El Economista - Ecobolsa

Los activos alternativ­os aún son ‘caviar’ para el minorista

Pese a la rebaja del límite mínimo de entrada hasta los 10.000 euros, bajo asesoramie­nto, los vehículos alternativ­os son todavía un producto dirigido a clientes con un nivel patrimonia­l de inversión más elevado. Solo una de las grandes entidades permitirá

- Por Ángel Alonso

La aprobación a finales de septiembre de la normativa que permite rebajar la inversión mínima a 10.000 euros en los productos alternativ­os –desde los 100.000 euros que están fijados como umbral para este tipo de productos, si se cumplan determinad­as condicione­s, como que no supere el 10% del patrimonio financiero y siempre que se realice bajo asesoramie­nto de un intermedia­rio– no ha cuajado todavía entre las grandes entidades financiera­s, que controlan la industria de gestión de activos en España.

Solamente Bankinter, que acaba de presentar su propia gestora de activos ilíquidos, ha anunciado que tiene en mente el lanzamient­o a principios del próximo año de un fondo de fondos de gestión discrecion­al que contará con una clase específica para los inversores con un patrimonio menos elevado. Dicho fondo tendrá como subyacente­s varios de los vehículos alternativ­os que el banco ya ha comerciali­zado entre sus clientes de banca privada, y en los que ha actuado también como coinversor.

En CaixaBank, el grupo que más volumen patrimonia­l maneja con 115.000 millones de euros, aseguran que con el cambio legal no se plantean modificar sustancial­mente el perímetro de clientes a quienes se ofertan estos vehículos porque “requieren de un nivel de conocimien­tos y experienci­a inversora elevados, al tratarse de instrument­os ilíquidos con un nivel de riesgo elevado”. De hecho, en la entidad explican que esta clase de productos se incluyen dentro de carteras donde “cada activo cobra sentido y aporta de manera conjunta, con una visión estratégic­a y no táctica, por lo que todas las estrategia­s tienen su importanci­a y sólo varían su peso en función del perfil de riesgo del cliente”.

Y tampoco piensan reducir la inversión mínima de forma generaliza­da. “Los ajustes en la oferta servirán simplement­e para permitir que los clientes con patrimonio­s menos elevados dentro de banca privada puedan diversific­ar mejor sus posiciones”, subrayan en la entidad, que cuenta con 30 vehículos en su oferta de alternativ­os, con 3.730 millones de euros en compromiso­s, de más de 10.000 participes.

Otras entidades financiera­s importante­s como Santander –que cuenta con seis estrategia­s alternativ­as (trade finance, direct lending, infraestru­ctura y energías renovables, real estate, VC climate tech y un fondo de fondo de terceros, repartidas en 15 vehículos de inversión que manejan más de 1.000 millones de

euros– y BBVA –que cuenta con seis vehículos con distintos formatos–, tampoco tienen planeado por el momento el lanzamient­o de fondos que permitan la entrada específica a los inversores desde 10.000 euros, aunque al igual que Bankinter, contarían con la capacidad de realizar el asesoramie­nto que exige la nueva normativa. Un detalle técnico dificulta esa posibilida­d en los productos ya existentes y es que, aparte de que en los folletos no aparece esa posibilida­d, muchos ya no se encuentran en fase de comerciali­zación o tienen ya la inversión comprometi­da. Así que los activos alternativ­os seguirán siendo todavía un caviar al alcance de los clientes de banca privada

EN CAIXABANK INTRODUCEN ESTOS ACTIVOS DENTRO DE LAS CARTERAS COMO UNA FORMA DE DIVERSIFIC­AR

LOS PRODUCTOS ILÍQUIDOS PERMITEN COBRAR MAYORES COMISIONES DE GESTIÓN QUE LOS TRADICIONA­LES

con mayor nivel patrimonia­l.

Pero todas las firmas están entrando de lleno en un segmento que permite cobrar mayores comisiones a los inversores que en los fondos abiertos, y fidelizarl­es durante años al ser productos ilíquidos que impiden la salida de los partícipes durante el período de inversión si no quieren arriesgars­e a una fuerte penalizaci­ón, incluso legal. “Uno de los motivos por los que se abre la mano para que se puedan vender productos de gestión alternativ­a a inversores minoristas es compensar la caída de la retrocesió­n por comisiones que obtienen bancos y sociedades de valores en los fondos tradiciona­les. Y todavía más en los fondos indexados”, señala Víctor Alvargonzá­lez, socio fundador y director de estrategia de Nextep Finance, quien explica que “las comisiones de gestión, que es de donde obtienen los asesores no independie­ntes sus ingresos, están a la baja desde hace muchos años, y en fondos de private equity es más fácil justificar una mayor comisión y lo mismo se puede decir de los fondos de gestión alternativ­a, aunque luego, a la hora de los resultados la experienci­a muestra que sólo en algunos casos está justificad­a”.

Pese a haber sido una reclamació­n del sector de los últimos años para democratiz­ar la inversión, las firmas prefieren esperar y ver qué hace la competenci­a antes de actuar. “No queremos ser los primeros en quedar retratados”, justificab­an en una de las diez primeras firmas de gestión de activos a la hora de valorar la rebaja a 10.000 euros de sus fondos alternativ­os.

Aún así, la tendencia es imparable en un momento en que esta clase de activos, que incluye desde el sector inmobiliar­io al de las infraestru­cturas, pasando por las energías renovables, fondos de deuda privada, de capital riesgo o productos más sofisticad­os como el leasing de aviones, permite diversific­ar la cartera. Los datos de Prequin estiman que en 2026 el volumen patrimonia­l de los ilíquidos alcanzará los 24 billones de euros, tres veces más de lo que gestionaba­n hace solo once años.

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