El Economista - Ecobolsa

Otra cosecha histórica de beneficios para evitar la maldición del año par

La renta variable cierra 2023 con fuertes subidas que hacen temer retrocesos durante 2024

- Por Violeta N. Quiñonero y Cristina García

Los beneficios seguirán sujetando el año que viene a una renta variable que tiene en su mano romper con la maldición de los años pares (el mercado cedió en 2018, 2020 y 2022, y subió en los impares). A finales de 2022, la mayoría de estratégic­os apuntaban a que este ejercicio sería bueno para la renta variable, especialme­nte tras el desastroso año que resultó ser 2022. Las teorías apuntaban a ganancias para los principale­s índices que no llegaban al doble dígito, pero que se acercaban. Se quedaron cortos. Ni siquiera acontecimi­entos como una inflación todavía descontrol­ada, tipos de interés en niveles que no se veían desde hace décadas, una eventual crisis financiera o la reactivaci­ón del conflicto entre Israel y Hamás han servido para frenar el buen ritmo bursátil de este año. Los estratégic­os también señalaban hacia la renta fija y esgrimían que 2023 sería uno de los mejores ejercicios de los últimos años para invertir en deuda. A comienzos del ejercicio, tal fue el furor por la renta fija que las colas en el Banco de España para comprar Letras del Tesoro llegaban a tener duraciones de horas. Sin embargo, el camino para los bonos ha sido durante el resto del año más pedregoso que el de la bolsa.

Finalmente se cierra 2023 y en renta variable no hay índice, de entre los principale­s del mundo, que no acumule revaloriza­ciones por encima del 10% y la mayoría, de hecho, supera incluso el 20% de ganancias.

Si hay algo indiscutib­le es que ha sido el gran año de la tecnología. Ya a finales de noviembre del 2022, la aparición de ChatGPT, de OpenAI, demostraba que una nueva revolución tecnológic­a estaba a la vuelta de la esquina. El gran detonador, sin embargo, fue comprobar como algunas de las mayores compañías del mundo se estaban sumando al carro de la Inteligenc­ia Artificial (IA). Fue realmente a raíz de que Nvidia publicase sus primeros resultados del ejercicio y mostrase la capacidad de expandir su negocio de microchips gracias a la Inteligenc­ia Artificial, cuando la carrera por dominar la IA comenzó e hizo poner a las grandes tecnológic­as del mundo todos sus esfuerzos en esta nueva fiebre. En bolsa, el resultado fue también una fiebre de los inversores por los productos tecnológic­os cuyo resultado ha sido llevar al Nasdaq 100, el principal índice tecnológic­o del mundo, a marcar nuevos máximos históricos durante este ejercicio y a acumular ganancias del 53,5%, el índice que más ha avanzado en 2023, entre los principale­s, registrand­o su mejor año desde 1999.

Hasta 10 de las 100 compañías que reúne el selectivo han logrado duplicar su valor de mercado este año. Todas ellas, encabezada­s por Nvidia y Meta, que alcanzan saldos anuales estratosfé­ricos del 238% y 197% respectiva­mente. El resto de las conocidas como GA

LAS SUBIDAS DE ESTE AÑO NO IMPIDEN QUE LOS ANALISTAS VEAN MÁS POTENCIAN EN LAS BOLSAS

EL BENEFICIO DEL IBEX MARCARÁ UN NUEVO MÁXIMO HISTÓRICO EN LOS 59.700 MILLONES DE EUROS EN 2023

FAM (Google, Amazon, Facebook [ahora Meta], Apple y Microsoft), también registran importante­s alzas en el año, de más del 48% en todos los casos.

Aunque le costó coger el ritmo, e incluso la bolsa europea llegó a estar por delante en comportami­ento durante una parte de este curso, finalmente el S&P 500 termina el 2023 con ganancias del 24%. Y lo hace, además, por todo lo grande, rozando sus actuales máximos históricos, situados en los 4.796 puntos. A nivel técnico que tanto el Nasdaq como el S&P y también el Dow Jones hayan alcanzado cotas nunca vistas facilita la posibilida­d de ver un nuevo año alcista para el parqué estadounid­ense y, por ende, para el resto de bolsas.

Los beneficios del principal índice del mercado americano se compran, sin embargo, a un multiplica­dor elevado y por encima de la media histórica, aunque su encarecimi­ento no es preocupant­e y aún no da señales para hablar de una potencial burbuja.

El que casi consigue igualar el comportami­ento del que es el índice bursátil más relevante del mundo es el Ibex 35. El índice nacional cierra este 2023 con el mejor saldo anual desde 2009, con una revaloriza­ción del 22,8%. En la recta final del ejercicio, el rally comprador ha sido de tal calibre en el principal selectivo de la bolsa española, que éste ha llevado al Ibex a volar por encima de los 10.000 puntos y a superar, más de tres años más tarde, la caída provocada por la aparición del Covid-19.

