El Economista - Ecobolsa

Las cinco sesiones de infarto en Dia

La compañía cotiza con un descuento del 26% por ratio ‘EV/ebitda’ sobre las principale­s firmas europeas tras el recorte de estimacion­es y su desplome

- Por Laura de la Quintana

En qué punto está la acción frente a sus comparable­s y qué esperar

El futuro es incierto para una compañía sobre la que el mercado se pregunta hoy si su situación es tan delicada como la pinta su nuevo dueño, el inversor ruso Mikhail Fridman, fundador de Letterone, un vehículo de inversión con sede en Alemania. “Nos reunimos con ellos allí hace algo más de un mes para ver cuál era el modelo de gestión que tenían planteado para Dia. Nada más cerrar la puerta, al salir, decidimos vender todo lo que teníamos en cartera de la compañía”, afirman fuentes de una de las mayores gestoras de fondos españolas.

La semana en la que la cadena de distribuci­ón ha generado más interrogan­tes que nunca en su corta historia como cotizada –saltó a bolsa en 2011–, ha sido la misma también en la que todos los implicados han dado la vuelta a las cartas que tenían sobre la mesa. Su acción se ha desplomado un 53,6 por ciento desde que el pasado lunes Dia anunciara un

profit warning (rebaja de estimacion­es) para este año. Estima que el ebitda (beneficio bruto operativo) caerá hasta los 350-400 millones de euros, un 38 por ciento inferior a 2017, a lo que habría que restar el impacto en cuenta de que Argentina sea desde el verano una economía hiperinfla­cionaria; y, además, la firma estima un agujero de 70 millones en su patrimonio, algo no contabiliz­ado hasta ahora. Y suspendió, además, el dividendo para 2019.

Tras pérdidas del 79,5 por ciento en el año, lo que vale Dia hoy en bolsa se encuentra un 54 por ciento por debajo del precio que, teóricamen­te, le otorgaría un multiplica­dor EV/ebitda similar al de sus comparable­s europeas. Con una capitaliza­ción de 547 millones de euros, la previsión de que, al menos, la deuda neta de la firma se mantenga sobre los 1.230 millones –datos a cierre del primer semestre– y un ebitda que, según comunicó la compañía, se situará, en la parte baja, en los 350 millones de euros, el EV/ebitda de Dia para este año se coloca ligerament­e por encima de las 5 veces (ver gráfico). Esto es un 26,5 por ciento por debajo de las 6,8 veces a las que cotizan, de media, las seis mayores cadenas de distribuci­ón en Europa, entre ellas Carrefour, Delhaize, Tesco o Colruyt.

Para situar a Dia a la misma ratio EV/ebitda que sus homólogos continenta­les, su capitaliza­ción debería alcanzar los 1.150 millones de euros y sus títulos deberían cotizar ligerament­e por encima de los 1,8 euros por acción, cuando el viernes cerraron en 88 céntimos. Después de la rebaja de recomendac­ión llevada a

cabo por una docena de casas de análisis, su precio medio objetivo está en los 1,4 euros, aunque todavía se trata de revisiones a vuelapluma. La recomendac­ión del consenso ya era vender antes de los cinco días de infarto.

15 de octubre

JP Morgan publicó a primera hora de la mañana un informe, en principio, demoledor sobre Dia, lo que llevó a sus títulos a cotizar con caídas del 8 por ciento en las primeras horas. Lo que no esperaba la casa americana es que sus previsione­s quedaran obsoletas cuatro horas más tarde, tras el

profit warning. Al cierre de la sesión el desplome alcanzó el 42,2 por ciento, uno de los mayores protagoniz­ados por una compañía del Ibex 35 en su historia. “Dia se ha dado cuenta de que las expectativ­as del mercado eran demasiado altas y han decidido lanzar este mensaje”, apuntaba hace cinco días Elena Fernández, analista de Bankinter. Fue, entonces, cuando Fridman decidió

limpiar a fondo los armarios, decir que todo lo anterior se hizo mal, pero que, gracias a él y a los tres consejeros que ha colocado en el Consejo de Administra­ción, la compañía

se salvará. Uno de ellos es Stephan Ducharme, actual vicepresid­ente y quien sustituye de manera momentánea a Ana María Llopis en la presidenci­a, quien ya tenía pensado salir de la compañía en 2019.

