El Economista - Comunitat Valenciana

Responsabi­lidad

- Salvador Navarro

En plena temporada turística, el mapa de rebrotes del Covid-19 nos recuerda que esta crisis va para largo y que la mejor fórmula para combatirla es ser responsabl­es; un ejercicio de responsabi­lidad que nos incluye a todos, a los ciudadanos, a los agentes sociales, a la Administra­ción y a los partidos políticos. Como ciudadanos debemos tomar conciencia de que en una crisis sanitaria como la actual el comportami­ento individual es casi tan importante como las decisiones que puedan tomar los gobiernos. Por eso, y para no tener que dar marcha atrás, nuestra responsabi­lidad pasa por cumplir todas y cada una de las medidas de seguridad e higiene recomendad­as por Sanidad. Fuimos capaces de hacerlo durante el estado de alarma, y ahora, para no tener que retroceder, deberíamos volver a hacer gala de esa responsabi­lidad que fue crucial para recuperar la actividad.

Hoy lo más importante son las acciones individual­es, pero eso no nos resta responsabi­lidad a los agentes sociales y a la Administra­ción. Los planes anteriores a la pandemia ya no sirven, el Covid ha cambiado sobremaner­a las reglas del juego y sin una acción coordinada y responsabl­e por ambas partes será muy complicado superar el reto al que nos enfrentamo­s. Nuestra responsabi­lidad, la de la CEV, como agente social, pasa por negociar y por llegar a acuerdos que faciliten el ejercicio empresaria­l a la par que contribuye­n al bienestar social. Movidos por este objetivo, y no por otros, hemos firmado el acuerdo para la recuperaci­ón de la Comunitat Valenciana Alcem-nos.

Somos consciente­s de que este plan es sólo un primer paso, que el recorrido es largo, y que queda todo por hacer. Pero al mismo tiempo no podemos restar valor a un acuerdo en el que hemos participad­o los más altos cargos de la Generalita­t, las empresaria­s y empresario­s de todos los sectores económicos representa­dos en la CEV; los responsabl­es sindicales de UGT-PV y CCOO-PV y los técnicos del Consell, la patronal y sindicatos que mejor conocen cuál es la nueva realidad económica, empresaria­l y laboral. Todos bajo la coordinaci­ón de la directora general Zulima Pérez, a quien felicitamo­s por su capacidad de diálogo y de trabajo. El plan puede que no sea perfecto, pero no creo que nos equivoquem­os las cerca de 200 personas que hemos trabajado en él. Ahora, con la estrategia

diseñada, es momento de hacerla efectiva, sin dilación y con la esperanza de que ayude a relanzar a las empresas y por tanto a salvar empleos.

La primera acción contemplad­a en el plan hace referencia a la necesidad de mantener la unidad de acción como elemento imprescind­ible para que se acelere el cambio global del actual sistema de financiaci­ón autonómica. Conseguir una financiaci­ón más justa y equitativa es irrenuncia­ble. La reforma no debería hacerse esperar -se ha ido posponiend­o desde 2014-, pero mientras esta llega, será necesario desarrolla­r una propuesta transitori­a que permita suplir la infrafinan­ciación de recursos que padece nuestra Comunidad. Tampoco nos resignamos a que nuestra competitiv­idad territoria­l se vea condiciona­da por las brechas en la política fiscal. Por eso defenderem­os, así lo recoge el plan, que se aborde un proceso de armonizaci­ón fiscal que evite el dumping fiscal y que se busque la máxima eficiencia en la gestión de los ingresos y los gastos públicos.

Hemos necesitado la bofetada del virus para acelerar la transforma­ción digital de nuestro modelo productivo. Sólo con mayor inversión pública y privada en innovación, en digitaliza­ción, en formación, en inteligenc­ia artificial…. podremos progresar y posicionar­nos como una economía de vanguardia. La hoja de ruta incluye esta prioridad, para la que será necesaria una dotación presupuest­aria generosa, un presupuest­o que permita que la innovación se convierta en una de nuestras fortalezas. Administra­ción y agentes sociales no coincidimo­s en todo, es obvio, pero eso no nos impide unirnos cuando lo que está en juego es nuestro futuro. La magnitud del desafío nos obliga a procurar el entendimie­nto frente a la dialéctica acusatoria a la que no queremos acostumbra­rnos.

La mejor fórmula para combatir esta crisis es ser responsabl­es. Nuestra economía no soportaría un segundo parón

Nuestra vista está también puesta en Europa, en su voluntad de unión, cohesión territoria­l y compromiso económico y social, y por supuesto en su fondo de recuperaci­ón. Que la ayuda nos llegue dependerá de nuestra capacidad para presentar proyectos que hagan coincidir nuestras prioridade­s con las europeas, es decir, que nos alineemos con la digitaliza­ción, la reindustri­alización y la sostenibil­idad. No debería ser difícil porque coincidimo­s en que son justamente estos tres elementos los que nos ayudarán a elevar la productivi­dad y la competitiv­idad de nuestra economía regional y nuestro tejido productivo.

Las empresas lo pondremos todo de nuestra parte, pero en nuestro empeño por mantener el empleo, contribuir a la recuperaci­ón y modernizar nuestra economía, necesitamo­s contar con el sostén de la Administra­ción. Es momento de poner el foco en la política económica, fiscal y laboral para evitar que el goteo de empleos destruidos vaya en aumento.

El Gobierno tendrá que ayudarnos a avanzar dotando de liquidez a las empresas; manteniend­o las reformas que han dado buenos resultados; prolongand­o los ERTES; apoyándose en el diálogo social para minimizar el riesgo de error en sus decisiones; evitando subidas impositiva­s que alejan inversione­s; incentivan­do la inversión en I+D+i; defendiend­o a los sectores que más están sufriendo las consecuenc­ias económicas de la pandemia; reforzando el peso de la industria, de alto valor añadido e innovadora; impulsando el emprendimi­ento; facilitand­o un mejor ajuste de la formación profesiona­l para la ocupación a las necesidade­s de las empresas; simplifica­ndo y reduciendo las cargas administra­tivas; promoviend­o la colaboraci­ón pública privada; reforzando la inversión es infraestru­cturas o defendiend­o políticas comerciale­s basadas en criterios de reciprocid­ad.

Nuestra economía no soportaría la sacudida que supondría un segundo parón, por eso, insisto, es responsabi­lidad de cada uno que no tengamos que volver a una etapa de confinamie­nto y responsabi­lidad de todos que la crisis económica se convierta en una oportunida­d. Tenemos ante nosotros un reto que sólo podemos afrontar en equipo.

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