Todos los miedos se resumen en un solo riesgo: recesión
Después de un semestre que ha visto una revalorización de los principales índices bursátiles, los inversores afrontan los próximos meses con los mismos temores que arrastran desde hace tiempo, pero con un horizonte de desaceleración económica cada vez más pronunciada
Los inversores llevan tanto tiempo escuchando que el final del ciclo se acerca, el impacto de la guerra comercial en el crecimiento económico mundial, las consecuencias negativas de un Brexit sin acuerdo y tienen tan cercano el recuerdo de las pérdidas del año pasado que no terminan de apagar el botón de alarma. El piloto se encuentra en color ámbar, como demuestran los flujos hacia activos de renta fija que se han producido en el primer semestre, a pesar de la revalorización del 15 por ciento de los principales índices bursátiles. Pero estos riesgos que se divisan en el horizonte cada vez se van acercando más, aunque no parece fácil discernir cuándo van a tener un impacto real en las inversiones, sobre todo la temida recesión. “Existe una complacencia peligrosa y no se terminan de cerrar los frentes que llevan abiertos ya varios trimestres. Brexit y guerra comercial son los ejemplos más significativos, pero no los únicos. Pienso que pesará más la ralentización
económica y el hecho de que pueda terminar en recesión. No hay síntomas evidentes de recesión, pero sí de final de ciclo y la fragilidad económica, partiendo de nivel actual de diferenciales de crédito es un riesgo más relevante que los otros”, asegura Diego Fernández Elices, director general de inversiones de A&G Banca Privada.
La guerra comercial se ha convertido en una herramienta geopolítica que, en manos de Donald Trump, abriendo y cerrando frentes en lo que parece a veces una estrategia poco definida –como demuestra el caso Huawei– empieza a tener repercusión en las previsiones de compañías y analistas, aunque sus efectos en los intercambios comerciales entre Estados y China no estén siendo considerables.
“Tanto la guerra comercial como el Brexit pueden acabar derivando en una desaceleración del crecimiento mundial de mayor o menor envergadura. Y en última instancia es la desaceleración económica el mayor riesgo al que nos enfrentamos, ya que a largo plazo el factor que sigue mandando en los mercados es el crecimiento”, apunta Sila Piñeiro, directora de mutimanager y gestión alternativa de Credit Suisse Gestión.
Esta preocupación por el crecimiento ha sido asumida por los bancos centrales (ver página 10), que en el caso de la Reserva Federal se dispone a dar un giro a su política monetaria bajando los tipos de interés, lo que podría dar pábulo a una interpretación más negativa de los indicadores. “Los inversores desean en este entorno de bajo crecimiento económico y baja inflación que los bancos centrales sigan tocando la partitura que tiña de verde a los activos financieros y no piensan si es o no la solución para la economía real”, subraya José María Luna, socio de Luna Sevilla Asesores Patrimoniales.
Y esto puede ser el auténtico problema al que no se presta atención mientras los miedos cortoplacistas siguen dejando sin dormir a los inversores. “Uno de los riesgos latentes es lo irracional del precio de muchos activos financieros. La subida de muchos índices de bolsa no ha sido secundada por muchos valores. Aunque parezca que se trata de un efecto de la revolución digital, lo cierto es que mucha masa inversora se concentra en los mismos sitios y la acción de los bancos centrales hace que los activos se correlacionen positivamente, creando complacencia. Esto, al final, sabamos que termina en sustos importantes”, remata Luna.
Esta búsqueda de rentabilidad conlleva otro riesgo, como es la liquidez de los activos en caso de producirse esos sustos. ”A medio plazo el bajo crecimiento puede pesar más por el efecto que tenga en los beneficios empresariales, aunque la actitud de los bancos centrales en relajar aún más las políticas monetarias podría anular este riesgo, al menos en el corto plazo”, advierte Félix López, director de Atl Capital Gestión, para quien lo ocurrido el año pasado puede ser un buen ejemplo de lo que pudiera pasar si la situación empeora de manera repentina en la economía, lo que haría subir los diferenciales de crédito de manera drástica y podría traer inestabilidad en los mercados de renta fija.
Sila Piñeiro añade la evolución de las divisas como un factor de riesgo, en un entorno de negociación de tratados comerciales, sobre todo para los países emergentes.
“LA DESACELERACIÓN ECONÓMICA ES EL MAYOR RIESGO AL QUE NOS ENFRENTAMOS”, OPINAN EN CREDIT SUISSE
ATL CAPITAL: “LO OCURRIDO EN 2018 ES UN EJEMPLO DE LO QUE PUEDE SUCEDER SI LA SITUACIÓN EMPEORA”