La renta fija, anclada cerca de mínimos salvo en España
La rentabilidad de la deuda española repunta hasta el 1,189% desde el 1,04% al que cedió con la reunión del BCE
El crecimiento de la economía global está pisando el freno. Y los grandes bancos centrales del mundo vuelven a mostrarse prudentes y consecuentes con el deterioro de las poyecciones macro. Esta semana el Banco de Japón (BoJ) admitió que mantendrá los tipos bajos “durante un extenso periodo de tiempo” y que continuará con su política de compra de activos, después de que la semana anterior el Banco Central Europeo (BCE) sorprendiera al retrasar el alza del precio del dinero al menos hasta 2020 y anunciar una nueva ronda de financiación bancaria. La Reserva Federal (Fed), por su parte, se encargó en la última reunión de eliminar cualquier probabilidad de subida de tipos en la cita que mantendrá la próxima semana.
En sus intentos por no frenar más el crecimiento y espolear la inflación, los bancos centrales también están manteniendo a raya a la renta fija. La rentabilidad de los bonos soberanos de la zona euro tocó, en la mayoría de los casos, mínimos no vistos desde 2016 el día 7 de marzo, tras los anuncios del BCE –el rendimiento que ofrece la deuda es menor porque ahora se compra a precios más altos con lo que el retorno total baja aunque pague los mismos cupones–. Una semana después, salvo en España, las rentabilidades se mantuvieron cerca de esos mínimos.
El rendimiento del bono alemán a una década cerró el viernes en el 0,08 por ciento, no muy alejado del 0,06 por ciento visto el 7 de marzo. La deuda italiana también se quedó en el entorno del 2,49 por ciento, pegada al mínimo del 2,46 por ciento, mientras la portuguesa incluso marcaba otro nivel histórico al contraerse al 1,305 por ciento a la espera de una mejora del rating de S&P el viernes. En cambio, la rentabilidad del bono español ha repuntado desde el 1,04 por ciento de la reunión, al acabar la semana en el 1,189 por ciento; es el único que borra el efecto BCE.