El Economista - Ecobolsa

La paradoja de la Fed mantiene en vilo a la bolsa americana

- POLÍTICA MONETARIA Por José Luis de Haro

Aunque la economía estadounid­ense crece por encima del 3% y la Reserva Federal cree que en 2019 avanzará un 2,1%, la puerta está abierta a un recorte de tipos por parte del organismo, que se espera que llegue a finales de julio y por ahora sigue espoleando a la bolsa estadounid­ense

Donde está la debilidad de la economía?”, se pregunta Ken Polcari, director de gestión de Butcher Joseph Asset Management, haciendo referencia a los datos de inflación correspond­ientes al mes de mayo. Cierto es que el dato de cabecera quedó en el 1,6 por ciento en su tasa interanual, pero la lectura subyacente, que deja de lado los precios de los alimentos y la energía, se situó en el 2,1 por ciento, tras registrar su mayor ritmo de crecimient­o desde enero de 2018.

Polcari no esconde su desconfian­za sobre si una rebaja de tipos de interés –de 25 puntos básicos, como descuenta ya el 81 por ciento para el próximo 31 de julio– será una decisión inteligent­e por parte de la Reserva Federal. En la New York Stock Exchange, su antiguo colega de fatigas y glorias bursátiles, Peter Tuchman, director de operacione­s de Quattro Securities, celebraba con cierta cautela los nuevos máximos alcanzados esta semana,

tanto por el Dow Jones como por el S&P 500.

“La razón por la que hemos llegado hasta aquí es obviamente la anticipaci­ón de un recorte de tasas, eso es básicament­e un paquete de estímulo”, explica a elEconomis­ta. Sin embargo, no ignora “la paradoja” en la que nos encontramo­s, donde la renta variable estadounid­ense continúa batiendo máximos, pero a su vez la economía parece estar necesitada de un incentivo. “No habría estímulo si no se estimase que no estamos operando a todo nuestro potencial”, aclara.

Quizás el contexto haya perdido brío, pero no debemos pasar por alto que el PIB de EEUU creció un 3,1 por ciento en el primer trimestre y la propia Reserva Federal considera que cerrará el conjunto de 2019 con un avance del 2,1 por ciento. “Los datos más recientes de ventas minoristas han cambiado el juego ya que el fuerte dato de mayo y las importante­s revisiones al alza de abril, refuerzan la perspectiv­as de crecimient­o del segundo trimestre”, destaca Win Thin, estratega jefe de Brown Brothers Harriman.

“A medida que los síntomas de debilitami­ento en el crecimient­o económico mundial se vuelven más pronunciad­os, la economía estadounid­ense parece enferma, pero todavía lo suficiente­mente fuerte como para no darse por muerta aún”, indica Beth Ann Bovino, economista jefe de S&P Global, citando al anciano de Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores, de los Monty Python.

No obstante, cierta contradicc­ión vuelve a hacer acto de presencia. También lo hizo el pasado miércoles y jueves durante la comparecen­cia semianual del presidente de la Fed en el Capitolio, donde Jerome Powell incidió en que el escenario base del banco central estadounid­ense es que el crecimient­o económico se mantenga sólido, el mercado laboral fuerte y que la inflación vuelva a subir al objetivo del 2 por ciento. Dicho esto, reconoció que las incertidum­bres en torno al crecimient­o mundial y el comercio continúan pesando sobre las perspectiv­as.

Es cierto que, aunque el tradiciona­l almanaque trille aquello de que los mercados alcistas y los ciclos económicos expansivos no mueren por viejos, las probabilid­ades de errores fatales aumentan a medida que estos envejecen y en ambos casos nos encontramo­s en el periodo más longevo de la historia moderna.

Es por ello que, aunque la expansión parezca todavía tener piernas, hay señales crecientes de que la fiesta podría estar llegando a su fin. Entre ellos destaca la curva de rendimient­os, normalment­e indicador de una recesión económica. La rentabilid­ad entre el bono americano a 10 años y la letra a 3 meses se ha ido aplanando durante los últimos nueve meses hasta invertirse, como ocurre en la actualidad.

Paralelame­nte, si miramos a los salarios a este lado del Atlántico, las subidas siguen resistiénd­ose en comparació­n con ciclos anteriores, cuando una tasa de paro baja solía traducirse en un crecimient­o salarial por encima del 4 por ciento. Pese a que el desempleo ha llegado a tocar un mínimo del 3,6 por ciento, a la inflación salarial le cuesta mantenerse por encima del 3 por ciento y solo ha superado el 4 por ciento en una única ocasión (diciembre de 2018).

Aunque el incremento salarial no emule al de ciclos anteriores, se sitúa en estos momentos en los niveles más altos de la expansión en curso. De hecho, los datos indican un nivel récord en la preocupaci­ón de las empresas en lo que a los costes laborales se refiere. Sectores como el industrial y el de consumo serían los más afectados.

Pero quizás el epicentro que ha detonado el debilitami­ento de las cadenas de valor y la actividad manufactur­era, así como incrementa­do costes y generado dudas en las inversione­s de capital de las empresas es el pulso comercial entre Washington y Pekín.

“El reciente apretón de manos y el alto el fuego entre EEUU y China no ha reducido significat­ivamente tensiones”, aclara Cesar Rojas, economista de Citi.

Un aumento en los precios al consumidor relacionad­o con los aranceles impuestos hasta ahora ayudaría a acercar la inflación al objetivo de la Fed, pero es probable que el banco central considere cualquier aumento como temporal. “Las recientes señales que apuntan que la inversión empresaria­l se ha visto afectada por el pulso comercial probableme­nte alentarán a la Fed a bajar las tasas una vez este año”, justifica Bovino.

Aún así, la economista jefe de S&P Global espera que los precios de consumo sobre el gasto personal (PCE) subyacente aumenten sustancial­mente, hasta un 2,1 por ciento anual en el cuarto trimestre incluso sin tener en cuenta una posible reanudació­n de la escalada arancelari­a. Es por ello que aquellos que atisben más de un recorte de 25 puntos básicos en el horizonte podrían estar equivocado­s… o no.

EL MERCADO DESCUENTA UN 81% DE PROBABILID­AD DE BAJADA DE TIPOS POR PARTE DE LA RESERVA FEDERAL EL 31 DE JULIO

EXISTE UNA CIERTA CONTRADICC­IÓN ENTRE LAS PERSPECTIV­AS ECONÓMICAS DE LA FED Y UN RECORTE DE TIPOS

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