“O todo ha sido muy precipitad­o o están esperando a que Fridman compre la compañía con una opa para hacerle presidente”, aseguran fuentes del mercado. De producirse, se espera para finales de enero del próximo año, ya que esquivaría la obligación de pagar el último precio más alto al que compró acciones de Dia, a 2 euros.

16 de octubre

Los analistas comienzan a hacer sus números al tiempo que se conoce que la compañía ha decidido suspender de empleo y sueldo a Amando Sánchez Falcón, su ya ex director financiero, hasta que se “puedan dirimir responsabi­lidades”, afirmaban entonces fuentes conocedora­s de la situación.

Firmas como Barclays, Renta 4 o Banco Sabadell estiman una caída media del ebitda en el segundo semestre hasta los 110-130 millones de euros. El impacto en márgenes –históricam­ente elevados para Dia, que llegaron a situarse hace unos años en el 8 e, incluso, el 9 por ciento– llevará a esta ratio a colocarse por debajo del 5 por ciento. Todos confían en que el 30 de octubre, día en que presentará sus resultados, Dia aporte más datos. Especialme­nte preocupant­e es esta situación en Iberia –el 67,1 por ciento de sus ventas comparable­s– donde se vería reducido en 2018 hasta el 4,5 por ciento, ante la competenci­a de Mercadona y Lidl. Esta caída podría agravarse ante la intención de la firma de Juan Roig de entrar también en Portugal.

17 de octubre

El mercado empieza a especular con una ampliación de capital. Algunas de las principale­s casas de análisis españolas, como Banco Sabadell y Renta 4, estiman que, de producirse, alcanzaría los 300 millones de euros, más de la mitad de su capitaliza­ción. ¿Los motivos? Son dos. El primero de ellos es el interés que podría tener para su principal accionista, Mikhail Fridman, esta vía. Le permitiría incrementa­r su participac­ión en Dia a precios de derribo, tal y como cotiza la compañía actualment­e. A cierre de la sesión de ayer Letterone ostenta ya de manera directa el 29 por ciento de la compañía, después de que cumpliera el plazo para el 14 por ciento que tenía prestado a través de derivados.

Distintas fuentes de mercado consultada­s por elEconomis­ta hablan claramente de que “Fridman se encuentra detrás de parte de las posiciones bajistas que existen sobre el valor a través de Goldman Sachs”, actualment­e con una participac­ión del 16,12 por ciento. La otra derivada que abocaría a Dia a realizar una ampliación son las dificultad­es con las que se encuentra para refinancia­r su deuda actualment­e. Distintas casas de análisis apuntan a que la ratio de endeudamie­nto podría dispararse por encima de las 3,5 veces su ebitda en 2018, incumplien­do el compromiso (covenant, en jerga financiera) con los bancos con los que tiene firmados 525 millones de euros en préstamos sindicados, además de deuda emitida en mercado que supera los 900 millones para una caja de sólo 174 millones a cierre del semestre. Desde Renta 4, Ana Gómez, apunta a que, en caso de que esto suceda, “los tenedores de deuda podrán exigir a la compañía la devolución del principal y la ejecución del préstamo”.

18 de octubre

La rentabilid­ad exigida a las tres emisiones de deuda que cotizan en el mercado se ha disparado. Dia cuenta con tres bonos con vencimient­os a 2019, 2021 y 2023. La de más corto plazo llegó a superar el 17 por ciento a cierre de la sesión en Europa, antes de conocer la rebaja de la calificaci­ón a bono basura por parte de Moody´s que habla de riesgo de impago. Fue la única sesión en la que la acción subió en la semana –un 5,36 por ciento–.

19 de octubre

Dia cierra la semana habiéndose dejado por el camino un 53,6 por ciento de su valor. Dos horas más tarde, S&P remató a la compañía al sumarse a Moody´s y rebajar la calificaci­ón de su deuda hasta bono basura, un escalón incluso por debajo que su homóloga, y habla de riesgo de liquidez (ver página 13 de

Empresas). El bono a 2019 se situó ya en el 23 por ciento. Hace sólo una semana que los inversores exigían para comprar su deuda el 0,61 por ciento.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain