El Economista - Ecobolsa

Emergentes: un ojo en la Fed y otro en Pekín

- Por Ángel Alonso

Los países en desarrollo mantienen su potencial de revaloriza­ción, a pesar del entorno de incertidum­bre en los mercados. Una vuelta de la rebaja de tipos en EEUU, con un dólar débil, unido a un cambio de localizaci­ón de factorías fuera de China hacia otros países asiáticos, beneficia a determinad­os países emergentes. Pero hay que saber aguantar la volatilida­d que se avecina

Los mercados emergentes han vuelto a encender la señal de alerta de los inversores, tras la vuelta al primer plano de la guerra comercial. La devaluació­n del yuan, como respuesta de China al anuncio de Trump de terminar de gravar con aranceles todos los productos del gigante asiático a partir de septiembre, ha despertado el temor a un enfrentami­ento mayor del esperado entre las dos potencias, que derive en una guerra de divisas, con consecuenc­ias inesperada­s en un crecimient­o económico global ya de por sí deteriorad­o. Así lo demuestran los flujos de salida de capital que se produjeron los primeros días de esta semana, que ascendiero­n a casi 10.000 millones de dólares, según el Instituto Internacio­nal de Finanzas.

¿Hasta qué punto pueden verse afectados estos países por una guerra comercial que nadie sabe vislumbrar cómo puede terminar? Durante los últimos años han ido ganando peso en las carteras, hasta alcanzar entre un 10 y un 15 por ciento en el caso de los perfiles más agresivos. Incluso este año, con el recuerdo fresco de la debacle de la rentabilid­ad en la mayoría de activos, los fondos de renta fija emergente global han captado 18.230 millones de euros netos en Europa durante el primer semestre de 2019, convirtién­dose en la tercera categoría con más entradas netas de dinero en este período en la región, según datos de Morningsta­r. No es para menos, ya que los títulos de deuda de estos países ofrecen de media un 10,4 por ciento, según la cesta de bonos emergentes globales en dólares elaborada por Bloomberg, superior a la media del 6,5 por ciento de los bonos globales y el 7,5 por ciento de los bonos europeos.

Con un mercado que parece ansiar una prolongaci­ón de las rebajas de tipos en Estados Unidos para alejar el final del ciclo, como es el deseo de Trump para llegar a las próximas elecciones presidenci­ales de 2020 con capacidad de salir reelegido, las expectativ­as de los mercados emergentes se mantendría­n atractivas, al seguir beneficián­dose de un dólar débil. Pero el juego de tira y afloja del Gobierno norteameri­cano con China también puede perjudicar a las economías emergentes, que van preparando el terreno con un recorte de sus tipos de interés, como han

hecho India y Tailandia esta misma semana.

Aunque ahora se ponen en el punto de mira por la guerra comercial, los países emergentes siempre están acuciados también por factores internos, como ocurrió el verano pasado con Argentina y Turquía. De ahí la importanci­a de diferencia­r entre los distintos mercados, además de ser consciente­s de su volatilida­d. “Puede que este año el foco pueda estar más centrado en Asia. El yuan tuvo una depreciaci­ón importante también en la primera mitad de mayo y no hubo mayores consecuenc­ias. Sin embargo, los movimiento­s de tipos de interés en países asiáticos pueden suponer que en las próximas semanas esta medida sea seguida por otros bancos centrales y entrar en una dinámica más compleja”, asegura Gonzalo Lardiés, gestor del DIP Spanish Equities de A&G Banca Privada.

Para Stefan Scheurer, estratega senior de Allianz Global Investors, “el mayor riesgo para los mercados emergentes decansa en el impacto que puede tener en la confianza y las condicione­s financiera­s”, pero el experto recalca que no hay ganadores en las guerras comerciale­s, sino diferentes tipos de perdedores. “Países fuertement­e orientados a la exportació­n y que dependen de las cadenas de suministro­s globales, como Malasia, Tailandia, Corea del Sur, probableme­nte serán los más vulnerable­s a una espiral proteccion­ista”, subraya.

Pero incluso en el entorno de la guerra comercial los mercados emergentes se pueden ver beneficiad­os de forma indirecta por los movimiento­s que se están produciend­o en esta cadena de suministro­s desde China a otros países asiáticos, que también se benefician del propio traslado de factorías del gigante asiático por sus menores costes laborales a medida que la economía china se centra más en la tecnología. “Asia está construyen­do un ecosistema de cadenas de suministro que beneficia a los países en desarrollo de menor tamaño, capaces de fabricar productos con menor valor añadido y suministra­r a China los recursos que necesita el mercado de consumo interno”, explica Winnie Kwan, gestora de Capital Group. Respecto a la renta fija, Thomas Rutz, gestor de MainFirst, explica que los fundamenta­les del crédito de estos países no sólo resistiero­n bien en 2018, sino que mejoraron aún más, en un año difícil para los mercados. “El hecho de que muchos de los bonos en divisas emergentes no estén excesivame­nte correlacio­nados con los mercados desarrolla­dos y sus atractivas rentabilid­ades hacen que que invertir en ellos sea una gran oportunida­d”, subraya. Un dato lo ilustra: julio fue el segundo mes más activo en emisiones primarias en más de un año en los mercados emergentes.

LOS BONOS EMERGENTES OFRECEN MÁS RENTABILID­AD DE MEDIA QUE LA DEUDA GLOBAL O LA EUROPEA

ASIA SE BENEFICIA DE LA DESLOCALIZ­ACIÓN DE LAS CADENAS DE SUMINISTRO, QUE HASTA AHORA SE UBICABAN EN CHINA

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