EEUU saca músculo al borde del mayor ciclo alcista de la historia
Acumula un ascenso del 320% desde los mínimos de 2009 y se queda a poco más del 1% de volver a tocar máximos históricos y coronar el ciclo de subidas más largo de la historia. Eso sí, en términos de rentabilidad aún se queda lejos del 418% logrado antes del estallido de las ‘puntocom’
Entre los vaivenes generados en lo que llevamos de año por el pulso arancelario del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, además de las tensiones geopolíticas con Irán, Rusia y actualmente con Turquía, sin pasar por alto las rencillas con otros aliados como Canadá o la Unión Europea, la renta variable americana sigue manteniendo el tipo. De hecho, el próximo miércoles, 22 de agosto, y salvo cataclismos inmediatos, el S&P 500 acumulará 3.453 cierres bursátiles sin haber experimentado una caída del 20 por ciento, lo que implicaría el inicio de un mercado bajista. Y de esta solidez dependerá el futuro de otros mercados desarrollados, ya que sin la fortaleza de Wall Street se antoja complicado que bolsas como las europeas puedan recuperar el pulso alcista.
Los más optimistas bautizan ya esta racha como el ciclo alcista más largo de la historia para la bolsa americana, aunque es cierto que todavía deberían tocarse al menos récords históricos para comenzar a contemplar dicha afirmación. Aún así, razones no faltan para alardear del poderío acumulado por el S&P 500 desde el 9 de marzo de 2009, con una rentabilidad del 320 por ciento en su precio solo superada por el 418 por ciento registrado antes de la explosión de las dot.com. En términos de duración, la tendencia actual duplica la media de los 12 mercados alcistas registrados desde 1947.
De momento, en lo que va de año Estados Unidos vuelve a mostrarse más sólido que Europa en otro ejercicio en el que los analistas en un principio veían un potencial mayor en el Viejo Continente. “Mientras haya turbulencias en China, Turquía e Italia y la Fed suba tipos al mismo tiempo, los activos de EEUU continuarán machacando cualquier competencia”, señalan en Nordea.
Tras los máximos logrados el pasado 26 de enero, la incertidumbre generada por la agenda de subidas de tipos de interés que coteja la Fed, en dicho momento a punto de materializar un cambio de mandos de Janet Yellen a Jerome Powell, así como el conflicto comercial abierto entre Washington y Pekín comenzó a ensombrecer el trote sincronizado de la economía mundial. “Antes de entrar en la temporada de beneficios del segundo trimestre, hubo preocupaciones en el mercado sobre el impacto de un dólar en ascenso y un crecimiento económico mundial más lento para las empresas del S&P 500 con una mayor exposición global”, reconoce John Butters, analista senior de FactSet, quien determina que dichos miedos estaban infundados.
Con el 91 por ciento de los componentes del indicador ya habiendo presentado sus cuentas, el beneficio por acción acumula una subida del 24,6 por ciento, su mejor marca desde el tercer trimestre de 2010. Las ventas han crecido un 9,9 por ciento, un ritmo no visto desde el año 2011.
“2018 está siendo un año espectacular para los beneficios empresariales”, destaca David Kelly, estratega jefe de JP Morgan Asset Management. Entre los factores más obvios, como el efecto derivado de la rebaja del impuesto de sociedades instaurada en diciembre del año pasado, también menciona un crecimiento real del PIB que superará el 3 por ciento en el conjunto del año y una tasa de paro que ha llegado a tocar mínimos no vistos desde diciembre de 1969. Ni el paso firme de la Fed, que ya ha movido ficha subiendo tipos en dos ocasiones este año y podría hacerlo otras dos más, ni el aplanamiento de la curva de rendimientos del bono americano, cuya inversión suele ser síntoma de los últimos coletazos del ciclo económico, han evitado que los inversores globales hayan optado por mirar a Estados Unidos a la hora de refugiarse de los eventos geopolíticos y las primeras señales de debilitamiento económico de algunos países, especialmente emergentes.
Solo en el segundo trimestre, los inversores han inyectado alrededor de 40.000 millones de dólares a la bolsa americana y otros 8.000 millones de dólares a los fondos de renta fija. Por el contrario, entre mayo y junio, la renta variable europea ha visto como se han esfumado más de 17.000 millones de dólares en inversiones mientras el mercado de renta fija sufría los mismos derroteros por un valor aproximado de 8.000 millones de dólares.
Hablando del dólar, cuya fortaleza ha generado estragos en los emergentes a lo largo de las últimas semanas, el billete verde podría comenzar a relajarse en los próximos meses. Desde Goldman Sachs, estiman que la divisa estadounidense se debilitará un 7 por ciento en el próximo año. “Desde el punto de vista del comportamiento del precio, históricamente el S&P 500 ha sumado un 1,7 por ciento durante los meses con movimientos a la baja del dólar frente a las caídas del 0,5 por ciento en los periodos con movimientos al alza”, aclara Cole Hunter, estratega de divisas de la entidad.