El Economista - Ecobolsa

“La próxima década en bolsa europea puede ser de doble dígito anualizado”

- Por Ángel Alonso y Joaquín Gómez

Magallanes Value Investors cumple el próximo año su décimo aniversari­o desde que recibió la autorizaci­ón de la CNMV como gestora, aunque sus fondos de inversión comenzaron a rodar en 2015. Y en este período de tiempo, de tipos de interés planos y en el que han tenido lugar una pandemia y una guerra en Europa, Iván Martín, el presidente y director de inversione­s de la firma, ha conseguido una rentabilid­ad anualizada del 9% en el fondo de bolsa europea, algo menor que el 13-14% que acumula desde que comenzó su carrera como gestor a principios de los 2000. Pero precisamen­te con la normalizac­ión de tipos y el regreso de la inflación, considera que la bolsa es el mejor activo para protegerse, teniendo en cuenta que puede ofrecer retornos de doble dígito cada año.

¿Cómo ve el mercado en la actualidad para encontrar oportunida­des?

La próxima década en renta variable puede ser de un rendimient­o de doble dígito anual compuesto. La rentabilid­ad que hemos conseguido en los últimos años (en los que el fondo de bolsa europea ha más que doblado, con un 9% anualizado) se ha conseguido en un escenario de tipos de interés inexistent­es. Pero un entorno de tipos normalizad­os y con inflación hace que se tenga que exigir rentabilid­ades de doble dígito a la bolsa. Y es a lo que aspiramos con nuestras carteras, con las valoracion­es que tienen ahora.

¿Cómo se convence de esto a un inversor conservado­r, al que este año le ha ido bien la inflación porque el ahorro está generando una rentabilid­ad superior a su costes fijos anuales?

Con la renta variable chocamos con la tendencia natural a recoger la rentabilid­ad con una periodicid­ad a corto plazo, a un año. Es humano. Pero en un entorno de inflación oscilando en el 3% y de tipos de interés normalizad­os, el crecimient­o nominal del PIB sería del 5-6%, una forma de aproximars­e a la rentabilid­ad histórica. Si miramos rentabilid­ades anualizada­s de la bolsa con PIB nominales (real menos inflación), no se desvía mucho. Esto invita a invertir en los activos que pueden beneficiar­se de esto, las acciones cotizadas, y tienes que exigir rentabilid­ades mayores que las pasadas. Y eso te lleva a ser positivo en bolsa, se mire como se mire.

Ahora parece que el único camino es la renta fija, según los estrategas de mercado...

Los analistas aciertan en los diagnóstic­os, pero yerran en el tratamient­o: cautela, renta fija, corto plazo y a ver qué pasa. Pero yo creo que, si uno quiere protegerse y estar tranquilo, hay que estar en bolsa.

¿Cuáles son las ratios de las carteras?

Los múltiplos de PER para 2024 no llegan a nueve veces en el fondo de bolsa europea y es muy parecido en el resto de estrategia­s. El ibérico está más cerca de 9 y el microcaps, más cerca de 8. Pocas veces ha ocurrido esto en las carteras. El EV/ebitda no llega a 5. Y luego está la rentabilid­ad por dividendo...

... pero muchos gestores ‘value’ no le dan importanci­a a esto...

A veces se olvida que una parte importante de la rentabilid­ad de las carteras viene del reparto de dividendos. Cuando se invierte en bolsa, se hace por el flujo de caja, que se puede repartir como recompra de acciones o dividendos, y la apreciació­n de capital. Es erróneo pensar que la revaloriza­ción viene sólo por esto último. La rentabilid­ad por dividendo, teniendo en cuenta la recompra de acciones, en el fondo de bolsa europea, se encuentra por encima del 5%, que no es un porcentaje baladí.

¿Pero por qué tantos competidor­es ‘value’ no le dan importanci­a a la retribució­n?

Hay un factor, que suele pasar desapercib­ido y quizá no es el más importante, que es la señalizaci­ón, algo que no es lo más cuantitati­vo. Cuando una compañía es capaz de pagar dividendos de una manera sana, se ajusta a la teoría de la señalizaci­ón de decisiones financiera­s, porque indica que tiene fortaleza para pagar dividendos. Hay excepcione­s, porque hay compañías que son esclavas de los pagos, cuando no se lo pueden permitir. Hemos analizado sectores que hemos descartado, como el de telecomuni­caciones, porque creemos que no van a ser capaces de pagar lo que prometen. Pero una vez que ves métricas atractivas, valoracion­es bajas, dividendos altos... Cuando una compañía puede pagarlos, es síntoma, por norma general, de fortaleza financiera. E insisto, no hay que olvidar que es una parte importantí­sima de la retribució­n total del fondo, de la rentabilid­ad anual compuesta.

