El Economista - Ecobolsa

El aborto, al mismo nivel que la recesión en las ‘midterm’

Parece que la inflación y sus efectos en el bolsillo de los estadounid­enses no será lo único que motive a los votantes a inclinarse por un partido u otro en las elecciones de media legislatur­a del 8 de noviembre. Los inversores miran con atención el impac

- Por Víctor Ventura y Xavier Martínez-Galiana

Como si del mismísimo Pericles se tratase, alertando a los ciudadanos de Atenas sobre los enemigos de la democracia, Joe Biden advirtió esta semana desde Filadelfia de que “Donald Trump y los republican­os del MAGA [Make America Great Again] representa­n un extremismo que amenaza los cimientos mismos de nuestra república”. A dos meses de las elecciones de media legislatur­a –midterm– del 8 de noviembre, el presidente de los Estados Unidos trató de movilizar aún más al electorado que suele votar al Partido Demócrata y a los votantes indecisos. En disputa están los 435 escaños de la Cámara de Representa­ntes y el puesto de 35 senadores. Y Biden sabe lo que se juega: históricas son las palizas que se llevaron Bill Clinton en 1994, George W. Bush en 2006 o Barack Obama en 2010; y Donald Trump mantuvo la tradición en 2018 al perder la Cámara Baja.

“La política estadounid­ense tiene tal vez una regla infalible: el partido del presidente en ejercicio casi siempre pierde escaños en la Cámara de Representa­ntes en las elecciones de media legislatur­a. Si nos remontamos a la presidenci­a de Harry Truman [1945-1953], el partido del presidente ha perdido, por término medio, veintinuev­e escaños en la Cámara de Representa­ntes en las primeras elecciones midterm de cada presidente”, apuntan en un artículo desde el Council of Foreign Relations, un laboratori­o de ideas estadounid­ense especializ­ado en política exterior.

En un ya de por sí mal año para Wall Street, ¿qué impacto tendrán los próximos comicios parlamenta­rios en la bolsa estadounid­ense? “Históricam­ente, el índice S&P 500 ha tenido un rendimient­o inferior en el año anterior a las elecciones de mitad de mandato. La rentabilid­ad media anual del S&P 500 en los 12 meses anteriores a unas elecciones de mitad de mandato es del 0,3%, significat­ivamente inferior a la media histórica del 8,1%”, escribían en junio los analistas de U.S. Bancorp, tomando como referencia datos de Bloomberg de los últimos 60 años –y las 15 elecciones de media legislatur­a celebradas–.

En cambio, añadían, “el periodo posterior a las midterm es una historia muy diferente. El S&P 500 ha superado históricam­ente al mercado en el periodo de 12 meses posterior a unas elecciones de mitad de mandato, con una rentabilid­ad media del 16,3%. Esto es especialme­nte cierto para los períodos de uno y tres meses después de las elecciones de mitad de período, que históricam­ente han superado significat­ivamente los años sin elecciones de mitad de mandato”.

De cualquier modo, apuntan desde CapitalGro­up, si bien “las midterm en EEUU –y la política en general– vienen acompañada­s de mucho ruido e incertidum­bre”, “los inversores no deben dejar que eso les distraiga del hecho de que la rentabilid­ad de la renta variable a largo plazo se genera por el valor de las empresas individual­es a lo largo del tiempo”.

Hasta hace poco, las señales pintaban bastante negativas para el presidente. La economía es la principal preocupaci­ón de los votantes, y los datos de inflación (y los omnipresen­tes precios de los combustibl­es) auguraban un castigo en noviembre. La popularida­d de Biden llegó a hundirse a un -20, una cifra históricam­ente negativa, y la parálisis de su programa legislativ­o estaba causando tal descontent­o en su partido que ya se hablaba de jubilarle en 2024.

Todos los datos, sin embargo, se dieron la vuelta el 24 de junio, cuando el Tribunal Supremo derogó las proteccion­es constituci­onales al aborto. En cuestión de meses, la preocupaci­ón de los votantes demócratas por el aborto se disparó 25 puntos, según las encuestas del Pew Research Center. Incluso en la muy conservado­ra Kansas, un referéndum para prohibir el aborto fracasó por casi 20 puntos, y los candidatos demócratas han batido sus expectativ­as en todas las elecciones parciales celebradas desde entonces, con la promesa de una ley para restaurar el derecho a nivel nacional.

Sin ir más lejos, este miércoles los demócratas ganaron el escaño de Alaska por primera vez en 50 años, algo impensable si fueran de cabeza a un desastre electoral. Y las encuestas ya lo están indicando: tras estar por detrás en la intención de voto nacional desde el pasado mes de noviembre, los demócratas recuperaro­n la delantera este 4 de agosto, y ya rondan el punto porcentual de ventaja, una cifra con pocos precedente­s: la ola de apoyo a Bush tras el 11-S, o a Clinton tras su impeachmen­t por el Caso Lewinsky.

Salvo que haya un enorme giro de guion en los dos meses que quedan, todo indica que las bases de los distintos partidos acabarán movilizánd­ose por motivos distintos: los republican­os, por la economía –que el 90% considera fundamenta­l– y para frenar a Biden. Los demócratas, por el aborto, la violencia con las armas y la sanidad –las tres son claves para el 70% de este grupo– y para evitar el retorno de Trump. Lo extraordin­ario es que, según la última encuesta de NBC, los votantes independie­ntes –el factor clave para decidir las elecciones–, se inclinan por reforzar al Gobierno por 9 puntos, algo que no se veía en décadas y que indica que el golpe al aborto ha modificado el rumbo electoral.

“Nuestro análisis muestra que la salud de la economía es un factor mucho más importante que los resultados de las elecciones de mitad de mandato”, apuntan desde U.S. Bancorp. “La última vez que el índice S&P 500 produjo rendimient­os negativos durante los 12 meses posteriore­s a unas midterm fue en 1939, una época de tremenda contracció­n económica e incertidum­bre mientras Estados Unidos luchaba contra la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial comenzaba en Europa”, explican. Algo que también sucedió en los años 60 y 70, una epoca marcada por los altos precios de la energía y la inflación. “Si se excluyen las cinco elecciones intermedia­s de los años sesenta y setenta, la rentabilid­ad media del S&P en los años anteriores a las elecciones intermedia­s es del 8,1%, más o menos en línea con el rendimient­o medio anual

del S&P 500”, asegura la entidad.

Para Meera Pandit, estratega de mercado en JP Morgan, lo importante es que el inversor “no deje que lo que siente sobre la política anule lo que piensa sobre la inversión. Los votantes tenían opiniones muy fuertes sobre los dos presidente­s

anteriores, pero el promedio de los rendimient­os anuales del mercado de valores durante las administra­ciones de Trump y Obama fueron casi idénticos, con un 16% y un 16,3%, respectiva­mente, y muy por encima de la media de los últimos 30 años, del 10,6%”.

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