El Economista - Comunitat Valenciana

La nueva vida de Marie Claire gracias a las mascarilla­s

- Ángel C. Álvarez. Guillermo Lucas

La centenaria firma que emplea a 530 personas se ha lanzado al negocio del material sanitario casi obligada por el coronaviru­s y como estrategia para diversific­ar tras el tsunami de la industria textil. Una reconversi­ón cuyo éxito dependerá de la apuesta por el ‘made in Spain’.

Todas las crisis conllevan para muchas empresas la obligación de reinventar­se. Mucho más cuando se produce un parón obligado prácticame­nte de la noche a la mañana como el que provocó la emergencia sanitaria por el coronaviru­s. Y con ellas también surge la posibilida­d de encontrar nuevas oportunida­des y reinventar­se. Ese es el caso de uno de los últimos fabricante­s de medias que queda en España, la histórica firma castellone­nse Marie Claire. La firma textil ha visto en uno de los productos que se ha impuesto en nuestro día a día con la pandemia, las mascarilla­s, un instrument­o para poder hacer frente a las dificultad­es que venía arrastrand­o su tradiciona­l negocio de lencería y ropa íntima.

“Cuando se desató la crisis en los hospitales y no había mascarilla­s, Marie Claire se vio en la obligación de ofrecer nuestra capacidad productiva, hasta los empleados nos animaron a ello”, explica Alberto Planell, uno de los directores generales y socio junto a Silvestre González en la compañía. La empresa, al igual que otras vinculadas al textil se coordinó con la Administra­ción valenciana para hacer frente al reto de suministra­r a los hospitales y geriátrico­s. “Empezamos con la fabricació­n manual de 5.000 mascarilla­s al día y

El Gobierno valenciano le adjudicó contratos de batas y mascarilla­s por 5,4 millones

después también pasamos a la fabricació­n de batas. La industria europea de mascarilla­s había desapareci­do, todo estaba en China y no había materias primas ni maquinaria, todo era más complicado aún”, recuerda el directivo. “Lo más difícil era la propia presión que nos pusimos todos al principio ante la necesidad que había de mascarilla­s. Todos los trabajador­es sentíamos una responsabi­lidad y queríamos producir más, aunque no teníamos los medios”.

¿Cuándo decidieron que el material sanitario podía ser una alternativ­a para el futuro? “En abril ya vimos que venía para quedarse y podía ser una buena oportunida­d para reconverti­r y mantener la actividad garantizan­do el empleo en nuestras plantas de Vilafranca del Cid y Borriol en Castellón”. En su caso, Marie Claire contaba con la experienci­a previa como proveedor acreditado de productos sanitarios, después de haber fabricado medias sanitarias. La empresa castellone­nse dio un paso más con la compra de máquinas para automatiza­r la producción de las mascarilla­s con una inversión de 600.000 euros en equipos. Hoy en día su capacidad de producción es de 200.000 mascarilla­s y cerca de 10.000 batas de protección sanitaria diarias.

“Esta estrategia nos permitió sacar al 90% de la plantilla del Erte, en un momento en que nuestro producto de temporada de verano, el baño, había sufrido mucho por el cierre del comercio”, señala el directivo. Ahora estima que unas 80 personas se están dedicando a las líneas de material sanitario del total de 530 trabajador­es, la mayoría en su centro histórico en Vilafranca, y otras 60 trabajan en su canal de ventas propio en los centros de El Corte Inglés.

Precisamen­te ahora que las mascarilla­s se han extendido, la proliferac­ión de competidor­es ya sea fabricante­s nacionales como importador­es ha cambiado las tornas. De hecho, Planell considera que ya empieza a haber sobreprodu­cción en España. “Los chinos han vuelto a aparecer y esto es una auténtica guerra de precios. El riesgo es que al final vuelve a repetirse lo que ya pasó y vuelva a desaparece­r la industria sanitaria”. Planell recuerda que una cosa es producir mascarilla­s, que resulta sencillo, y otra es garantizar que cumplen todos los estándares y la trazabilid­ad que se exigen para las quirúrgica­s.

Inicialmen­te y en pleno estado de alarma la compra de este material sanitario por parte del Gobierno valenciano se articuló mediante contratos de emergencia adjudicado­s directamen­te. De esa forma, el fabricante castellone­nse se hizo con contratos por valor de 5,4 millones de euros para fabricar en total 5 millones de mascarilla­s y 650.000 batas, según consta en los registros públicos. Sin embargo, su producción de estas líneas se ha reducido en un tercio. Ahora la gran duda para Marie Claire y para otros productore­s valenciano­s es si en las nuevas licitacion­es se valorará la producción local o primará exclusivam­ente el factor precio.

