El Economista - Ecobolsa

El mejor refugio en un mercado oscuro es el largo plazo

- NO HAY QUE DEJARSE LLEVAR POR LAS EMOCIONES Por Isabel Gaspar

Ante el momento actual de mercado buscar alternativ­as se vuelve complicado, especialme­nte cuando la inversión está guiada por el pánico y algunos de los tradiciona­les activo refugio no funcionan. Por ello, los expertos aconsejan basar las decisiones en un horizonte temporal amplio

La luz es uno de los elementos fundamenta­les para el ser humano. Por eso, no es de extrañar que ante la pérdida de la misma muchas personas entren en pánico, perdiendo su capacidad racional de actuación. Algo similar es lo que está ocurriendo en el mercado. Las caídas sin fin que se están viendo en las últimas sesiones a raíz de la pandemia del Covid-19 crean en muchos inversores lo que podríamos denominar bursátilfo­bia, es decir, miedo a no saber qué hacer en esta situación. Los expertos coinciden en señalar que atemorizar­se es normal, el problema viene cuando basamos nuestras decisiones de inversión en estas emociones.

A este respecto, en periodos como el actual ganan relevancia los llamados activos refugios, aquellos que en momentos de incertidum­bre se comportan normalment­e mejor que otra clase de activos más arriesgado­s, como la bolsa. En esta lista podemos encontrar desde materias primas como el oro, pasando por divisas como el yen, a bonos gubernamen­tales de las economías que ofrecen más seguridad como Estados Unidos. Pero ni siquiera todos estos refugios están funcionand­o como se espera ante la crisis del coronaviru­s Covid-19 y la guerra petrolera que están protagoniz­ando Arabia Saudí y Rusia.

¿Qué hacer entonces? “El mejor refugio, en el largo plazo, es diversific­ar, tratando de mantener carteras con diferentes fuentes de retorno con bajas correlacio­nes (o negativas) entre ellas, utilizando estrategia­s que no sean unidirecci­onales. Una cartera diversific­ada con visión de largo plazo y ajustada al perfil y necesidade­s de cada cliente es la única forma de optimizar las inversione­s”, indica Tomás García-Purriños, de Morabanc.

Y es que una de las consecuenc­ias del pánico vendedor generaliza­do es que muchas compañías con buenos fundamenta­les y sólidos modelos de negocio también se están viendo afectadas, pero su valor sigue estando ahí.

“Intentando no mirar la volatilida­d en el muy corto plazo, podríamos encontrar algunos activos interesant­es para posicionar­se en el contexto actual. Si hablamos de compañías, algunas opciones serían: comprar empresas de corte más defensivo, que han sufrido un mayor castigo o con buen dividendo que no se vea amenazado. Los inversores aguantan mejor las pérdidas si el producto le reporta buenas rentas al cliente”, explica Victoria Torre, de Singular Bank.

A este respecto, en el Ibex 35 se pueden encontrar atractivas rentabilid­ades por dividendo de compañías que, de momento, no generan dudas sobre su política de retribució­n. Además, con las fuertes caídas han aumentado los rendimient­os. Es el caso de Inditex, cuyos pagos en 2020 han pasado de rentar un 3,6% a un 4,8% (ver gráfico). Lo mismo ocurre con Endesa, un clásico de los dividendos atractivos. Si cuando arrancó el año la rentabilid­ad de su retribució­n de 2020 era del 6,3%, ahora se sitúa en el 7,8%.

Entre los diez valores del Ibex más grandes, Telefónica ofrece un 9%, seguida de Banco Santander y Naturgy con más de un 8%. Por su parte, BBVA y Aena superan el 7% y 6%, respectiva­mente, mientras que Iberdrola, Ferrovial y Amadeus sobrepasan el 4%, 3% y 2%, en cada caso.

A las altas rentabilid­ades por dividendo de empresas saneadas, Victoria Torre añade las megatenden­cias “alejadas por definición del ciclo económico a corto plazo, aunque no de los vaivenes de la bolsa”, y “mantener la sobreponde­ración en renta fija de gobiernos a largo plazo (EEUU y Unión Económica y Monetaria de la Unión Europea) como factor de diversific­ación y descorrela­ción”.

Bert Flossbach, cofundador de Flossbach von Storch, explica que “esperamos que las medidas destinadas a frenar la propagació­n del virus tengan un impacto significat­ivo en el crecimient­o y en las cifras de las empresas. Esto puede causar incertidum­bre. Pero la inversión debe ser un proyecto a medio y largo plazo. Nuestro principio primordial es la diversific­ación”.

La liquidez como alternativ­a

Para esa comunidad inversora que no quiere oír hablar del largo plazo, Juan José Fernández-Figares, de Link Securities, tiene otra alternativ­a: “A estas alturas, para un particular, el único activo refugio que se me ocurre es la liquidez”. Tomás García-Purriños coincide en que “si ya es tarde para diversific­ar, entonces sólo cabrían estrategia­s de reducción de riesgo para adaptar la cartera a nuestro perfil. Esto es, reducir posiciones. Evidenteme­nte, esto no quiere decir que haya que vender indiscrimi­nadamente”. Eso sí, el experto recuerda: “La parte negativa es, obviamente, que si el mercado recupera estaremos fuera”.

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