La deuda que más puntúa
Qué rentabilidad cabe esperar en cada activo de renta fija
Los mínimos de rentabilidad de la renta fija van quedando atrás a medida que nuevos jugadores entran en la partida. Un petróleo más caro, que esta semana ha superado la cota de los 80 dólares, ha sido el encargado de disparar las expectativas de inflación y acercar, así, la posibilidad de una subida de tipos en Europa. Ese es el escenario que explica la venta de bonos y subida, por ende, de sus rendimientos, con el americano por encima del 3 por ciento, y que ha elevado de forma súbita la expectativa de rentabilidad de todos los tipos de renta fija en los últimos días.
Así, según las cestas representativas de deuda pública, corporativa, global, emergente y high yield agrupadas en distintos índices de Bloomberg, los retornos que cabe esperar de estos activos oscilan entre el 1,4 por ciento del gubernamental en la parte baja, y el 6,03 por ciento de los bonos con una elevada probabilidad de impago en la parte alta. “Podemos encontrar oportunidades tanto en el universo desarrollado como en los mercados emergentes”, opina el equipo de renta fija de M&G, “pero debemos ser especialmente selectivos y prestar atención a la inflación, que será uno de los mayores riesgos al que tendrán que enfrentarse en los próximos meses”, añaden. El dólar, en cambio, se puede convertir en un potencial viento a favor si alcanza los 1,17-1,18 dólares.
Deuda pública: 1,4%
Del tipo de deuda que menos se puede esperar es de la soberana, un 1,4 por ciento. “Las actuales caídas en precio han abaratado a los bonos a niveles donde las rentabilidades empiezan a ser interesantes”, dice Gonzalo Ramírez Celaya, director de renta fija y estructurados de Tressis. Al son del bono americano, los europeos –especialmente el italiano, que ha sufrido el desgobierno de la región– también han corregido. “La pregunta que nos debemos hacer”, reflexiona Celaya, “es si el aumento de los tipos americanos serán correspondidos en Europa con un alza de tipos después de ver un IPC en la zona euro cada vez mas lejos de los objetivos del BCE [el 2 por ciento]”. Según los últimos datos publicados en la eurozona, la inflación subyacente se sitúa ahora en el 0,7 por ciento y en el 1,2 por ciento si se incluyen los precios de la energía y alimentación. Si la caída en precio de los bonos denominados en euros se ha debido a un contagio de la curva americana y no a una realidad de cambio en la curva de tipos europea, continúa, “pensamos que es una posibilidad de inversión”.
En la misma línea reflexiona Enrique Lluva, subdirector de renta fija de Imantia Capital, donde no se muestran favorables a tomar posiciones en deuda pública a pesar de las recientes caídas en la periferia. En su opinión, el de este movimiento “ha sido, sin duda, la incertidumbre que están sembrando en el mercado los partidos que bus-
can un acuerdo en Italia, pero no sabemos qué parte del movimiento se debe también al fuerte movimiento de ruptura en Estados Unidos. Ante esa duda, en Imantia hemos preferido asegurar y comprar bono italiano a 5 años, donde sabemos que el fuerte movimiento se debe a la variable política local, que esperamos se reconduzca con el paso de las fechas”.
En el caso del bono americano, los gestores señalan al 3,6 por ciento como el nivel atractivo para comprar y a partir del cual empezaría competir con la bolsa. El problema, en el caso de invertir en deuda en dólares, es que el coste de cubrir la divisa está en máximos y se
come prácticamente toda la rentabilidad.
Global: 2,05%
Pero quizás, donde se observa que la deuda puede convertirse en rival de la bolsa antes de lo previsto es en la expectativa de rentabilidad de una cartera de bonos global, en la que se incluye deuda pública y corporativa de países desarrollados y emergentes. La razón es que, por primera vez en cinco años, ha vuelto a superar el 2 por ciento. Es justo el doble que en junio del año pasado, cuando apenas alcanzaba el 1 por ciento, el nivel más bajo desde que el índice que agrupa a estas referencias (el Bloomberg Barclays Aggregate Bond) ofrece datos, es decir, desde, al menos, 1990.
Los fondos que agrupan todos estos tipos de deuda obtienen rentabilidades medias del 2,24 por ciento anualizadas a cinco años, aunque, entre los accesibles al particular en el mercado español y que, además, no aplican comisión de entrada, es posible encontrar otros más rentables (ver gráfico inferior).
