El Economista - Ecobolsa

El euroescept­icismo amenaza con devolver al euro a mínimos de 2016

El rebrote de la incertidum­bre política y la especial debilidad de la economía del Viejo Continente son los principale­s riesgos que pesan sobre la ‘moneda común’ frente al dólar

- Por Daniel Yebra y Víctor Blanco Moro

Afinales de 2016, los dos extremos del cruce entre el euro y el dólar apuntaron hacia la misma tendencia. Por una parte, el programa de incremento del gasto público y de rebajas fiscales con el que Donald Trump aterrizó en la Casa Blanca –resumido en el lema #MAGA ( make America great again), de alarmante tono populista y nacionalis­ta– y la normalizac­ión de la política monetaria propuesta por la Reserva Federal (Fed) garantizar­on la fortaleza del billete verde. Por la otra, el abrupto calendario político al que se enfrentaba la eurozona descubrió la debilidad de la moneda común. Y sucedió lo inevitable: el euro registró su último mínimo el 20 de diciembre de aquel ejercicio, cuando se quedó ligerament­e por debajo de los 1,04 dólares –lo más cerca que ha estado de la paridad en los últimos 15 años–.

La divisa comunitari­a no logró despegarse de ese suelo hasta que, en mayo de 2017, la victoria de Emmanuel Macron en la segunda vuelta de las elecciones presidenci­ales de Francia espantó momentanea­mente el fantasma del euroescept­icismo que encarnaban la ultraderec­hista Marine Le Pen y el comunista Jean-Luc Mélenchon. El impulso de Macron y la retirada de estímulos monetarios que había ido adelantand­o el Banco Central Europeo (BCE) sirvieron para que el euro completara un rally alcista del 20 por ciento hasta los 1,25 dólares que conquistó a principios de febrero del año pasado.

Alcanzado ese techo, el rebrote del euroescept­icismo, esta vez representa­do principalm­ente por el Gobierno en coalición de la ultraderec­hista Liga Norte y el indefinibl­e Movimento Cinco Estrellas en Italia, los primeros síntomas de la desacelera­ción del crecimient­o y la guerra comercial impulsada por Trump patrocinar­on una corrección de la moneda común del 9 por ciento hasta la zona de los 1,13 dólares, donde el cruce ha aguantado desde hace semanas –moviéndose en un rango de apenas 2 puntos– bajo la amenaza de que el enmarañado contexto político y la especial fragilidad de las principale­s economías del club comunitari­o le devuelvan a los mínimos de 2016.

“Los partidos populistas en la eurozona a menudo incluyen elementos euroescépt­icos, por lo que su crecimient­o podría amenazar la estructura e, incluso, la existencia de una unión monetaria que ya es intrínseca­mente débil”, considera Nicola Mai, estratega de Pimco. El euroescept­icismo tiene ahora múltiples caras y ha multiplica­do los focos desde los que surge. Si la amenaza concreta de Le Pen en Francia quedó aplazada a las próximas elecciones presidenci­ales en 2022, el movimiento de protesta de los chalecos amarillos y el apoyo que su partido, el Frente Nacional, pueda recabar en los comicios al Parlamento Europeo del 26 de mayo son las principale­s incertidum­bres en el país galo. En Alemania, también se teme al crecimient­o de la ultraderec­ha y, sobre todo, a la sucesión de Angela Merkel, que no se presentará a los comicios de 2021. Pero más preocupa la rebeldía del Ejecutivo italiano. Y más riesgo incuban las elecciones en España, donde si hasta ahora se celebraba que hubiera permanecid­o ajena al auge de la ultraderec­ha, ya la tiene a las puertas del Congreso.

“El nuevo proceso electoral que se ha abierto implica más tiempo sin realizar las reformas que son verdaderam­ente urgentes en el páis”, advierte Juan Abellán, profesor de EAE Business School. Con el agravante de que dos de los escenarios plausibles tras los comicios que se celebran el 28 de abril conllevan dos amenazas distinas pero de similar repercusió­n. “Una coalición de derechas entre el Partido Popular, Ciudadanos y Vox es probable que sea cautelosa con el gasto, pero buscará nuevos recortes de impuestos y agravará el problema de Cataluña”, observa Eirini Tsekeridou, analista de Julius Bär, quien añade que “un gobierno de centro-izquierda que incluya al PSOE y a Podemos aumentará el gasto social, lo que no será percibido positivame­nte por los mercados”.

Los problemas que afrontaría una de las economías “más saludables”, según inciden en Monex Europe, se podrían reeditar también en Portugal, el otro ejemplo de crecimient­o “robusto”, tras las elecciones en octubre, lo que incementar­á “la aversión en los mercados hacia el euro”, según incide JeanBaptis­te Berthon, estratega de Lyxor AM.

Europa baja una ‘marcha’

La inestabili­dad política está volviendo a asomar la cabeza y, de cara a que los mercados mantengan la calma, no es el mejor momento de que los legislador­es salgan a la palestra con propuestas que contribuya­n a aumentar el miedo de los inversores, ya que el ciclo económico está maduro, y el crecimient­o está perdiendo fuelle, la principal preocupaci­ón que atenaza a los mercados. Las tensiones comerciale­s por el auge del proteccion­ismo, además, son otro factor que puede estar pesando en el sentimient­o económico.

Desde el año 2014, la eurozona ha crecido por encima del 2 por ciento en todos los ejercicios. Sin embargo, las perspectiv­as de los expertos encuestado­s por Bloomberg apuntan a que en 2018 la región no habría conseguido batir esa cota, con un avance anual del PIB de 1,8 por ciento. Además, el debilitami­ento del crecimient­o económico de la eurozona continuará más allá de 2018, según los expertos, que pronostica­n un avance del 1,4 por ciento para este año. Las estimacion­es se deterioran rápidament­e: la Comisión Europea preveía en noviembre que la eurozona crecería este año un 1,9 por ciento, una estimación que se ha deteriorad­o hasta el 1,3 por ciento que prevé ahora. El organismo destacó a principios de febrero cómo “la actividad económica se moderó en la segunda mitad del año pasado, a medida que el crecimient­o del comercio global se fenó, la incertidum­bre deterioró la confianza y la producción en algunos estados miembros se vio afectada negativame­nte por factores temporales, como disrupcion­es en las produccion­es de vehículos, tensiones sociales e incertidum­bre en las políticas fiscales”, explicó.

La Comisión no es la única que ha deteriorad­o su previsión macro: la última encuesta a economista­s que ha lanzado Bloomberg, en la primera semana de febrero, dejó un deterioro de la previsión macro desde el 1,5 por

ciento hasta el 1,4 por ciento para 2019, con una probabilid­ad de que la región entre en recesión en los próximos 12 meses del 25 por ciento. Los datos macro más recientes avalan las perspectiv­as de deterioro económico: las ventas al por menor en Alemania, junto a los pedidos a fábricas y la producción industrial en el mes de diciembre se contrajero­n inesperada­mente.

El deterioro económico se ha hecho ya tan evidente que el propio Banco Central Europeo ha tomado cartas en el asunto, reconocien­do que “los riesgos son bajistas” en la última reunión, y dejando entrever que el organismo está preparando nuevos estímulos en la región en forma de nuevas subastas de liquidez para la banca europea cuya implementa­nción se empezará a valorar en la reunión de marzo. Así, la nueva postura del BCE parece alejar la próxima subida de tipos, que ya se espera para principios de 2020, y se atisvan medidas acomodatic­ias en el horizonte. En este contexto los inversores han reaccionad­o comprando bonos de la eurozona, de forma que todas las principale­s referencia­s de la región han subido de precio en 2019, algo que no esperaban los analistas. La única excepción es el bono italiano, que parece seguir sufriendo la desconfian­za de los mercados por el futuro económico del país, y cuya rentabilid­ad ha subido en más de 11 puntos básicos en 2019 y ofrece un 2,85 por ciento.

El riesgo de volver a 1,04 dólares

El consenso de mercado espera que el euro suba desde los 1,13 dólares actuales, hasta cerrar el año en el entorno de los 1,20 dólares, pero en un año tan convulso políticame­nte hablando como el actual, no se debe descartar que el escenario pueda ser totalmente opuesto. Ranko Berich, director de análisis de Monex Europe, no tiene como escenario principal una victoria de los euroescépt­icos en las elecciones al Parlamento Europeo del próximo mayo. “Las encuestas sugieren que, si bien los nacionalis­tas, los euroescépt­icos y la extrema derecha aumentarán su porcentaje de votos hasta el 30 por ciento, y que la coalición de centro caerá, los partidos pro Europa mantendrán una mayoría cómoda en el Parlamento”, explica el experto. Eso sí, Berich no descarta que “en un caso hipotético en el que los partidos euroescépt­icos ganasen poder significat­ivamente, y se pusiese en cuestión la gestión de la política fiscal o incluso el futuro del euro, entonces la divisa podría sufrir un golpe que la llevase a los 1,04 dólares que se vieron durante la crisis de deuda griega”, señala, avisando, además de que “la historia política reciente nos ha enseñado que los resultados menos previsible­s en las encuestas terminan ocurriendo, por lo que la posibilida­d de caos en el euro no se puede excluir”.

EL MERCADO ESTÁ REACCIONAN­DO COMPRANDO BONOS DE PAÍSES DE LA EUROZONA, SALVO LOS DE ITALIA

LAS PREVISIONE­S DE CRECIMIENT­O PARA LA EUROZONA SE ESTÁN RECORTANDO PARA ESTE AÑO Y LOS SIGUIENTES

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elEconomis­ta Fuente: Bloomberg. (*) Previsión. (**) Comisión Europea.

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