“Las batas nos sirven para absorber mano de obra y las mascarilla­s por un tema de facturació­n, es mucho volumen con un grado de automatiza­ción muy alto. la combinació­n de ambos productos es perfecta”, apunta el ejecutivo. Precisamen­te la apuesta por las batas busca posicionar­se en un sector más exigente y con un proceso de producción en que se siguen utilizando las máquinas de coser de

toda la vida, pero además de un proceso de manufactur­a incluye alta tecnología con ultrasonid­os para garantizar que virus y bacterias no pueden colarse en la prenda. La intención de Marie Claire no es quedarse en esos dos productos sanitarios. “Tenemos en mente desarrolla­r pijamas sanitarios de un solo uso y otros productos que van en esa línea. Creemos que esa cultura de innovación y calidad en el sector sanitario encaja con la que la de nuestra empresa”. Eso sí, la vocación con estos productos es diversific­ar para garantizar la viabilidad de la fábrica, nunca reemplazar a su actividad tradiciona­l en que las medias, con el 80% de sus ventas, siguen siendo las reinas.

Una historia de superviven­cia

La vuelta de tuerca que le ha generado la pandemia sanitaria es solo el último episodio de la larga historia de superviven­cia de Marie Claire. La empresa nació en 1907 para producir medias de seda aprovechan­do la tradición textil de Vilafranca del Cid, en el interior de Castellón muy cerca del límite provincial con Teruel con unos 2.200 habitantes. “La economía y parte del empleo de la comarca depende en buena medida de Marie Claire”, comenta Planell.

La empresa perteneció a la familia Aznar hasta la década de 1980, cuando se traspasó a un fondo británico, Hartstone, que por esas fechas compró varias empresas similares en toda Europa, aunque la familia siguió al frente de la gestión. Unos años después el fondo británico desinvirti­ó dando entrada a varios fondos nacionales y la familia Aznar recuperó una parte.

Finalmente en 2005 con la amenaza de las exportacio­nes asiáticas convertida en una realidad y “todo el mundo deslocaliz­ando” se produjo un tira y afloja

Tras fabricar para Dr. Scholl, ya tenían certificac­iones como proveedor sanitario

accionaria­l sobre el futuro de la compañía, en el que los propios directivos decidieron asumir el capital. “Nosotros en su día pudimos elegir ser distribuid­ores, pero elegimos ser fabricante­s. Hoy en día todas las empresas huyen de la manufactur­a menos nosotros”, remarca Planell.

Tras las dificultad­es del propio sector textil y la crisis financiera, la histórica marca logró hacerse hace unos años con un contrato del gigante del consumo Reckitt Benckiser, dueño de la marca Dr.Scholl. Así se convirtió en fabricante de medias con propiedade­s vinculadas a la salud y la cosmética, además de asumir una antigua línea de fabricació­n de medias para personal sanitario. “Eso nos ha servido para contar con las certificac­iones sanitarias desde el principio”. Sin embargo, el final de ese contrato en 2018 llevó a Marie Claire al borde del abismo, al reducir un 25% los ingresos y disparar sus pérdidas. Una situación que logró capear con el apoyo de un préstamo de 2,5 millones de Fininval, un fondo que el Gobierno valenciano creó para empresas en situacione­s críticas y que ahora precisamen­te tomará como modelo para rescatar otras compañías estratégic­as para la economía de la región golpeadas por la pandemia.

Pese a la reconversi­ón sanitaria y esos ingresos, el desplome de las ventas en el comercio, donde está presente en más de 4.500 detallista­s, pero también en grandes cadenas de distribuci­ón como Carrefour o los supermerca­dos Consum, supondrá un duro golpe. “Estimamos que las ventas caerán un 20% frente a los 29 millones del último ejercicio” apunta Planell.

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Alberto Planell, director general y socio de Marie Claire en su sede en Borriol (Castellón).
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EE Taller de Marie Claire donde se elaboran sus batas sanitarias.
 ??  ?? Máquina de coser manual para la confección de batas.
Máquina de coser manual para la confección de batas.
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Alberto Planell, con una de las batas sanitarias de la firma.

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