Deuda corporativa: 3,16%
La deuda corporativa es la que genera más pérdidas en lo que llevamos de año: superiores al 4 por ciento. “Ha llegado el momento de ser más prudentes con el crédito”, opina el equipo de renta fija de M&G, en parte, explica, porque las valoraciones perdieron ya cierto atractivo en 2017 después de un periodo de buen rendimiento. Cuando se les pregunta en qué segmentos se puede encontrar alguna oportunidad, señalan a los bonos flotantes denominados en dólares, emitidos por la gran banca de Estados Unidos, “que deberían recoger los beneficios del fortalecimiento de la economía americana y del aumento de tipos por parte de la Fed”.
Además de los bonos flotantes, otro de los tipos de deuda corporativa que, hasta ahora, entraba en todas las quinielas de las firmas era la deuda subordinada. Sin embargo, en opinión de Lluva, ha perdido algo de atractivo por lo bien que se había comportado en el pasado y por la alta correlación que tiene con los movimientos de riesgo en el mercado. “Nos seguimos quedando con titulizaciones hipotecarias y deuda bancaria en general, con cierta preferencia por la deuda senior y senior non prefer”, detalla.
Si se producen otras dos subidas de tipos de interés en Estados Unidos este año y, finalmente, Europa tiene la suya en junio de 2019, eso irremediablemente encarecerá el precio que las empresas pagan por financiarse en el mercado, dejando atrás los récords históricos marcados en años pasados. El hecho de estar en la última parte del ciclo, explican en Schroders, junto con un alto nivel de apalancamiento, “implica que los inversores deberán exigir mayores primas de riesgo en el futuro”.
Emergentes: 5,56%
En lo que respecta a los emergentes, la visión de los expertos es positiva. “Vemos la reciente volatilidad
como una oportunidad. Nuestra visión en la casa es que veremos un dólar más fuerte, pero creemos que la mayoría de emergentes están en forma para manejar la fortaleza del dólar en estos momentos”, señala Bill Chepolis, responsable de renta fija en EMEA de DWS. Y es que la apreciación del billete verde en las últimas semanas (ha subido un 5,2 por ciento frente al euro en un mes) perjudica a las economías emergentes. El carry trade, aquella fórmula por la cual un inversor en dólares decide comprar deuda extranjera –por tanto, su divisa–, aprove- chando la diferencia de rentabilidad que le ofrece la deuda emergente, está en peligro ya que la subida del dólar amenaza con borrar todas las ganancias y provocar, por ende, salidas de capitales. Esta situación ha hecho que las principales divisas latinoamericanas registren pérdidas frente al dólar desde la primera subida de tipos de Argentina el pasado 27 de abril, lideradas por el peso argentino (-14 por ciento), la lira turca (-5,4 por ciento) y el real brasileño (-5 por ciento). Además, por otro lado, muchas empresas se han financiado en dólares a tipos mínimos en Estados Unidos, por lo que la apreación del billete
verde encarece su coste de endeudamiento. La visión de M&G sobre los emergentes también es positiva: “Existen oportunidades si se sabe escoger correctamente”. En su opinión, “estamos en un escenario diferente al de 2013 con el taper tantrum, a pesar de los rumores del mercado. Desde 2013, hemos visto cambios de calado en los emergentes, entre los que destacaríamos el ajuste casi generalizado del déficit por cuenta corriente. Creemos que el siguiente paso será el ajuste del balance fiscal, como ya hemos visto en México, y que aún es una asignatura pendiente en la mayoría de países de la región”.
Por su parte, Lluva, de Imantia, cree que el vertiginoso rally del dólar parará y esto “dejará ver de nuevo las bondades que el ciclo global y la evolución de las materias primas sobre las economías emergentes en general”. Por lo que aconseja ir tomando posiciones incluso en divisa local.
High yield: 6,03%
Las expectativas de rentabilidad en el área high yield se elevan hasta el 6,03 por ciento, según recoge Bloomberg. Las más elevadas de todas las categorías. Los bonos con alta probabilidad de impago es una de las áreas en las que DWS encuentra oportunidades, sobre todo en Europa ya que “el crecimiento global sigue siendo sólido, salvo excepciones en el mercado, y las tasas de impago son relativamente bajas, algo que apoya a esta clase de activos”. Al final, “todos los bonos tienen riesgo”, puntualizan desde Tressis. “Las situación geopolítica, la inflación, el petróleo... nos confirman que si no somos cuidadosos en la elección del emisor tenemos riesgo de sufrir movimientos de precio que en algunos casos nuestro perfil de inversor no pueda aguantar”, justifican.