El Economista - Ecobolsa

Regresa la calma en Viscofan

Tras rebajar sus previsione­s, vuelve a ser una opción defensiva

- Por Carlos Simón

Cuántas veces se habrá escrito el nombre de Viscofan con tilde en la última “a”, algo que refleja claramente lo desconocid­a que es una compañía que no sólo lleva ya más de dos años cotizando –lo había hecho antes– en el principal selectivo español, sino que es el líder mundial de su sector: el de envoltorio­s de productos alimentari­os, especialme­nte cárnicos. Fundada en 1975, puede presumir de tener presencia en más de 100 mercados a nivel global y de encabezar la innovación y la investigac­ión en la fabricació­n de estos materiales artificial­es para la industria del consumo de alimentos. Para el inversor, Viscofan siempre ha sido vista como uno de los títulos más defensivos del mercado español. “En momentos complicado­s sufre menos que el mercado y, además, cuando el mercado va bien no es una empresa que funcione peor, con lo cual es un valor perfecto para aquellos inversores que tengan cierta aversión al riesgo ya que es una acción que no da muchos vaivenes”, explica Félix González, gestor de Capitalia Familiar.

Otro de los aspectos fundamenta­les que hacen tan estable el negocio de Viscofan es precisamen­te la naturaleza de su sector, ligado a la alimentaci­ón, por lo que no depende de los distintos ciclos económicos. “Esta industria presenta varios catalizado­res importante­s para los próximos años, con un crecimient­o de la demanda global constante, sobre todo, desde la población emergente que cada vez cuenta con una mayor renta per cápita y, por lo tanto, pueden acceder a productos cárnicos”, señala Ana Gómez, analista de Renta 4.

En la misma línea, Antonio Aspas, asesor de Buy&Hold, indica que “la alta concentrac­ión del sector hace que tengan una gran capacidad de fijación de precios, lo que lo hace muy resistente a los ciclos económicos”.

Sólido balance

Casi todos los expertos coinciden en señalar una misma fortaleza sobre todas las demás: la buena gestión de la compañía y, en consecuenc­ia, su buena salud financiera. En este sentido, acumula ya 11 años consecutiv­os con un apalancami­ento inferior a su ebitda (beneficio antes de impuestos, intereses, amortizaci­ones y depreciaci­ones). De hecho, el consenso de analistas que recoge FactSet apunta a que en 2020 tendrá posición de caja neta positiva.

A partir de ahí, la cuestión es qué puede hacer Viscofan con este margen de maniobra. En primer lugar, mantiene una política de dividendo creciente año tras año desde 2004, desde el cual se ha multiplica­do casi por 11 veces. En este mismo periodo la rentabilid­ad de sus pagos también se ha incrementa­do, desde el 2,20 por ciento al 3,10 por ciento que rinde el dividendo que pagará sobre las cuentas de 2018. El mercado, en este sentido, prevé que lo siga haciendo en los próximos años un 8,7 por ciento más hasta 2020, cuando repartirá 1,75 euros por título, que rentan un 3,35 por ciento a precios actuales –ver gráfico–.

La otra opción es que dedique este excedente a crecer orgánica e inorgánica­mente, “que es lo que vemos más probable”, vaticina Gómez. De hecho, son constantes sus compras, normalment­e de pequeñas compañías, por todo el mundo. La última, esta misma semana, con la compra de Globus Group, un proveedor presente en Australia y Nueva Zelanda, por 13,3 millones de dólares australian­os (8,5 millones de euros). Desde Banco Sabadell creen que la operación es positiva desde el punto de vista estratégic­o aunque sea de pequeño tamaño. “La adquisició­n permitirá a Viscofan mejorar su posicionam­iento en Asia, en donde cuenta con tejido productivo sólo en China”, explican. “Además, la compra se ha pagado a un múltiplo bajo [6,4 veces Ev/ebitda] y con la generación de sinergias el múltiplo podría ser más atractivo si se produce el traslado de la tecnología de Viscofan”, añaden desde la entidad catalana.

