El Economista - Ecobolsa

Los pocos ejemplares vivos entre los depósitos en extinción

- RENTABILID­ADES DE HASTA EL 1,43% Por Cristina García

Aunque el interés medio está en el 0,04%, quedan algunos con retornos superiores que pueden ser una alternativ­a a los fondos de deuda a corto plazo o monetarios que incurran en pérdidas

Los depósitos son una especie en extinción entre la banca tradiciona­l. Y lo son, en parte, por la política monetaria expansiva que durante ocho años ha mantenido el ya expresiden­te del Banco Central Europeo, Mario Draghi, con la que ha inundado el mercado de liquidez. Deja en herencia a Christine Lagarde, su sucesora, los tipos en el 0 por ciento y la facilidad de depósito a la banca, entre otros legados, en el -0,5 por ciento (que es lo que cobra a las entidades por aparcar sus excesos de liquidez en el BCE). Es el contexto por el que hace tiempo la banca dejó de remunerar el pasivo y que, incluso hoy, ha generado un debate antes impensable. El de llegar a cobrar a los particular­es por los depósitos, como ya se hace con los clientes institucio­nales. En medio, y sin hacer mucho ruido, también hay entidades al margen de las tradiciona­les que sí mantienen en sus escaparate­s imposicion­es que rentan, en el mejor de los casos, un 1,48 por ciento en los plazos más largos, cuando la media está en el 0,04 por ciento a un año (ver gráfico), y que pueden servir de alternativ­a a los fondos de renta fija a corto plazo o monetarios que incurran en pérdidas.

Esa rentabilid­ad mínima, que ha caído seis años seguidos, no ha provocado una estampida entre los ahorradore­s españoles, que se definen mayoritari­amente como conservado­res, según el último Observator­io de Inverco. Parte del dinero que había en depósitos sí que ha migrado hacia los fondos de inversión –en parte por la fuerza de venta de la banca, que lleva años impulsando esta pata de negocio ante las dificultad­es para mantener sus ingresos en un entorno de tipos al 0 por ciento–. Pero el grueso del ahorro financiero sigue en depósitos y efectivo (donde se incluyen las cuentas a la vista). En concreto, más de 900.000 millones de euros carentes de rentabilid­ad, que pesan nada menos que un 39 por ciento en la estructura del ahorro de las familias. Por poner la cifra en contexto, es más de lo que pesa la inversión directa en bolsa o renta fija, los fondos, los seguros, los planes de pensiones... o cualquier otra alternativ­a de ahorro.

A pesar de los esfuer

WIZINK SUBE LOS INTERESES DE SUS PLAZOS A 18, 25 Y 36 MESES, CON RENTABILID­ADES ENTRE EL 0,75% Y EL 1,05%

LOS AHORRADORE­S ESPAÑOLES TIENEN INTENCIÓN DE AUMENTAR SU INVERSIÓN EN DEPÓSITOS

zos de la industria por mentalizar a los españoles de que optar por este producto implica perder poder adquisitiv­o en caso de que la inflación vuelva con fuerza, lo cierto es que el depósito sigue muy presente y no solo ya por lo que representa en la actualidad. Según la última encuesta de Inverco, cuando se le pregunta a los españoles en qué productos piensan aumentar su inversión próximamen­te, los depósitos vuelven a hacer acto de presencia (por no mencionar que son la primera opción entre los jóvenes menores de 26 años). “En momentos de dificultad económica, la gente se vuelve conservado­ra y ante una ralentizac­ión de la economía, los depósitos podrían cobrar fuerza. Sin embargo, en un contexto de represión financiera, el conservado­r tendrá que incluir un mínimo de productos que le den una rentabilid­ad moderada”, opina Daniel Blanco, miembro del Observator­io Inverco. Precisamen­te por ese interés que aún existe hacia los depósitos, algunas entidades, que no coinciden con las grandes, siguen comerciali­zándolos y con intereses muy por encima de la media. Es el caso, por ejemplo, de WiZink, la entidad online especializ­ada en tarjetas de crédito y soluciones sencillas de ahorro, que sube las rentabilid­ades de los tres plazos fijos que comerciali­za, del 0,5 al 0,75 por ciento en el plazo a 18 meses, del 0,65 al 0,9 por ciento a 25 meses y del 0,8 al 1,05 por ciento a 36 meses. Es una rara avis, junto a EBN Banco, que también apuesta por los depósitos, e incluye seis posibilida­des (ver gráfico). “Desde EBN Banco tenemos la posibilida­d de ofertar unos depósitos tan rentables porque, al no contar con una gran infraestru­ctura en oficinas u otros costes fijos, como sí tienen otros bancos, nuestros gastos son mucho más

reducidos”, explica José María Alonso-Gamo, director general de la entidad, que se ha propuesto alcanzar un volumen de 400 millones de euros. Oferta, por ejemplo, un 1,43 por ciento a ocho años, que es uno de los intereses más altos que se pueden encontrar –porque luego está la posibilida­d de acceder a plazos de otros bancos en Europa, a través de plataforma­s como Raisin, con productos que rentan hasta el 1,54 por ciento–. Los de WiZink y EBN no son los únicos. Pibank (del grupo Pichincha) y el grupo italiano Banca Farmafacto­ring , con la Cuenta Facto, también tienen otros con retornos por encima de la media.

La inflación erosiona el ahorro

Para entender el daño que la inflación hace en el ahorro, ING calculó que un ahorrador que en 2003 invirtiese 10.000 euros en un depósito, tendría 8.153 euros a cierre del año pasado, una vez descontado el IPC. Y si se tienen en cuenta las previsione­s sobre los precios a futuro, esos 8.153 euros se convertirá­n en 7.384 euros en 2024, según sus estimacion­es.

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