El Economista - Agua y Medioambiente
Hay que incrementar el control sobre los vertidos marinos
Galicia vuelve a vivir un caso grave de contaminación en sus costas. La catástrofe del Toconoa ha puesto de nuevo sobre la mesa la imperiosa necesidad de una regulación internacional que obligue a las empresas a adoptar medidas para prevenir los vertidos o informar sobre episodios puntuales de contaminación que permitan atajar este tipo de problemas.
En este sentido, la Unión Europea está tramitando una propuesta legislativa para prevenir, contener y, como última opción, limpiar los pellets liberados, con el objetivo general de limitar su impacto en, al menos, un 74%. En un principio, la normativa no incluía al transporte marítimo pero el accidente ocurrido en diciembre ha abierto la puerta a introducir una “distinción entre el transporte puramente internacional y el transporte intra-UE”.
La Organización Marítima Internacional también está considerando una propuesta para incluir los pellets en su catálogo de materiales peligrosos o dañinos, lo que obligaría a las compañías a aplicar medidas más estrictas a la hora transportarlos.
La Unión Europea está tramitando una propuesta legislativa para prevenir, contener y limpiar los pellets liberados al mar
La industria de los plásticos, por su parte, lleva tiempo impulsando iniciativas para evitar que los pellets acaben en el medioambiente. Las asociaciones del sector están promoviendo por toda Europa el programa Operación Clean Sweep para concienciar sobre la importancia de combatir las pérdidas accidentales de pellets, promoviendo las buenas prácticas y aplicando medidas y estándares más exigentes para conseguirlo. Se trata de un programa voluntario de la industria que en España coordina ANAIP con el apoyo del Ministerio para la Transición Ecológica, y al que ya se han adherido todas las empresas productoras y buena parte de las transformadoras en nuestro país.
Cada año se producen y manipulan alrededor de 57 millones de toneladas de pellets en la Unión Europea y el Ejecutivo comunitario calcula que en 2019 se perdieron entre 52.140 y 184.290 toneladas en el medio ambiente, lo que equivale a entre 2.100 y 7.300 camiones completos al año.
Aunque los accidentes marítimos son los que acaparan más atención mediática, tal y como ya ocurrió con los que tuvieron lugar en Hong Kong en 2012, en Noruega en 2020 y en Sri Lanka en 2021, la mayor parte de las pérdidas tienen lugar en los centros donde se fabrica la grazna. Con las lluvias, las bolitas que se encuentran en los alrededores de las fábricas son arrastradas hasta los ríos y, finalmente, la corriente hace que lleguen hasta el mar.
Los gránulos de plástico o pellets son la tercera fuente de contaminación involuntaria por microplásticos.