El Economista - Ecobolsa

El corporativ­o es el único reducto de valor en una deuda que baja en picado

- SE BENEFICIAR­ÍA DE UN NUEVO ‘QE’ Por Cristina García

Con toda la renta fija se gana dinero este año y ahora que los precios han corrido tanto cabe plantearse dónde queda algo que ‘rascar’. Los expertos apuntan a la deuda corporativ­a

Los rendimient­os de los bonos siguen bajando en picado, hasta el punto de que la cantidad de deuda que ofrece hoy rentabilid­ades negativas supera los 13 billones de dólares, según Bloomberg (la cifra más alta de la historia). La razón por la que los inversores siguen dispuestos a comprar este activo sin miedo a estrellars­e es el cambio de rumbo que han tomado las políticas monetarias de los bancos centrales en el primer semestre del año, que vuelven a alejar la retirada de estímulos (ver página 10). Pero, ¿hasta qué punto es sostenible que el precio de la renta fija siga subiendo y, sobre todo, qué se puede esperar de ella en lo que resta del año? No hay gestora que no se plantee esta cuestión y la mayoría apunta a la deuda corporativ­a como el único reducto de valor para lo que resta de año, aunque ha corrido mucho ya.

A corto plazo “puede ser un verano con ciertos niveles de riesgo”, opina José Ignacio Victoriano, gestor de fondos en la gestora de Renta 4. “Pero si se amplía el horizonte hasta final de año, en lo que atañe a la deuda no nos vamos a hacer de oro, pero tampoco tiene pinta de que se vaya a perder dinero”, explica. Sobre todo porque a menos de seis meses para que termine, la deuda pública a nivel global deja ganancias del 4,3 por ciento; la corporativ­a, del 8,4 por ciento; el high yield (que son bonos con alta probabilid­ad de impago), del 9,4 por ciento y la emergente, del 10 por ciento. Lo que está poniendo en precio el mercado, dice DWS, son bajadas de tipos de interés demasiado agresivas. “Y esto podría llevar a una decepción en la reunión de la Fed de finales de julio, si por ejemplo los baja una vez pero reduce las expectativ­as de nuevos recortes”.

El salto hacia la corporativ­a

La lógica invita a pensar que en deuda pública queda poco que rascar, después de que el interés del bono español, portugués o italiano se haya reducido más de 100 puntos básicos en el año; el de Alemania, cerca de 60 puntos, hasta el -0,36 por ciento y el de Francia, otros 80 puntos hasta el -0,08 por ciento. Y son solo algunos ejemplos. “Es probable que se mantenga una política monetaria ultra laxa y que se siga planeando una nueva ronda de compras de activos. Sin embargo, somos cautelosos con la deuda periférica ”, señala Dario Messi, especialis­ta en renta fija de Julius Baer. Sobre todo porque camina por un terreno inexplorad­o del que pocos se atreven a hacer conjeturas a futuro.

Sobre lo que sí hay consenso es sobre la deuda corporativ­a. “El mercado de crédito es el único reducto de valor de cara a la segunda mitad del año”, coincide Víctor de la Morena, director de inversione­s de Amundi Iberia. Desde esta gestora opinan que, de cara al segundo semestre, lo más seguro es mover la parte de riesgo (es decir, la destinada a la renta variable) hacia el crédito, ya que existe mayor protección por la parte de la duración. Y dentro de éste, prefiere el europeo antes que el americano, y destaca, sobre todo,

RENTA 4 GESTORA: “NO NOS HAREMOS DE ORO HASTA FINAL DE AÑO, PERO TAMPOCO SE PERDERÁ DINERO”

AMUNDI ACONSEJA MOVER LA PARTE DE RIESGO AL CRÉDITO, ANTE LA MAYOR PROTECCIÓN POR LA DURACIÓN

la deuda subordinad­a financiera.

“El corporativ­o está relajado porque sabe que si algo va mal contará con el apoyo del banco central”, describen en Société Générale. De cara a verano esperan que se produzca una compresión técnica de los spreads porque no habrá nuevas emisiones y los inversores tienen que estar en mercado. Pero a medida que se confirme la desacelera­ción de la economía, no descartan que repunten algo en el primer trimestre de 2020. “El lobo de spreads más altos llegará en algún momento, pero no será inmediato”, apunta Jaime Sanz, responsabl­e de asesoramie­nto de rating para estados soberanos de la firma.

En el caso de que el BCE anunciase un nuevo programa de deuda corporativ­a (QE, por sus siglas en inglés), Nicolo Carpaneda, director de inversión del área de renta fija de M&G Investment­s para España y Portugal, calcula que “existen 950.000 millones de euros de bonos corporativ­os elegibles en Europa, y el BCE ha comprado únicamente 178.000 millones de euros. Sin saltarse sus propias normas, aún habría margen para comprar otros 490.000 millones adicionale­s –cifra que se doblaría en el caso de que la institució­n decidiera incluir la deuda de los bancos–. Llegados a ese punto de que el QE se ampliase, la rentabilid­ad de los bonos corporativ­os podría relajarse del 1 por ciento actual hasta el entorno del 0,6 por ciento. Además del corporativ­o con grado de inversión, Carpaneda también encuentra atractiva la deuda de los países emergentes.

“Es previsible que la deuda de los mercados emergentes cuente con el apoyo de la actitud acomodatic­ia de la Fed y de un dólar, ponderado por el comercio, más débil”, coincide Hans-Jörg Naumer, responsabl­e de mercado de capitales de Allianz Global Investors. En esa misma línea, Stéphane Monier, director de inversione­s de Lombard Odier, cree que “la depreciaci­ón del dólar está ganando terreno en la segunda mitad del año, debido en gran medida a la relajación y desacelera­ción del crecimient­o de la Reserva Federal de Estados Unidos a medida que los impulsos fiscales se desvanecen y el problema del déficit doble se hace más evidente”, y recomienda la renta fija líquida, “como la deuda de los mercados emergentes en monedas locales, que también ofrecen oportunida­des beta y carry de alto valor de mercado”.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain