Hay que esperar un paso atrás para coger el autobús de subida
Los principales índices del mundo se siguen resistiendo a consolidar el fuerte rebote que acumulan ya en lo que va de año y, hasta que eso suceda, la ecuación rentabilidad/riesgo será desfavorable. No obstante, si se superan resistencias, veremos un ascenso adicional que, eso sí, será más corto
Como un viajero en una parada esperando el autobús. Así es como debe estar el inversor que esté buscando una oportunidad para volver a entrar en bolsa. Sin embargo, aunque es posible subirse, es peligroso hacerlo en marcha, como sucede con el mercado de renta variable, que se resiste a parar y abrir las puertas a aquellos que no subieron en el último suelo, allá por la semana de Navidad.
El propio Ibex llegó a superar los 9.225 puntos durante la sesión del jueves, “que son el origen de la última corrección que semanas atrás llevó al índice a la zona de los 8.800 enteros”, explica Joan Cabrero, jefe de estrategia de Ecotrader. Según el experto la superación de esta resistencia conlleva que en una próxima caída, el selectivo nacional no debería perder en ningún caso los 8.800” y es ahí donde el autobús de la bolsa española frenaría para facilitar el acceso a los inversores que se quieran subir. Esta sería la mejor opción, ya que supondría, por un lado, aumentar las posibilidades de superar los máximos ya vistos y, por otro, beneficiarse de una subida de mayor amplitud.
“Pero el rebote también puede ser de solo una pata, y llevarnos directamente a máximos sin parar a repostar, con lo que creemos que si pasa esto, los anteriores máximos se convertirían en el techo de este eventual rebote”, añade Cabrero.
También el EuroStoxx 50 acompaña, pues consiguió superar los 3.265 puntos, que son una antigua zona de soporte que apoya la hipótesis de que se extienda el rebote. “No obstante, seguimos considerando que el recorrido de la subida a corto plazo podría estar limitado a la zona de los 3.300/3.310 puntos del EuroStoxx 50 salvo que el S&P 500 logre batir su particular resitencia, situada en los 2.815 puntos, para lo que sólo necesita un ascenso de 1 punto porcentual aproximadamente [a media sesión del viernes]”, concluye Cabrero.
Al cierre semanal, los índices más alcistas del Viejo Continente fueron el Cac y el Dax, ambos por encima del punto porcentual en positivo, mientras que el Ibex, que finalmente consiguió marcar nuevos máximos desde octubre por encima de los 9.200 puntos, se apuntó un 0,9 por ciento, impulsado, sobre todo, por la buena acogida que han tenido los resultados de algunas empresas, como Telefónica e Iberdrola.
No obstante, la noticia más destacada de la semana en el mercado español ocurrió fuera de las fronteras del selectivo de referencia y es que el viernes Abanca informó a la CNMV de que está interesada en realizar una opa sobre el 100 por ciento del capital de Liberbank (la que ya estaba estudiando una fusión con Unicaja), después de comprar la participación de todos sus accionistas con una prima del 43 por ciento sobre el cierre del jueves. Los títulos de la entidad rebotaron un 20 por ciento en el parqué, alcanzando máximos no vistos desde octubre.
La semana ha transcurrido con aparente calma en un mercado que cada vez ve más cerca un acuerdo comercial entre Estados Unidos y China, que han vuelto a reunirse esta semana antes de que finalice la tregua el jueves 28 de febrero. Esta calma tensa ha servido de coartada perfecta para que pasase prácticamente inadvertido el último dato PMI manufacturero de Alemania, que ha caído por sexto mes consecutivo y que sigue advirtiendo de una posible contracción en el sector industrial del país germano y, por extensión, de toda Europa.
Por otro lado, Donald Trump amenazó, de nuevo, al sector automovilístico europeo con fijar aranceles del 25 por ciento a la importanción de estos productos en Estados Unidos, lo que, según el Instituto de Investigaciones Económicas de Munich (IFO), pondría en riesgo hasta el 50 por ciento de los ingresos de los grandes grupos alemanes en el país norteamericano.
Con todo, los inversores esta semana han vuelto a buscar refugio en la deuda soberana. El Bund alemán, de nuevo, se encuentra por debajo del 0,1 por ciento de rentabilidad mientras que a su homólogo español se le exige el menor rendimiento desde el pasado mes de abril, en la zona del 1,17 por ciento.