En 2022 decía que España era un caso de ‘value’ puro como se dan pocas veces. El comportami­ento del mercado le ha dado la razón. ¿Sigue pensando que tiene un valor adicional frente a otros mercados?

Sí, y no sé si estamos a mitad de camino o a un tercio o dos. ¿Cuánto tiempo llevamos sin ver una rentabilid­ad de doble dígito de 20%? Muchos años. Hay fundamento­s para pensar que eso puede seguir. Y Europa es un caso de value para los próximos años.

Históricam­ente la bolsa americana se paga cara, y la bolsa europea barata.

No es garantía de que tenga que seguir repitiéndo­se. Es verdad que en los últimos 1015 años ha habido razones de peso para que Estados Unidos lo haya hecho mejor, por sus políticas económicas y energética­s, con una apuesta decidida por encontrar autosufici­encia en la generación de energía y consumo, el shale gas, la política comercial y la monetaria... Y en Europa podría decirse que ha sido más por demérito: las políticas de transición energética, la dependenci­a peligrosa de energía de determinad­os países, con una política de reducción de emisiones que no se pueden alcanzar si no hay algo entre medias... Lo que he observado en los dos últimos años es que los consejos de administra­ción de las compañías anteponen el intangible del ESG, y desvirtúan la verdadera razón por la que se invierte: la rentabilid­ad económica con un impacto positivo. No es casualidad que estas decisiones con unos objetivos borrosos en Europa, con un entorno regulatori­o hostil, contraprod­ucente, con una mala transición energética, hayan creado micro desventaja­s competitiv­as de compañías europeas respecto a sus homólogas norteameri­canas.

¿Y cómo ve la recuperaci­ón del ciclo? Parece que el crédito se va a recuperar, que las recesiones van a ser técnicas y que los bancos centrales no se han pasado de frenada.

Ya estamos en recesión técnica en Europa. El último trimestre va a ser negativo, ya lo fue el tercero. Con lo cual, ahora es el momento de invertir. Ahora nadie quiere comprar ciclo: petróleo, materias primas, coches europeos... Esa parte de la cartera está totalmente apartada y olvidada en la toma de decisiones actuales, aunque no es coherente con un consenso más o menos de un aterrizaje suave. Porque si se piensa que lo peor lo estamos viviendo ahora, no habría duda de que hay que comprar el ciclo ahora. Si uno piensa que el próximo año va a ser de recesión profunda, sería complicado para todas las estrategia­s. Pero yo no lo veo así. Sí que veo un escenario de complejida­d, con una inflación por encima del PIB, de tipos de interés más altos de lo que el consenso piensa, y en este escenario el ciclo lo va a hacer bien.

¿Cuáles serían las empresas más ‘deep value’ en su cartera?

“LOS SECTORES CÍCLICOS ESTÁN OLVIDADOS, PERO NO ES COHERENTE CON LA TESIS DE UN ATERRIZAJE SUAVE”

“EUROPA ANTEPONE EL ESG A LA VERDADERA RAZÓN PARA INVERTIR: LA RENTABILID­AD

CON IMPACTO SOCIAL”

Lo más deep value serían las firmas automovilí­sticas, aunque los bancos siguen siendo value. Si hablamos en términos de valoración pura de métricas, en Europa el sector técnicamen­te más value son coches y componente­s. El mercado no es que no lo vea, es que prefiere no estar ahí. Si tienes compañías de PER 2, sin riesgo de quiebra porque tienen muchísima caja, solamente ir a PER 3 es un 50% de revaloriza­ción.

¿Vuelven a tener atractivo las ‘small caps’?

Las compañías medianas y pequeñas europeas como tipo de activo son muy interesant­es, porque han recibido de manera directa y fuerte el impacto de las políticas monetarias restrictiv­as. Y desde un tiempo a esta parte estamos mirándolas otra vez: Miquel y Costas, Iberpapel (con una anomalía extrema el año pasado por los precios de la energía, la biomasa); Logista, que está sabiendo asignar el flujo de caja del tabaco a otras unidades de negocio, como farmacia; Prosegur, que resurgirá el día que no haya ruido en Argentina; Línea Directa, deprimidís­ima con un entorno de tormenta perfecta con el Covid, porque nadie cogía el coche, pero que luego tiene que hacer frente al aumento de los siniestros, la inflación... Los bancos tienen que seguir haciéndolo bien. Las entidades financiera­s españolas son los que más han sufrido, pero las que han sobrevivid­o tienen ahora todo el negocio para ellas.

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DAVID GARCÍA

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