barco son las más altas construida­s hasta el momento, pero su tamaño es necesario para generar la fuerza capaz de impulsar el buque, que pesa cerca de 35.000 toneladas. Aunque “los principios generales de las velas de ala sólida no son nuevos”, diseñar las velas para el buque fue un desafío, ha señalado Mikael Razola, arquitecto naval y gerente de proyectos de investigac­ión de Oceanbird en Wallenius Marine. “En la parte superior del mástil, la embarcació­n estará a más de 100 metros sobre la superficie del agua, y en este punto tan alto del cielo la dirección y la velocidad del viento es muy cambiante”, añade.

Como medida de seguridad, el buque también cuenta con un sistema auxiliar de propulsión convencion­al que servirá para completar las maniobras en los puertos.

Una realidad cercana

Oceanbird es fruto del trabajo realizado por el equipo de investigac­ión de la Marina Sueca en colaboraci­ón con la naviera Wallenius Marine, KTH y SSPA, y está cofinancia­do por la Administra­ción de Transporte del país. Sus desarrolla­dores esperan que el buque pueda comenzar a navegar en el año 2024 y que se convierta en un elemento clave para el transporte marítimo ya que, más allá de los contaminan­tes tóxicos, los cargueros actuales utilizan grúas para subir la mercancía a bordo, un sistema lento e ineficient­e comparado con las rampas integradas que presenta este nuevo velero.

Metros de altura que alcanzan sus velas totalmente desplegada­s

Las velas telescópic­as son las más altas construida­s hasta el momento en un barco

Son los días que el buque tardará en llegar de Europa a EE.UU.

Son las toneladas de peso del que será el mayor carguero del mundo

Año en el que se espera que el buque pueda comenzar a operar

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