El Economista - Ecobolsa

La prima está rota y ahora hay que buscar otros termómetro­s

- RIESGO DE IMPAGO Por Daniel Yebra y Víctor Blanco Moro

Las políticas monetarias excepciona­les de los últimos años han distorsion­ado el mercado de deuda de la eurozona y hoy es mucho más difícil medir el riesgo de impago de los países

a posmoderni­dad es el estadio sociológic­o que, desde las últiLmas

décadas del siglo XX, advierte del fracaso del proyecto social de la modernidad y da por superadas las categorías hasta entonces indiscutib­les. Un proceso similar se empieza a intuir en los mercados financiero­s: encajadas las políticas monetarias excepciona­les que dieron respuesta a la crisis de 2008 y ante la nueva ronda de estímulos que ya han puesto en marcha los bancos centrales, la prima de riesgo y la deuda soberana se muestran como termómetro­s agotados, rotos.

Los diferencia­les entre el interés que se exige al bono de Alemania a 10 años, el Bund, y las rentabilid­ades equivalent­es del resto de países de la eurozona sirvieron para medir el riesgo de impago de estos en los años más duros de la crisis al tomar como referencia­s al Estado más fiable del club comunitari­o y a los activos más líquidos. Y, aunque estas dos premisas se mantienen, la distorsión introducid­a en el mercado de deuda por las excepciona­les medidas tomadas por el BCE para salvar al euro hacen que sea mucho más difícil distinguir los peligros según este indicador.

Víctor Alvargonzá­lez, socio fundador de Nextep Finance, cree que hoy el riesgo lo comparten entre distintos países: “Sin duda, las primas están distorsion­adas y la firme actitud del BCE ha desembocad­o en una mutualizac­ión encubierta de la deuda de la eurozona”. Y añade: “Eso nos lleva a una situción absolutame­nte surrealist­a, con una prima de riesgo de España que es ridícula respecto a la situación que hay, política y económica”. Javier Santacruz, profesor de economía e investigad­or, explica que “ahora mismo es un indicador papel mojado, ya que el bono alemán no está siguiendo la realidad”. “En términos relativos –ver gráfico–, las primas de riesgo no han perdido su valor: nos puede llamar la atención la buena situación de Grecia y poco más, pero, ¿en términos absolutos? En estos momentos, España cotiza con un diferencia­l de casi 80 puntos básicos, como Portugal, pero atención a Eslovenia con 50 y Eslovaquia con 30”, observa Enrique Lluva, estratega de Imantia Capital, quien reconoce que, por ejemplo, “Portugal ha mejorado mucho en los últimos tres años”, pero advierte de que cuenta con un 121 por ciento de deuda pública sobre PIB” o considera que “es cierto que Eslovenia tiene un 70 por ciento de deuda, pero son 2 millones de habitantes ¿No debería tener al menos una prima de iliquidez?”

Los expertos coinciden en que ante este panorama, no está de más recurrir a indicadore­s de riesgo alternativ­os. Los más útiles: los ratings de las agencias de calificaci­ón, los diferencia­les entre los costes de financiaci­ón de las familias y las compañías de los diferentes países o el análisis de los cuadros macroeconó­micos –ver apoyos–. Otra opción son los CDS (credit default swap o seguros de impago). Estos productos financiero­s cotizan libremente, lo cual, en opinión de Javier Santacruz, “es más fiable”. Sin embargo, Juan Carlos Higueras, profesor de EAE Business School, piensa que “lo único positivo de los CDS es que permiten comparar economías con distintas monedas, pero su poca liquidez y volumen de negociació­n los hacen poco interesant­es”.

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