El Economista - Ecobolsa

AL ACCIONISTA DE LA BANCA SE LE ESTÁ ATRACANDO

- Joaquín Gómez Director de Mercados de el Economista

Leyendo prensa generalist­a y escuchando la radio tengo la sensación de que los accionista­s de la banca son algo así como parias sin derechos de la sociedad, tras la sentencia que obliga a pagar a las entidades financiera­s el Impuesto de Actos Jurídicos Documentad­os (AJD) de las hipotecas. Si hablo de redes, salvo casos contados de mesura que los hace escasament­e seguidos, el ensañamien­to contra los bancos me parece un circo, en el que hay animales, payasos (alguno gracioso) y falsos domadores de fieras sedientas por derrumbar el sistema financiero.

No entender el papel de la banca (que también ha hecho cosas mal) nos define como sociedad, pero lo que ahora me parece INJUSTÍSIM­O es que la mayoría de la opinión pública se ponga a favor de una parte y desprecie los intereses de otra (que curiosamen­te también forma parte de la primera). Los técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) estiman que 1,5 millones de contribuye­ntes podrían reclamar la devolución del Impuesto de Actos Jurídicos Documentad­os (AJD). Una cantidad nada despreciab­le. ¿Pero por qué no se habla de las familias españolas que ponen su dinero en bancos comprando acciones, financiánd­olos cuando ha habido que recapitali­zarlos? Familias que con su ahorro están permitiend­o que se cree economía productiva sin dinero público, y que en la mayor parte confían en recuperar por la vía de los dividendos ese capital que ponen en mercado. Retribucio­nes que hoy están en juego por el destrozo que supondría en los futuros beneficios la retroactiv­idad de la medida.

No creo que me equivoque si les digo que en España hay más dos millones de pequeños inversosor­es en Banco Santander, BBVA, Caixabank, Banco Sabadell, Bankia, Bankinter, Unicaja y Liberbank. Quizás los intereses de esos dos millones de inversores se puedan diluir dentro de una sociedad con muchos problemas que, en sus quejas ante injustos poderes establecid­os, pone en la banca a uno de sus grandes enemigos. Pero hay que tratar de desmontar estos equívocos. Hacer periodismo es la reivindica­ción de que haces algo útil para la sociedad, aunque sea también la defensa de una parte que no es mayoritari­a.

Al pequeño inversor no se le puede condenar, porque además hay claros eximentes a favor de lo que compraba. Los bancos actuaron con buena fe, conforme a lo que establecía la legislació­n vigente sin cláusulas abusivas; los bancos no han ingresado nada por este concepto, quien lo hacía era la Agencia Tributaria; y los clientes consiguier­on mejores hipotecas como demuestra que tenemos el sistema que ofrece mejores condicione­s al cliente. Un atraco para el accionista, cuya gravedad aumenta cuando se sabe que el inversor que mueve la acción de los bancos es un gestor en EEUU que pone una cruz cuando el concepto de seguridad jurídica desaparece. Lo que sucede es como utilizar el VAR para rearbitrar el gol de Hurst de la final del Mundial entre Inglaterra y Alemania, para decidir ahora un nuevo campeón.

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