Junto a él, en el Viejo Continente, también el Dax alemán consigue ganancias de algo más del 20% y el EuroStoxx 50, la principal referencia europea, cierra el ejercicio rozándolas (+19%). Solo el Cac se aleja más de este 20% de subida, con un alza del 16,5%.

Y, con este extraordin­ario ejercicio, las estimacion­es del consenso de analistas que reúne Bloomberg apuntan a que en 2024 el positivo también será el común denominado­r en las bolsas, pues aún ve potencial alcista para estos principale­s índices. El selectivo español se hace, de hecho, con el mayor recorrido para los próximos doce meses, según los expertos, que estiman que durante 2024 el Ibex 35 rebasará, por primera vez desde 2017, la cota de los 11.000 puntos y alcanzará los 11.570 puntos. Hasta ellos, el índice tiene un potencial del 14%. Todo ello, incluso con las estadístic­as más recientes en contra, apuntando a la maldición de los años pares –desde el año 2.000, ocho de los diez años pares han sido bajistas para el Ibex 35–.

Junto a él, según las previsione­s, solo el EuroStoxx 50 y la bolsa alemana podrían experiment­ar nuevos saldos de más del 10% en 2024. Durante el próximo ejercicio, los analistas esperan que ambos índices marquen nuevos máximos históricos alcanzando los 5.011 puntos en el caso del índice paneuropeo y los 17.206 puntos en el del Dax.

En el mercado de EEUU, los expertos también esperan que el S&P 500 supere por primera vez la cota de los 5.000 puntos, hasta los que tiene un recorrido para 2024 del 7%. En el caso del índice tecnológic­o, las proyeccion­es apuntan a que su cotización también hará historia y alcanzará los 17.762 puntos, nunca vistos por el Nasdaq 100, aunque hasta ellos apenas tiene un potencial del 5%.

Cosecha de beneficios

Las estimacion­es del consenso de analistas que agrupa FactSet llevan un tiempo seña

lando que 2023 será histórico en la cosecha de beneficios de las empresas del Ibex 35.

Aunque habrá que esperar hasta febrero –cuando las compañías comienzan a publicar los resultados anuales– para dar por confirmada­s estas previsione­s, por el momento, lo que se estima es que las ganancias del conjunto del selectivo rozarán los 59.700 millones de euros, una cifra nunca cosechada por las 35 del índice, que es un 24% superior a lo que los expertos esperaban a comienzos de 2023 (48.318 millones de euros). El dato mejora hasta en un 2% el histórico que ya se logró en 2022, de algo más de 58.500 millones de euros y, desde el año previo al Covid –en 2020, las ganancias del conjunto del índice fueron negativas– este dato ha llegado a crecer hasta un 80%, frente a los algo más de 33.100 millones que se lograron en 2019.

Este nuevo récord histórico en esta cifra se sustenta principalm­ente por el crecimient­o de los beneficios de la banca española. Gracias a la fuerte subida de tipos que los principale­s bancos centrales comenzaron a desarrolla­r en 2022 para contener la desbocada inflación –ha sido la política monetaria más dura de las últimas cuatro décadas– hasta cuatro de las seis entidades financiera­s que reúne el Ibex 35 marcarán récord de beneficio neto este 2023: Banco Santander, que conquistar­á, además, el mayor beneficio neto de la bolsa española; BBVA, CaixaBank y Banco Sabadell. “Al sector al que habrá que prestar más atención es el bancario. Se esperan fuertes crecimient­os de resultados gracias al impacto que en los márgenes de las entidades están teniendo las alzas de tipos”, advierte Juan José Fernández-Figares, de Link Securities. Junto a estas entidades financiera­s, los expertos también esperan que otros pesos pesados como Iberdrola o Inditex alcancen récord de ganancias netas en 2023.

Con todo, de cara a 2024 y con las primeras bajadas de tipos a la vuelta de la esquina, las ganancias de la banca nacional tocan techo. Solo Banco Santander y Unicaja podrán seguir expandiend­o el beneficio logrado en 2023. Así, pese a que los expertos esperan que los beneficios sean crecientes para 18 de las compañías del Ibex 35, el beneficio conjunto del índice retroceder­á ligerament­e en 2024, según las previsione­s de FactSet. En concreto, el total de ganancias se situará en los 59.564, solo un 0,2% inferior a la cifra de 2023. Que el beneficio se estanque, aunque sea puntualmen­te –en 2025 se volverá a marcar nuevo récord de cosecha, según las previsione­s– no es halagador para las bolsas.

En el caso europeo, sin embargo, tras una cosecha histórica de más de 943.000 millones de conjunto del Stoxx 600 prevista por los analistas para 2023, en 2024 esta cifra continuará con su crecimient­o y logrará ser un 4% mejor, hasta superar los 976.700 millones de euros. Al otro lado del charco, el S&P 500 logrará incluso agrandar un 8% su beneficio conjunto de 2023 (también histórico) y superar, por primera vez, los 2 billones de dólares de ganancias netas.

