Inferencias de la menguante pensión pública
Con la tradicional campaña de fin de año de planes de pensiones ya en marcha, el nuevo número de ‘Inversión a Fondo’ recuerda que estos productos interesan más a quien más cobra, pero que pueden resultar atractivos para cualquier nivel de ingresos siempre que se espere cobrar menos jubilado que en activo. La idoneidad de la gestión activa o la pasiva es otro de los temas principales.
Los españoles tenemos la mala costumbre de esperar hasta final de año para realizar aportaciones al plan de pensiones privado, aunque eso pueda implicar, en ocasiones, perder oportunidades de mercado. Los lanzamientos y promociones que en estas fechas anuncian las entidades vienen, en ocasiones, acompañados de regalos que enmascaran contraprestaciones como la permanencia o el nivel mínimo de aportación, algo a tener en cuenta para quien esté estudiando contratarlos.
Cuándo interesan los planes de pensiones privados
Los planes de pensiones privados, un complemento ideado para apoyar a la pensión pública de jubilación, cuenta con ventajas fiscales precisamente para incentivar el ahorro a largo plazo. Es un hecho que estos productos son más atractivos para las rentas más altas: una aportación del mismo importe permite ahorrar más a una persona que cobre 60.000 euros que a otra que perciba 30.000; pero pueden resultar interesantes para ciudadanos de cualquier nivel de ingresos siempre y cuando esperen que su renta vaya a ser inferior al jubilarse. Precisamente por eso, el sistema público de pensiones español, incapaz de mantener sus niveles actuales de cobertura, no hace sino apoyar el atractivo de estos vehículos de ahorro a largo plazo. Unos productos cuyo talón de Aquiles ha sido, tradicionalmente, su renta- bilidad, más modesta que la de los fondos de inversión. Queda pendiente, eso sí, concienciar a los españoles de que tienen que ahorrar cuanto antes porque todavía no han asumido que van a vivir más años que sus padres.
Con la mirada puesta en el Congreso de Estados Unidos
Las Midterm elections –o elecciones de mitad de mandato, por celebrarse dos años después de la elección del presidente del país– de Estados Unidos se celebrarán el próximo 6 de noviembre y todo indica que los republicanos cederán el control de la Cámara Baja a los demócratas. Un resultado que, en opinión de los expertos, se traduciría en una mayor supervisión de las directrices de Donald Trump y una clara resistencia a las políticas del mandatario, así como el riesgo de que se emprendan procedimientos de juicio político (como un impeachment). Es cierto que, de cara a estas elecciones –y dejando de lado los tuits lanzados por Trump– la economía de EEUU sopla a favor, con un crecimiento anual próximo al 3 por ciento.
La volatilidad trae a la palestra la gestión activa
El regreso de la volatilidad al mercado pone en valor la gestión activa frente a la pasiva (aquella en la que los productos se limitan a replicar el comportamiento de índices de referencia). Pero la idoneidad de una u otra fórmula depende de varios factores, desde el momento de mercado hasta el activo del que se trate y de los tiempos a los que se invierta. Así, en rachas alcistas lo más adecuado es emular a un índice en lugar de intentar superarlo; y, por otro lado, en el largo plazo los datos han demostrado que es difícil que un gestor activo bata a su índice de referencia.
El real ya está celebrando la victoria de Jair Bolsonaro en Brasil
La previsible victoria del ultraderechista Jair Bolsonaro en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, que se celebra este domingo 28 de octubre, ha calmado al mercado carioca, que inicialmente temió la victoria del discípulo de Lula, Fernando Haddad, y que receló de la presencia de candidatos de extrema izquierda. El real, que a mediados de septiembre tocó su mínimo histórico, lleva semanas repuntando contra el dólar al calor de este resultado, al tratarse Bolsonaro del candidato preferido por el mercado. La divisa no es la única que ha remontado: el Bovespa acumula una revalorización cercana al 12 por ciento en mes y medio.
¿Quiere convertir a su bebé en un jubilado multimillonario?
Imagine que hoy mismo nace su hijo. Imagine que se propone que ese recién nacido se jubile, dentro de 65 años, con un ahorro de un millón de euros. Según los cálculos de Morningstar, podría conseguirlo sin arruinarse. Suponiendo una rentabilidad neta del 4 por ciento y teniendo en cuenta el efecto de la inflación, lo lograría invirtiendo menos de 300 euros al mes durante esas más de seis décadas.