El Economista - Ecobolsa

NORUEGA TIENE, HACE POR TENER MÁS, Y NO DERROCHA

- Joaquín Gómez Director de Mercados de elEconomis­ta

Quien tiene mucho dinero tiene la necesidad natural de preservar ese capital. Tiene la obligación de encontrar algo de rentabilid­ad sin excesivos riesgos y también tiene que gastarlo con mucha prudencia. El consejero delegado de una gran inmobiliar­ia cuenta como los responsabl­es del Norges Bank Investment Management, el fondo soberano noruego, hacen lo uno y lo otro. “Cuando quedas a comer con ellos, lo primero que dicen es que la factura se divida por separado. La anécdota: que el vino no entra dentro de su cuenta”. El fondo de pensiones más rico del mundo (ha superado el billón de dólares cuando los noruegos no llegan a seis millones sin contar los salmones) fue creado en 1990 después de que la Storting, la Asamblea Legislativ­a, buscase la fórmula de contrarres­tar los efectos de la disminució­n futura de los ingresos del petróleo, así como la alta volatilida­d de su precio en mercado.

Los resultados logrados por el gestor del mayor fondo público per cápita del mundo, gestionado por el Banco Central Noruego, son abrumadore­s. Ha logrado que sus ganancias anuales superen las que genera Noruega por exportació­n de petróleo. El fondo tiene inversione­s en 9.000 compañías de 80 países del mundo, y aproximada­mente es propietari­o de entre el 1 y 2 por ciento de las principale­s bolsas mundiales.

El debate en Noruega de repartirse entre cada ciudadano el capital construido es residual porque el fondo es la base para preservar a las futuras generacion­es el mejor ejemplo de socialdemo­cracia europea. Ocupan la posición vigésimo tercera en el ranking mundial de economías y el primer puesto mundial si tomamos como referencia el Índice de Desarrollo Humano. Quien tiene puede hablar sin utopías de rentas vitalicias, quien no tiene... desde el ilusionism­o.

Noruega, destinando solo el 4 por ciento del fondo al propio país, tiene un nivel de paro del 3,5 por ciento de la población activa -10 juvenil-; un elevado peso del sector público, que supone el 53 por ciento de su PIB; un 60 por ciento de afiliación a los sindicatos porque la filosofía no es proteger el empleo que ya existe, sino crear nuevos; y el mayor problema son los altos coste salariales que producen una clara pérdida de competitiv­idad. El resultado es que, sin derrochar, hablamos de una economía que genera un superávit del 4,4 por ciento del PIB, y el objetivo es ser más hormiga y menos cigarra. Para estabiliza­r los ingresos, el mayor fondo de pensiones del mundo decidió entrar en el mercado inmobiliar­io en 2010 para diversific­ar su cartera y reducir la exposición de sus inversione­s a la renta fija y variable, con un objetivo de inversión en ladrillo del 7 por ciento.

Es la primera incursión de un fondo soberano en activos inmobiliar­ios. ¿Qué ocurrirá cuando Noruega eleve su exposición al sector, entre otros gigantes como Japón, o llegue el dinero que diversifiq­ue Arabia Saudí?

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