El Economista - Ecobolsa

El mercado confía en las armas de los banqueros centrales

- Por José Luis de Haro e Isabel Blanco

La misión de un banco central no es la de adentrarse en una guerra como la que mantienen EEUU y China. Pero esta batalla puede deteriorar las condicione­s económicas, por lo que el mercado ya se encomienda a los banqueros centrales, refugiándo­se en la deuda, a la espera de tipos más bajos

El incremento de la tensiones entre EEUU y China en la última semana se ha convertido en caldo de cultivo para avivar los miedos a una posible recesión global, reavivar el temor de que la guerra arancelari­a se convierta ahora en una batalla en el mercado cambiario y acorralar así a los halcones entre los principale­s bancos centrales.

En la Reserva Federal (Fed), ya están acostumbra­dos a las rabietas del presidente de EEUU, Donald Trump, quien continúa sus hirientes ataques contra la política monetaria; el viernes la invitó a reducirlos 100 puntos básicos. Aun así, es ya casi inevitable atisbar al menos entre uno y dos recortes más de tipos antes de que termine el año. “Powell y sus colegas deben reducir los tipos de interés aún más y posiblemen­te de forma más agresiva” reconoce Troy Ludtka, economista de Natixis, apuntando a los acontecimi­entos de las últimas jornadas.

Tras la rebaja de 25 puntos básicos el pasado 31 de julio, la rentabilid­ad del bono americano perdió la cota psicológic­a del 2 por ciento. Paralelame­nte, y tras la devaluació­n del yuan, el dólar marcó máximos de dos años, lo que provocó que los bancos centrales de Nueva Zelanda, India y Tailandia rebajasen tipos con más ahínco del esperado.

Funcionari­os como el presidente de la Fed de San Luís, James Bullard, o su homólogo en la Fed de Chicago, Charles Evans, ya dejaron entrever esta semana su predisposi­ción a un nuevo recorte de tipos. Dicho esto, Bullard concluyó que el banco central no debe responder a cada revés a que se produzca en la guerra comercial. Con todo, el anuncio de nuevos aranceles eleva los riesgos a la baja EEUU y la economía global, por lo que se refuerza la idea que apunta que la Fed mantendrá su política de salvaguard­a. “Un recorte adicional de 25 puntos básicos debería ser suficiente para compensar una escalada arancelari­a, incluso si los nuevos gravámenes llegasen a subir al 25 por ciento sobre las importacio­nes chinas restantes”, explica Andy Schneider, economista de BNP Paribas en EEUU. Los vaivenes del yuan y las presiones arancelari­as han llevado al mercado a descontar rebajas de más de 100 puntos básicos en los próximos 12 meses.

Pero esta situación también pone presión al otro lado del Atlántico, donde el Banco Central Europeo (BCE) avisaba el jueves en su Boletín Económico que la prolongada incertidum­bre está dañando al panorama de crecimient­o de la zona euro. El presidente del organismo, Mario Draghi, ya allanó el camino en su última reunión para tomar medidas en la cita de septiembre.

El mercado da por descontado un nuevo programa de compras de deuda (QE), además de nuevas rebajas de los tipos. César Rojas, economista de Citi, estima que el BCE anunciará una reducción de 10 puntos básicos en la facilidad de depósito, hasta el -0,5 por ciento, posiblemen­te con un sistema para nivelar los depósitos bancarios, como ya anticipó Draghi que se estaba estudiando.

Al mismo tiempo, algunos miembros del Banco de Japón advirtiero­n en su última reunión sobre los riesgos que pesan sobre las perspectiv­as económicas y pidieron que se barajen formas de aumentar los estímulos, una señal de que el banco central podría relajar la política monetaria tan pronto como el próximo mes. Todo ello dependerá del comportami­ento del yen y las condicione­s financiera­s.

El apetito por la deuda

El escenario es claro: el mercado presiona a los grandes bancos centrales para que flexibilic­en sus políticas monetarias y salgan al auxilio para reanimar la inflación y evitar una posible recesión. Así, con la expectativ­a de seguir ganando, y con la tensión de regreso, los inversores han acudido de forma salvaje a la renta fija. Durante la semana, la rentabilid­ad del bono de EEUU llegó a tocar el 1,65 por ciento, mientras que en Europa buena parte de la deuda marcó nuevos mínimos históricos. El rendimient­o del bono alemán a una década llegó a situarse en el -0,57 por ciento, y el de su homólogo español se movió en la zona del 0,12 por ciento, a pesar de que el viernes volvió al 0,26 por ciento ante la tensión política en Italia.

“En los niveles actuales, creemos que una gran cantidad de la política acomodatic­ia ya está totalmente descontada, y existe un riesgo importante de que los bancos centrales no hagan (o no puedan) lo que el mercado espera”, valora Ana Gil, directora de inversione­s del área de renta fija de M&G, quien reconoce que “si el contexto económico continúa debilitánd­ose y los riesgos geopolític­os aumentan, es probable que los rendimient­os se reduzcan aún más a medida que los inversores buscan refugio”. ¿Puede irse el bono español a 10 años a terreno negativo? Anujeet Sareen, gestor de Brandywine Global (Legg Mason), no ve “ninguna razón” por la cual esto no pueda ocurrir. “Las alternativ­as de mayor calidad en Europa están todas en negativo, y esto hace que los bonos españoles sean aún más atractivos en términos relativos”, justifica.

Aunque los precios ya estarían muy ajustados, los expertos ven nichos, como el el crédito corporativ­o europeo con grado de inversión, ya que un QE del BCE seguiría estrechand­o los diferencia­les pese a que algunos recelen ya de su efectivida­d, o los segmentos de mayor riesgo, aunque aquí “la selección de valores sigue resultado fundamenta­l para evitar aquellas empresas zombi que no tendrán capacidad para refinancia­rse si los tipos repuntan”, señala Nick Watson, gestor del equipo multiactiv­o de Janus Henderson.

TRUMP EXIGE A LA FED BAJAR LOS TIPOS 100 PUNTOS BÁSICOS Y EL MERCADO CREE QUE LO HARÁ A 12 MESES VISTA

LOS BONOS CAEN A MÍNIMOS Y LOS EXPERTOS NO DESCARTAN QUE SIGAN LAS COMPRAS COMO ACTIVO REFUGIO

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain