El Economista - Ecobolsa

ACS será milmillona­ria de nuevo con el mejor dividendo de la construcci­ón mundial

La firma presidida por Florentino Pérez ofrece el mayor crecimient­o y el mejor dividendo de la industria, pero debería cotizar con un descuento por ‘holding’

- Por Carlos Simón

Si hay una compañía en el mercado español que se ha transforma­do en los últimos años esa es ACS. Un analista bromeaba incluso sobre cómo ha pasado de un mosaico de actividade­s en los que se encontraba­n la gestión de autobuses, la producción de electricid­ad y la edificació­n de puentes a ser la compañía de construcci­ón con un mayor negocio internacio­nal en todo el mundo.

Precisamen­te esta evolución es la que permitirá a la firma presidida por Florentino Pérez volver a formar parte del selecto grupo de las compañías milmillona­rias del Ibex en 2019, es decir, las que ganarán más de 1.000 millones ese ejercicio. Dentro del contexto de las grandes del sector europeo, los expertos prevén que ACS sea la que más crezca en

ebitda (beneficio antes de impuestos, amortizaci­ones, intereses y depreciaci­ones) en el próximo trienio pues calculan que para 2020 alcanzará los 2.670 millones de euros, un 26 por ciento más respecto a 2017.

La mencionada transforma­ción no sólo se ha llevado consigo otros negocios alejados de la construcci­ón, también el sesgo de concesiona­ria ya que no se dedica a explotar los activos que construye, con lo que el activo de su balance ha perdido toda correlació­n con las ventas anuales de la compañía. De hecho, ya el año pasado, su cifra de negocios alcanzó los 34.898 millones de euros, superando la cantidad del total de activos en el balance, que se cerró con 31.880 millones.

A falta de los detalles de cómo se repartan los activos de Abertis, ACS se ha alejado de ser una firma de infraestru­cturas al uso como pueden ser Ferrovial, Vinci o Eiffage, por ejemplo. “Es principalm­ente una constructo­ra pura, aunque no hay que ignorar su negocio de servicios industrial­es”, apunta Ignacio Cantos, analista de Atl Capital, que reconoce que la compañía “se ha convertido en dependient­e de los contratos cada año, sin embargo, compensa esta debilidad con una gran diversific­ación geográfica de forma que, a menos que haya una recesión a nivel global, ACS no debería sufrir en este sentido”.

En la misma línea, Alfredo del Cerro, analista de Banco Sabadell, indica que “el hecho de tener gran parte de su negocio en mercados desarrolla­dos le da una gran estabilida­d y seguridad a la hora de promover nuevos proyectos”. La compañía cuenta con negocio en casi todo el mundo, sin embargo, tienen especial relevancia sus proyectos en Esta-

dos Unidos y Australia. Según los datos recogidos por FactSet, solo en estos dos países ingresa cerca del 60 por ciento de las ventas totales del grupo.

No obstante, hay dos inconvenie­ntes en esta alta diversific­ación. Por un lado, el efecto divisa a veces puede presionar a la baja los números de la compañía, como ha sucedido este año con los dólares (estadounid­ense y australian­o). Por otro lado, tal y como explica Rafael Fernández, experto de GVC Gaesco, “es una empresa con una estructura muy compleja, en la que se encuadran otras dos compañías cotizadas como son Hochtief y Cimic, con sus contabilid­ades específica­s y ahora con Abertis, por lo que debería cotizar con un descuento por holding”.

La mejor recomendac­ión del sector

Desde mediados de 2015, ACS recogía una clara recomendac­ión de compra por parte del consenso de analistas, sin embargo, ésta la perdió a comienzos de este ejercicio, ante los riesgos de que adquiriera Abertis sola y con una prima elevada. No obstante, desde que se anunció la entrada de Atlantia, con el ahorro que esto ha supuesto para la compañía de Pérez, el mercado le ha devuelto la confianza, mejorando de nuevo su consejo de mantener a comprar y ahora es incluso el mejor de todo el sector del Viejo Continente.

Otra de las principale­s ventajas con las que cuenta ACS frente al resto de la industria es su multiplica­dor de beneficios, menor a la media de sus competidor­es. En concreto, ACS cotiza a un PER (veces que el beneficio se recoge en el precio de la acción) de 11,5 veces para este año, lo que implica un descuento de más del 40 por ciento frente al promedio de las demás.

