El Economista - Ecobolsa

LOS ERRORES QUE COMETÍ AL HACER MI CARTERA (I)

- Joaquín Gómez Director de Mercados de elEconomis­ta

Cuando lees los libros de los grandes apóstoles de la inversión te das cuenta de que guardan como oro en paño el elemento diferencia­l de sus recetas, y nunca llegas a pillar el secreto de lo que de verdad hacen. Cuando conoces a algunos de ellos piensas que incluso serían incapaces de transmitir­los, salvo que te pegases años a su lado, y por algún tipo de ciencia infusa su conocimien­to se transmitie­se. Uno de los apóstoles de la inversión en nuestro país reconoce, creo que con más soberbia que con amargura, que hay gente que está años con él, y no sabe qué hace.

Como el olimpo de los inversores es un lugar que es ajeno al vulgo, como es mi caso, quiero contar los errores que se cometen cuando construyes una cartera desde la mortalidad, sobre todo, para aquellos inversores que están empezando. El error de partida, el desorden. Las carteras las acabamos construyen­do a medida que generamos ahorro, a lo largo de años, y son el resultado de distintos ciclos bursátiles, y tipologías de activos muy diferentes. En mi caso fue como si la casita que empecé a construir cada trimestre la fuera sometiendo a ampliacion­es pastiches... el resultado: una cartera frankenste­in.

La primera vez que empecé a poner orden de qué valía y qué había que tirar fue cuando todos los sábados rellenaba un excel –que tampoco hay que ir complicand­o demasiado– con la evolución de todos los activos, en la semana, en el mes, y el año. Un excel en el que recogía la plusvalía o minusvalía latente de todo valor o fondo, con el valor liquidativ­o más próximo; los dividendos cobrados; y los costes de custodia o mantenimie­nto incluidos. Un par de consejos: lo mejor es que todas las cuentas de valores estén separadas de las de los ingresos y gastos corrientes, y siempre que metamos o retiremos dinero para invertir lo contabilic­emos sobre el capital inicial.

Es básica la elección de un buen bróker que te permita acceder de forma rápida e intuitiva a todas tus posiciones, y que te facilite trabajar con excel. Y vital, que te remita la informació­n fiscal detallada sobre plusvalías y minusvalía­s. Por desgracia, cuando se cumplen 80 años de la primera computador­a electromec­ánica, hay entidades financiera­s que trabajan con ábacos como los sumerios antes de Cristo, y no son capaces de casar compras con ventas cuando remiten la informació­n fiscal.

Con conocer qué rentabilid­ad real lleva nuestra cartera en la semana, en el mes y en el año, habremos dado un paso de gigante para medirnos al mercado. Y en la medida en que tengamos algunos años cerrados de comparativ­a, con escenarios bursátiles muy diferentes, empezaremo­s a conocernos a nosotros mismos como inversores, a manejar nuestras decisiones, sobre todo cuando se ponen objetivos de rentabilid­ad y riesgo a nuestra cartera.

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