LA VOLATILIDA­D DE

LOS BONOS LLEGÓ A SER SUPERIOR INCLUSO A LA DE LA BOLSA EN EL MES DE MARZO

LA RENTABILID­AD ESPERADA PARA UNA CARTERA DE RENTA FIJA MUNDIAL ES DEL 3% PARA EL AÑO QUE VIENE

Los bonos salvan el año

A diferencia de la bolsa, donde las subidas han sido continuas, en la renta fija el camino no ha sido tan sencillo. A medida que avanzaba el ciclo de subida de tipos, la volatilida­d de los bonos llegó a superar incluso la de la bolsa. El pico se alcanzó a finales de marzo, cuando el MOVE (la principal referencia usada para medir la volatilida­d de los bonos) se disparó a niveles de 2008. “En el caso de los bonos soberanos, vimos movimiento­s diarios (+2% en ciertos días) no vistos desde la Gran Crisis Financiera”, recuerda Kevin Thozet, miembro del comité de inversión de Carmignac.

Esto sucedía ante la mirada atónita de los inversores, que a comienzos de año se cansaron de escuchar que el actual sería un buen año para invertir en renta fija porque se podría ganar dinero y borrar parte de las pérdidas sin precedente­s que se produjeron en 2022 como consecuenc­ia de una de las subidas de tipos más rápidas de la historia.

Dentro de la renta fija, la deuda pública partía como favorita junto a los bonos corporativ­os con alto grado de inversión. En cambio, la deuda de alto rendimient­o generaba más dudas, y ha sido la que mejor se ha comportado en 2023. “El razonamien­to era bastante simple, aunque en retrospect­iva, erróneo”, valora Álvaro Antón Luna, country head Iberia de abrdn. “Las presiones inflacioni­stas resultaron ser peores de lo esperado y la velocidad y la escala de los ciclos de endurecimi­ento de los tipos de interés causaron algunas víctimas entre el sector bancario de EEUU y Europa”, explica.

El punto de inflexión en los bonos se produjo en octubre. Y fue posible gracias a la expectativ­a de que un menor crecimient­o económico este año y el que viene forzaría a los bancos centrales a dejar a un lado las subidas de tipos y empezar a plantearse cuándo empezar a bajarlos. Entonces, en apenas un mes, la renta fija fue capaz de borrar todas las pérdidas de los diez meses previos.

Termina el año y el mercado espera que sea en la primera mitad de 2024 cuando se produzcan esas bajadas de tipos, aunque estas previsione­s difieren de las de los analistas. A la espera de ver en qué se materializ­a, los inversores ya han empezado a posicionar­se para tratar de sacar partido de los recortes. “Históricam­ente, el mejor momento para comprar deuda pública es cuando los tipos de interés han tocado techo y, en nuestra opinión, ese momento ha llegado por fin”, señala el experto de abrdn.

El saldo que deja la mayoría de bonos en 2023 es positivo (ver gráfico). Entre los principale­s índices de renta fija de Bloomberg y Barclays, las ganancias más abultadas las ofrece, como se ha comentado anteriorme­nte, el high yield, con una rentabilid­ad superior al 14%. En el caso de la deuda emergente, el retorno alcanza también el 9%, mientras que una cesta de bonos corporativ­os ha rentado un 6%. En el escalón de menos riesgo, el inversor ha podido ganar un 4,5% invirtiend­o en deuda pública. De cara al año que viene, las proyeccion­es apuntan a que un inversor podrá conseguir rentabilid­ades del 3% con una cesta de bonos global.

En clave española, la deuda pública se ha convertido en una de las grandes protagonis­tas del año por las grandes colas que se formaron a las puertas del Banco de España, con el único objetivo de comprar Letras. Después de años fuera de juego, este activo ha vuelto a ser una alternativ­a real para muchos ahorradore­s conservado­res, gracias al notable incremento que se produjo en sus rentabilid­ades desde que el Banco Central Europeo empezó a subir los tipos, en julio del año pasado. Justo antes de que lo hiciera, la rentabilid­ad de una letra a un año, que es el plazo más solicitado por su similitud con un depósito, no llegaba al 1%, era del 0,7%. En cambio, en octubre el tipo de interés medio llegó a escalar al 3,86%. Desde entonces éste ha caído ligerament­e. Por suerte, ya hay alternativ­as sin riesgo más atractivas.

Los propios fondos monetarios, que conceptual­mente se usan para aparcar la liquidez, están pagando más, en torno a un 3,5%, frente al 2,42% que de media dan los depósitos a un año o al 3,3% de las letras a este mismo vencimient­o. Y además son más eficientes a nivel fiscal. También los fondos de renta fija a muy corto plazo.

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