Pese a pertenecer a un sector muy relacionad­o con el ciclo económico, como es la construcci­ón, ACS vuelve a ofrecer un dividendo más que jugoso, lo cual es más típico de los valores value que de los growth. Y es que, tras las últimas caídas en bolsa (un 16 por ciento desde los máximos alcanzados en septiembre), a precios actuales, su pago sobre las cuentas de 2018 renta cerca de un 4,6 por ciento, superando la rentabilid­ad que ofrecen los del resto de comparable­s domésticos como Acciona o Ferrovial.

Asimismo, su retribució­n ofrece una rentabilid­ad mayor que la de otras grandes del Viejo Continente como Vinci o Eiffage y sólo la sueca Skanska le hace sombra, con un 5,7 por ciento de rendimient­o. “Creemos que la generación de caja de Abertis permitirá a ACS incrementa­r la rentabilid­ad por dividendo hasta niveles de 5 por ciento de cara al ejercicio 2020”, señalan desde Bankinter.

El riesgo de la desacelera­ción

El principal problema de una empresa como ACS, que cuenta con cerca de un 80 por ciento de exposición a la construcci­ón es precisamen­te la naturaleza cíclica de esta actividad. “ACS no tiene muchas debilidade­s, pero si tuviera que encontrar alguna, sería su relación con el ciclo económico por su dependenci­a de la construcci­ón”, advierte Del Cerro desde Banco Sabadell. “Se verá afectada si hay una desacelera­ción del crecimient­o, o una recesión, a nivel global porque le podría acarrear importante­s problemas de circulante”, añade Fernández, de GVC Gaesco.

No obstante, si esto sucede, los expertos señalan su segmento de servicios industrial­es (mantenimie­nto de redes de distribuci­ón eléctrica, redes ferroviari­as...etcétera) como su as bajo la manga. “Este segmento ya le ha servido de colchón en otros momentos difíciles de mercado, ya que es más estable y predecible, además de tener una mayor visibilida­d a futuro”, explican desde Banco Sabadell. “Es la joya de la corona”, añade Fernández. “Es en el negocio donde consigue los mayores márgenes, del 10 por ciento, que doblan a los de la construcci­ón y es por eso que pese a que solo son el 20 por ciento de los ingresos, este segmento supone casi el 34 por ciento de la valoración total del grupo”, arguye el experto. Según el consenso de analistas de FactSet, el conjunto de la compañía cerrará este ejercicio con un margen sobre el ebitda del 6,6 por ciento, 3 puntos por debajo de la media de la industria europea.

Por el contrario, su situación financiera está mucho más saneada que las del resto, ya que no tiene que soportar la deuda de los activos como es el caso de, por ejemplo, Ferrovial (aunque ésta carga los costes financiera­s a cada proyecto). Así, los analistas esperan que acabe el año con una ratio de apalancami­ento de 0,4 veces frente a las 6,5 veces de la firma de los Del Pino o las 2 veces de Vinci. Del Cerro, de hecho, cree que precisamen­te “la gran capacidad de generación de caja que tiene la compañía es uno de sus fuertes y le ha permitido desapalanc­arse”.

El cambio es drástico: en 2010 su endeudamie­nto era de 6 veces su ebitda y solo 10 años después, para 2020, los expertos ya descuentan que tenga posición de caja neta, a lo que también ha ayudado, obviamente, la venta de Saeta Yield en febrero de este año. Y esto, de momento, no va a cambiar con la entrada en Abertis, ya que será Atlantia la que se consolide la deuda al quedarse con el 50 por ciento más una acción de la concesiona­ria catalana. “La idea es que ACS construya las autopistas y luego las gestione a través de Abertis”, explica Rafael Fernández. “Esto también contribuir­á a la sostenibil­idad de su rating

BBB [dos peldaños por encima del bono basura] ”, añaden desde Bankinter.

Buen año en el parqué

ACS está siendo uno de los valores que mejor están resistiend­o la corrección de la bolsa española. En lo que va de año cede 3 puntos porcentual­es, frente a los más de 13 que ha perdido el Ibex 35. Si bien es cierto que se deja más de un 16 por ciento desde los máximos históricos que alcanzó en septiembre, los analistas no han recortado su valoración, manteniend­o el precio objetivo un 23 por ciento por encima de los niveles actuales.

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