Arcelor es la mejor opción del sector, pero con el peor apellido posible: cíclica
La mayor acerera del mundo ostenta la compra más clara de su segmento y cotiza con un descuento del 50%, penalizada por la ralentización económica
ArcelorMittal vive unos meses frustrantes en los que el mercado se niega a reconocer su valía. Y todo porque los expertos dudan, cada vez más, del ciclo económico de cara a 2019 y pocos sectores están más vinculados al crecimiento mundial que el del acero. La mayor acerera del mundo, tanto por producción como por capitalización bursátil, perdió 16 puntos más que el sectorial de recursos básicos europeo el año pasado, con una caída superior al 30 por ciento, aunque el desplome es más sangrante si se mira desde los máximos que hizo en enero de 2018, sobre los 30,6 euros. Desde entonces, sus títulos ceden casi un 40 por ciento. Los bajistas han llevado a ArcelorMittal a cotizar en mínimos de junio de 2017, en los 17,3 euros, pese a que el rebote que protagoniza desde el suelo que marcaron las materias primas el 11 de febrero de 2016 todavía perdura, multiplicando por cerca de cuatro veces su valor en bolsa.
La familia Mittal –que controla un 37,59 por ciento del capital– se cuelga del cuello varias medallas, como la de tener la mejor recomendación de compra del sector, contar con el mayor potencial alcista –de más del 80 por ciento– y cotizar con el multiplicador de beneficios más atractivo.
Su PER (número de veces que la acción recoge en precio el beneficio) estimado para 2019 es de 4,3 veces, la mitad que el que presentan, de media, sus diez mayores comparables. Y de cara a 2020 el descuento sigue estando ahí, cercano al 44 por ciento.
Esto implica que o bien las estimaciones que existen sobre la compañía son demasiado optimistas sin contemplar que a la vuelta de la esquina viene una ralentización significativa –y de ahí sus multiplicadores– o bien el mercado no está sabiendo reflejar el potencial intrínseco que tiene Arcelor. “Asumiendo que las condiciones de mercado todavía hoy siguen siendo favorables, el resultado ha sido sorprendentemente bajista, particularmente, dadas las preocupaciones de comercio, decepcionantes datos de PMI en Europa, la debilidad de los márgenes en el precio del acero y los problemas que a día de hoy existen en el sector de automoción europeo”, resumen en JP Morgan para entender tamaña corrección bursátil en el valor.
En teoría, tras la debacle de hace un trienio, la acerera tiene todo el viento a favor salvo que se produzca una recesión mundial
que, por el momento, casi nadie espera para los próximos dos años al menos. Ahora bien, desde hace un par de meses las previsiones que maneja el consenso sobre el sector se han enfriado y eso es innegable. “El crecimiento del 29 por ciento que esperamos para el beneficio bruto (ebitda) de Arcelor en 2018 se ralentizará a partir de 2019”, afirman desde Bankinter, que prevén un aumento del 9,7 por ciento este año y hasta el 6,2 por ciento en 2020, “con márgenes ebitda que caerán desde el 14,2 por ciento de este año al 12 por ciento de 2020, lo que supone un escenario conservador ante las incertidumbres actuales”, concluyen los analistas.
Previsiones para 2019
Durante la reunión anual que la compañía celebra en París con periodistas europeos, el director financiero de Arcelor, Aditya Mittal, habló abiertamente de una caída de la demanda de acero mundial en 2019. “Se espera que crezca un 1,4 por ciento –la mitad que lo que prevé para 2018– debido al nulo crecimiento que se espera en China, frente al 2-3 por ciento de este año”, afirmó Mittal.
En todo caso, la estimación de beneficios que maneja el consenso de mercado desde hace un año para Arcelor continuó mejorando mes a mes hasta que se truncó a partir de noviembre, cuando el mercado sufrió los primeros latigazos bajistas. Los analistas han incrementado en un 38 por ciento la previsión de ganancias para la firma de cara a 2019 en los últimos doce meses, hasta los 4.200 millones de euros. Esto supondría un retroceso del 11 por ciento respecto al beneficio estimado para 2018, superior a los 4.750 millones, y que volverá a caer, además, en 2020 por debajo de la barrera de los 4.000. Esta situación se trasladará a los márgenes de beneficio de la acerera. La compañía dejará atrás el 14 por ciento que se calcula alcanzó en 2018 y se verá reducido a un margen ebitda del 12,8 por ciento en 2019 y hasta el 12,5 por ciento en 2020, en todo caso, los más elevados desde el comienzo de la crisis financiera.