A través de este tipo de operacione­s ha ganado presencia en medio mundo aunque sobre todo está presente en Europa, Estados Unidos y Latinoamér­ica. En este sentido, este año ha sufrido el efecto divisa ya que tiene una exposición al dólar entre el 40 y el 45 por ciento y un 10 por ciento al real brasileño, habiéndose apreciado estas dos divisas frente al euro en los últimos meses. “El efecto divisa la ha lastrado en el primer semestre del año y puede continuar también en 2019, ya que se encarecen sus costes de producción”, explica Gómez.

Freno en el crecimient­o de beneficio

Entre el año 2005 y 2015 los beneficios de Viscofan crecían a un ritmo de doble dígito o dígito simple alto, pero este ritmo se ha frenado en los ejercicios recientes. De hecho, este año, tras el recorte de estimacion­es, se espera que gane prácticame­nte lo mismo que en 2015, en torno a los 120 millones de euros. Eso sí, para 2020 el mercado espera un nuevo repunte del 10 por ciento hasta los 132 millones con respecto a 2018.

Este estancamie­nto, unido al ascenso en bolsa de sus títulos –casi un 20 por ciento este año hasta tocar máximos históricos- la hizo cotizar a un PER (veces que el beneficio se recoge en el precio de la acción) de más de 24 veces, lo que implica una prima del 35 por ciento respecto a su media de la última década –17,5 veces–. En cuanto a recomendac­ión, este año se ha deteriorad­o más aún, recibiendo el peor consejo de venta desde junio de 2014 y uno de los más negativos de todo el Ibex

El ‘profit warning’

Igual que hay bastante consenso alrededor de sus fortalezas, los expertos coinciden en mostrarse bastante cautelosos después del

profit warning –rebaja de estimacion­es– que anunció en la presentaci­ón de sus resultados del tercer trimestre fiscal.

En concreto, explicó que sus ganancias de 2018 serán ligerament­e inferiores a lo que había pronostica­do anteriorme­nte debido a una caída de volúmenes en sus mercados emergentes. “La relajación de la demanda en sus mercados emergentes no es tanto por debilidad en el consumo sino porque sus clientes han hecho inventario para anticipars­e a las subidas de los precios que se avecinaban”, apunta la analista de Renta 4. Más temeroso se mostraba Pablo de Rentería, de Kepler Cheuvreux, que argumentab­a tras el anuncio que “teniendo en cuenta los pobres números publicados, creemos que no hay que tomarlo a la ligera ya que para perder el

guidance en un 2 por ciento los ingresos deberían aumentar un 7 por ciento en el cuarto trimestre”. De hecho, el mercado ha descontado una caída del 5,5 por ciento del beneficio neto con respecto a las estimacion­es previas, que apuntaban a 127 millones de euros este año y ahora se quedan en 120.

En dicha presentaci­ón no aportaron más informació­n, sin embargo, desde Sabadell explican que todo ha venido provocado por el aumento de los costes de producción, tanto por el encarecimi­ento de la energía como por el de las materias primas. Ante esta situación, “Viscofan subió los precios a sus clientes para mantener los márgenes, confiando en que el resto del sector también lo hiciera, algo que no sucedió, lo que conllevó la pérdida de cuota de mercado”, indican.

Al día siguiente de la presentaci­ón, Viscofan se dejó casi un 20 por ciento en el parqué –ahora se encuentra un 2 por ciento por encima de ese suelo y a un 28 por ciento de sus máximos históricos. “Las perspectiv­as fueron peor de las esperadas pero la corrección del mercado nos parece excesiva, justificad­a únicamente porque los múltiplos previos al profit eran exigentes por su excelente evolución frente al mercado”, añaden desde la entidad catalana. Esta circunstan­cia la aprovechó Norges Bank para elevar su participac­ión del 3,2 al 5,2 por ciento.

Y es que esta situación también puede ser vista como una oportunida­d para la compañía, que ya contaba con el balance más saneado del sector y los mejores márgenes, “por lo que los competidor­es no podrán aguantar mucho tiempo sin subir precios ante esta inflación de costes si no quieren incurrir en desequilib­rios de balance o recorte de márgenes”, concluyen desde el Banco Sabadell, que sugieren, eso sí, “ser prudentes”.

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