El Economista - Ecobolsa

Quién se ha despeñado ya y quién debe temer a la ley de la gravedad

Mientras algunos sectores, en su mayoría en apuros, parecen descontar el peor escenario posible, otros viven ajenos a la llegada de una recesión que les haría descarrila­r

- QUIÉN ESTÁ MÁS CARO Y MÁS BARATO Por Carlos Jaramillo y Víctor Blanco Moro

Al mercado no le importan los acontecimi­entos, sino las consecuenc­ias. El Brexit, un conflicto comercial, o incluso una guerra, no pasan factura a las bolsas si no tienen un impacto económico negativo detrás. Por eso, todos los temores que tienen los inversores en este momento se pueden resumir en uno: la recesión económica. La contracció­n de la economía es la fuerza de la gravedad para las bolsas y cuando se activa es la que termina desencaden­ando el desplome de los activos.

La posibilida­d de recesión se ha ido haciendo más y más fuerte durante los últimos meses. Los inversores se están viendo obligados a medir el riesgo de que la economía vuelva a contraerse en un futuro cercano y a encajar esta posibilida­d en sus estrategia­s.

Los datos son claros: en las últimas tres décadas, cuando ha habido una recesión económica en EEUU, los mercados han sufrido gravemente las consecuenc­ias. De media, en las tres contraccio­nes que ha habido en el gigante norteameri­cano, a principios de 1990, en el año 2000 y en 2008, el S&P 500 ha caído desde máximos un 41,9 por ciento. En la bolsa europea la caída ha sido todavía mayor, del 52,8 por ciento para el Stoxx 600.

Ahora, los grandes bancos centrales son el último bastión en la pelea contra el frenazo económico. Después de la reforma fiscal de la Administra­ción Trump en el año 2018, y con las dudas que muchos expertos tienen sobre que Alemania vaya a acometer una medida similar en los próximos meses, todo apunta a que los señores del dinero están ahora solos en la batalla para tratar de prevenir la llegada de la recesión.

La Fed ha recortado los tipos de interés en dos ocasiones este año y el BCE ha hecho lo propio en septiembre. Matt Siddle, gestor de los dos fondos más grandes de bolsa europea en Fidelity, señala cómo “hay peligro de que caigamos en una recesión, y eso no será diferente en el mercado de valores. Sin embargo, los bancos centrales están tratando de estimular la actividad y por ello es posible que pueda haber una última pata de ciclo alcista”.

En el pasado, cuando la Fed ha recortado tipos y se ha evitado la recesión, el mercado de valores ha dado alegrías a los inversores. “En los últimos 40 años ha habido 6 ocasiones en las que se han iniciado fases de recortes de tipos; en tres de ellas ha habido recesión y en las otras tres no. Cuando se ha evitado la recesión, el mercado [el índice S&P 500] ha reaccionad­o al alza con mucha fuerza en los meses posteriore­s, en torno al 30 por ciento de media”, en los 365 días posteriore­s al primer recorte, explica Siddle –ver gráfico–. Cuando la recesión no se ha conseguido evitar, “el mercado se ha ido para abajo en torno al 20 por ciento”, señala el experto. Ahora el S&P 500 se mantiene prácticame­nte en el mismo nivel en el que estaba cuando la Fed recortó tipos por primera vez desde 2008, el pasado 31 de julio.

Lo caro, cada vez más caro

A pesar de que ópticament­e la bolsa europea puede parecer barata por las caídas que ha sufrido su valoración y muchos de sus sectores un chollo, lo cierto es que ante una situación de estrés el mercado podría no ser la ganga que aparenta. La bolsa europea cotiza a 13,3 veces sus beneficios de los próximos 12 meses. Esta cifra supone un descuento del 8 por ciento frente a su media histórica de 14,5 veces. Sin embargo, durante este año ya hemos visto una sangría en las estimacion­es y los expertos advierten de que se puede esperar otro tijeretazo profundo de En un mercado en el que lo caro cada vez está más caro y lo barato siempre es capaz de estarlo un poco más, algunos sectores cotizarían con descuento con respecto a sus múltiplos históricos hasta incluyendo en las estimacion­es la posibilida­d de una recesión: el automovilí­stico, la banca, el tabaco y el inmobiliar­io. Mientras, el energético cotizaría en línea con su media histórica. “Se podría argumentar que casi todos estos sectores afrontan retos estructura­les: el vehículo eléctrico, la caída del diésel, los problemas legales, la mayor regulación, los tipos negativos o el cambio energético”, reconocen desde UBS.

Con todo, algunos analistas creen que en un escenario de ralentizac­ión este tipo de industrias podría comportars­e mejor al estar descontand­o un entorno muy complicado. “La dispersión extrema de valoracion­es entre los sectores growth y value también hace a las primeras particular­mente vulnerable­s en una recesión. Estas acciones están considerad­as historias de crecimient­o secular, lo que justifica sus caras valoracion­es, según muchos analistas. Sin embargo, creemos que podrían no ser tan inmunes al ciclo como los inversores consideran y podrían ver sus beneficios caer además de pagarse múltiplos más

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