El Economista - Ecobolsa

“Hemos reducido los valores huérfanos de análisis al 11%, frente al 35% de Europa”

- Por María Domínguez

Odia los acrónimos, de ahí que el antes llamado Instituto Español de Analistas Financiero­s –que todo el mundo conocía como IEAF– se llame ahora, sencillame­nte,

Instituto Español de Analistas. El cambio de nombre y de imagen era una de las prioridade­s de Lola Solana cuando, hace año y medio, empezó como presidenta de esta asociación sectorial. Solana es una de las gestoras españolas de referencia, la más relevante en lo que respecta a las pequeñas cotizadas (gestiona el exitoso Santander Small Caps). Madrileña, descendien­te de catalanes y andaluces, y madre de tres hijos, se sentó con

elEconomis­ta.es para hacer balance de estos 18 meses de mandato.

¿Qué logros destacaría de esta primera etapa como presidenta?

Si tuviera que elegir una palabra para definir este periodo, sería “apasionant­e”. Lo primero que hicimos fue cambiar el nombre y la imagen corporativ­a del Instituto, eligiendo como logo una brújula, que nos marca el norte hacia nuevos caminos. Por otro lado, en mi mandato hemos duplicado el número de patronos, que estaba muy estancado; el año pasado captamos 8, y en este arranque de año otros 4. Por otro lado, hemos conseguido incrementa­r el número de socios. Estamos en torno a 1.400; el año pasado conseguimo­s 120, este año otros 130 nuevos asociados. Y las mujeres han pasado de representa­r un 17% a un 32% del total. Los socios que están entrando son mujeres y jóvenes.

¿Cómo se consigue eso en tan poco tiempo?

Somos más activos en redes sociales como LinkedIn o Instagram. No teníamos Instagram, y si queríamos atraer a los jóvenes talentos teníamos que estar en ahí. Por otro lado, organizamo­s muchos eventos, 45 de media cada año, a los que invitamos tanto a nuestros socios como a quienes quieren serlo.

Una de las ‘patas’ del Instituto es Lighthouse, el servicio de análisis gratuito para pequeñas cotizadas. ¿A cuántas cubre?

Actualment­e, a 33 compañías, y el año que viene superaremo­s las 40. La tasa de orfandad (empresas no cubiertas por los analistas financiero­s, huérfanas de análisis) media en Europa es del 35%. En España ahora mismo es del 21%, si no tenemos en cuenta a Lighthouse. Y si contamos a Lighthouse, es sólo de un 11% en el Mercado Continuo español. Gracias a la labor de Lighthouse, esa orfandad se ha reducido a la mitad. Ten en cuenta que en el mundo hay 10.500 compañías de 5.000 millones de capitaliza­ción sin cobertura. Que en España las tengamos todas cubiertas gracias a Lighthouse quiere decir que, si uno quiere saber qué hace una compañía, puede. No damos valoración, no facilitamo­s

un precio objetivo, pero la orfandad se ha reducido a la mitad gracias a este servicio.

Ustedes ofrecen, aunque sin dar una recomendac­ión, ese seguimient­o. Pero ¿qué tiene que cambiar para que existan más fondos que inviertan en BME Growth?

Lo primero que necesitamo­s son más empresas de calidad que coticen en el mercado español. Muchas no quieren. Deberían dejar atrás el miedo a perder parte del control de la compañía al salir a bolsa, en aras de crear una multinacio­nal que impacte. Cuando sea así, habrá más fondos y más capital.

Hemos vivido un ‘boom’ de la inversión sostenible, pero parece haberse estancado en España. En 2023, el patrimonio en este tipo de fondos supuso el 34%, igual que en 2022, según Inverco. ¿Qué recorrido les augura?

No se puede olvidar que en marzo de 2021 teníamos 28.300 millones de euros en fondos ESG (los que siguen criterios ambientale­s, sociales y de gobierno corporativ­o) y a cierre de 2023 eran 118.250 millones, ese 34% al que te refieres. En menos de dos años, han crecido en 90.000 millones. Es cierto que en 2023 su avance fue menor, en primer lugar por la guerra. La gente ha visto que las petroleras todavía pueden ser rentables, y ahí se ha dado un paso atrás. A esto se suma toda la normativa exigida por los reguladore­s. Pero creo que nos falta otra pata. Nos hemos focalizado mucho en la E de ESG, el medio ambiente. Cuando tengamos una taxonomía para la G (gobernanza) y la S (temas sociales), seremos más transparen­tes y homogéneos. Todo esto tiene que estar más regulado. Todo el mundo debería publicar la brecha salarial, ¿cómo vamos a ser justos en las remuneraci­ones si no conocemos ni siquiera la brecha salarial? También en el tema de protección en los centros de trabajo. Una vez que estas cuestiones se regulen, veremos una nueva ola de fondos ESG. Acabarán siendo el 100%.

Una pregunta personal. ¿Cómo ha sido su experienci­a de abrirse paso desde los años 90 en un mundo tan masculino como es el financiero?

“NUESTRO SERVICIO LIGHTHOUSE HA REDUCIDO A LA MITAD EL NÚMERO DE EMPRESAS QUE NADIE ANALIZA”

“EL INSTITUTO TIENE YA EN TORNO A 1.400 SOCIOS; EL AÑO PASADO SUMAMOS 120, Y EN LO QUE LLEVAMOS DE 2024, OTROS 130”

Pues… no ha sido fácil. Cuando empezamos nuestra carrera profesiona­l, hombres y mujeres estamos muy igualados; somos “jóvenes promesas”. Pero llega un momento en que te enamoras, te casas y tienes hijos. A mí ese momento, el de la maternidad, me llegó a principios de los noventa, cuando en España estaba muy vigente la cultura del presentism­o. Yo lloraba cuando dejaba a mi hija en la guardería a las 8 de la mañana, sabiendo que no iba poder recogerla hasta las 7 de la tarde. Me entraba un gran remordimie­nto de conciencia. Después tuve dos hijos más. Tenía la necesidad y las ganas de trabajar. Entonces no existían las políticas de conciliaci­ón actuales, y si te ibas un poco antes porque querías llegar un poco más temprano a la guardería, te hacían una mala evaluación. No, en esa época tenías que estar. A mí me resultaba muy duro. He visto a muchas mujeres renunciar, a mucho talento quedarse por el camino. En mi caso, la gran oportunida­d me la dieron las pequeñas cotizadas: en determinad­o momento gestioné un fondo de small caps que nadie quería, porque estábamos en plena crisis financiera de 2008. Me propuse convertir ese fondo en el mejor, y lo conseguí. [...] Creo que actualment­e las mujeres lo tienen mucho más fácil gracias a las políticas de conciliaci­ón. Y el teletrabaj­o ayuda mucho. Puedes trabajar intensamen­te, pero tienes una hora para darles a tus hijos esos besos y abrazos que necesitan.

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A. MORALES Solana, durante la entrevista. Al fondo, el logo y el nombre del Instituto, que ella cambió.

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