Biden ‘riega’ de millones a la industria del coche eléctrico
La nueva Ley de Reducción de la Inflación contempla una serie de incentivos y subvenciones para reequipar fábricas de baterías y vehículos eléctricos y construir nuevas. Compañías como Tesla, General Motors, Ford Motor, Vokswagen o Panasonic podrían beneficiarse de la iniciativa
La maquinaria legislativa de los Estados Unidos no se ha detenido en agosto, ya que en cuatro meses habrá elecciones parlamentarias en el país norteamericano. Si la semana pasada Joe Biden sancionó la Ley CHIPS para impulsar la producción y la investigación en el ámbito de los semiconductores, el presidente firmó esta semana la Ley de Reducción de la Inflación, que “reducirá los costes para las familias, combatirá la crisis climática, reducirá el déficit y, finalmente, pedirá a las mayores empresas que paguen su parte justa [de impuestos]”, según describía la norma la Casa Blanca en su web.
El proyecto de ley que aprobó el Senado y que más tarde suscribió Biden reserva más de 15.000 millones de dólares para reequipar las fábricas de baterías y vehículos eléctricos y construir otras nuevas, según publicaba hace unos días The Wall Street Journal.
Sin embargo, lo que no ha gustado en la industria del automóvil es que la ley también pone más difícil a los consumidores acceder a las deducciones fiscales por la compra de un vehículo eléctrico. “La desgravación fiscal podría beneficiar especialmente a Tesla por su enorme cuota de mercado de vehículos eléctricos, aproximadamente el 70% de las ventas en Estados Unidos”, según apuntaba el banco de inversión Evercore ISI, en una información recogida por el Journal. “La subvención fiscal haría que los modelos de Tesla fuesen más baratos que los vehículos de gasolina que todavía dominan las líneas de los rivales tradicionales”, añadía el diario.
No obstante, de los incentivos y las subvenciones para la producción de vehículos eléctricos podrían beneficiarse, además de Tesla, otros fabricantes de automóviles estadounidenses, como General Motors y Ford Motor, así como compañías implicadas en la manufactura de baterías eléctricas y las estaciones de carga, caso de Albemarle, Honeywell International y NextEra Energy; pero también firmas extranjeras con factorías en suelo norteamericano, como son la alemana Volkswagen y la japonesa Panasonic (ver gráfico). De hecho, Panasonic –uno de los principales proveedores de Tesla– anunció a finales de julio que estaba construyendo una fábrica de baterías para vehículos eléctricos en Kansas por valor de 4.000 millones de dólares como vía para competir en el cada vez más competitivo campo de las baterías y aliviar la dependencia del pionero de los vehículos eléctricos, según informó
Forbes. Se trata de su segunda fábrica allí (tiene otra en Nevada).
Sin embargo, hay quien cree que la infraestructura de carga es todavía insuficiente para pasar a un modelo eléctrico. “Las ventas de vehículos eléctricos e híbridos enchufables en
EEUU se duplicaron hasta superar los 600.000 durante 2021, y las cifras de ventas muestran que los vehículos eléctricos han alcanzado el 6,6% del total de automóviles vendidos en las últimas semanas a medida que aumentan los precios de la gasolina.”, explica Christopher Gannatti, director global
de análisis de WisdomTree. “Fuera de California –indica el experto–, la red de cargadores necesaria para dar servicio a millones de vehículos eléctricos aún no existe. La Administración Biden apuesta a la instalación de 500 mil cargadores públicos para 2030, pero McKinsey & Co. estima que se necesitarán en torno a los 1,2 millones”.
Si se plantea invertir en este sector, ha de saber que compañías como General Motors, Albemarley NextEra Energy reciben una recomendación de comprar del consenso de analistas que recoge FactSet. Aun así, en el caso de GM, el equipo de análisis de Deutsche Bank rebajó hace unas semanas su consejo de comprar a mantener en cartera. “Mientras que los beneficios deberían mejorar en el segundo semestre del año, beneficiándose de un mayor volumen a medida que se resuelven los cuellos de botella de la oferta, creemos que estos no deben ser capitalizados en medio de gran riesgo eventual de los precios de los vehículos”, apuntaban.
“Al mismo tiempo, a pesar de los alentadores avances de GM en la adquisición de materiales para baterías, nos preocupa que los márgenes de los vehículos eléctricos puedan seguir lastrando considerablemente la rentabilidad general de la empresa a corto plazo, hasta que el fabricante de automóviles pueda introducir su tecnología de nueva generación y aumentar la producción en sus plantas de baterías hasta alcanzar su plena capacidad”, advertía Deutsche Bank.
Algo similar señalaba la entidad germana sobre Ford Motor: “Nos preocupa el impacto que sus vehículos eléctricos podrían tener en la rentabilidad de la empresa en los próximos años, en medio de considerables márgenes de contribución negativos de su cartera de vehículos eléctricos, al menos hasta su segunda generación”.
En lo que suceda con estas firmas tendrá que ver el precio del litio, usado para la producción de baterías. “La posible trayectoria de los precios del litio tiene grandes impactos; por ejemplo, las acciones de empresas como General Motors y Ford Motor Company pueden verse afectadas si los inversores creen que los precios del litio se mantendrán elevados por un período más prolongado”, alerta Gannatti.
Así, Albemarle, que es uno de los mayores proveedores de litio para baterías de coches eléctricos, aumentará este año su capacidad de producción en un 85%. Para Deutsche Bank, “el litio seguirá siendo una licencia para que Albemarle imprima
dinero en el futuro”.