Este ejercicio será, además, el que refleje las verdaderas consecuencias de los nuevos aranceles al acero impuestos por EEUU –conocido como Section 232–, una situación que la compañía siempre ha calificado de “neutral” para sus resultados –de Nafta (EEUU, Canadá y México) proviene el 19,6 por ciento del ebitda–, aunque el impacto podría venir por su negocio en Europa. Como ya adelantó la industria hace meses, las exportaciones de acero chinas se han redirigido hacia la Unión Europea aumentando “un 10 por ciento respecto al año anterior”, apuntó Mittal. Se sitúan en máximos previos a la crisis financiera del año 2008, por encima del 30 por ciento del total.
“China tiene todavía mucho que hacer. Tendrían que recortar todavía hasta unas 150 millones de toneladas más, y, aún así, esto les dejaría con una sobrecapacidad de 60 millones de toneladas”, calcula Mittal. Hay que tener en cuenta que China produce la mitad de todo el acero que se consume en el mundo.
A finales del mes de enero –aunque la fecha oficial es la primera semana de febrero– está previsto que la Comisión Europea apruebe de manera definitiva las medidas de salvaguarda que implantó en julio de manera provisional contra las importaciones chinas. “Las conclusiones propuestas actualmente tienen muchos puntos débiles. Existe un vacío jurídico respecto a países en vías de desarrollo, como es el caso de Turquía (por donde se considera que se cuelan parte de las exportaciones de acero que realiza China a Europa)”, aduce el primer ejecutivo del grupo acerero. La Comisión dará luz verde, previsiblemente, a un total de 23 tasas diferentes a productos del sector destinadas a reducir la desigualdad que existe entre productores locales y extranjeros, quienes están exentos de respetar las condiciones medioambientales de la UE, de asumir el coste que su incumplimiento supone, por no mencionar que se les acusa, además, de vender por debajo del precio de coste para reventar el mercado.
Plan estratégico 2020
Los analistas ya no creen que ArcelorMittal pueda adelantar un año el cumplimiento de su Action 2020, un plan estratégico que lanzó en 2016 y que pretende, entre otras cosas, sumar 3.000 millones de dólares al ebitda de la compañía en el acumulado de los cuatro años. En 2017 ya tenía la mitad del camino andado en este aspecto. También mantiene una ardua disciplina financiera. Su objetivo era rebajar en 2018 la deuda neta por debajo de los 6.000 millones de dólares (4.800 millones de euros), con una ratio de apalancamiento de 0,8 veces, que caerá hasta las 0,5 en 2019. De que Arcelor mantenga esta tendencia depende el dividendo en efectivo –ya aprobó con cargo a 2018 la vuelta a sus pagos con 10 céntimos por acción– que se prevé en 0,6 euros para 2020 y 0,8 en 2021.
Además, la firma busca restar el peso de Europa en sus cuentas –en 2017 supuso el 41 por ciento del ebitda– hasta representar el 29 por ciento de su beneficio operativo en dos años y dárselo a la región que denomina ACIS (Ucrania, Kazajistán y Sudáfrica), a lo que se sumarán las nuevas compras que ha realizado este año. En 2018 cerró la operación con la italiana Ilva, en Brasil se hizo con Votorantim convirtiéndose en líder del mercado; y, por último, la Corte de Justicia india aprobó definitivamente la adquisición de Essar Steel en una joint venture (asociación) con la japonesa Nippon Steel con quien pretende reflotar una compañía en quiebra. Aditya Mittal reconoció, además, que su objetivo es dar la vuelta al mix de negocio hacia la novedad que representa el coche eléctrico y algo menos hacia la construcción, cuya demanda pierde peso en Europa. Sólo el 35 por ciento de los pedidos van a parar a este sector –un 40 por ciento supone en EEUU– frente al 32 que representan conjuntamente los automóviles y la ingeniería mecánica.