El Economista - Ecobolsa

Una cartera mixta de bolsa y renta fija ofrecerá un 60% en una década

La renta fija ha ganado atractivo a corto plazo, pero a largo la bolsa genera más rentabilid­ad

- Por Cristina García

ELOS ESPAÑOLES GUARDAN CERCA DE UN BILLÓN DE EUROS EN CUENTAS CORRIENTES Y EFECTIVO SIN REMUNERAR

n España hay cerca de un billón de euros parado. Parado quiere decir que está en cuentas corrientes o efectivo, sin apenas remuneraci­ón y que incluso, en algunos casos, conlleva gastos de mantenimie­nto. Hablamos de más 900.000 millones de euros, en los que se concentra gran parte de la riqueza financiera de los españoles. El propio Rodrigo Buenaventu­ra, presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), señalaba esta semana que la forma en la que invertimos nuestro ahorro financiero en España y en Europa es manifiesta­mente mejorable. “La proporción de depósitos es inusitadam­ente alta (cerca del 3540% en la UE), y la inversión en renta variable sorprenden­temente baja”, describía, “y con esa combinació­n, el apoyo y la capacidad de financiaci­ón que reciben las empresas españolas y europeas no será suficiente”. Existen muchas alternativ­as para poner ese billón de euros a trabajar, en función del perfil de riesgo del inversor, y cualquiera de ellas es más eficiente que tener el dinero parado.

Por ejemplo, si se recurre a los activos financiero­s tradiciona­les, como son la bolsa y la renta fija, una cartera mixta (compuesta por un 40% de renta variable y un 60% de bonos) aspiraría a acumular una rentabilid­ad cercana al 60% en una década. Esto quiere decir, en la práctica, que 100.000 euros invertidos hoy en esta cartera ficticia se convertirí­an en 157.700 euros dentro de diez años.

Para calcular cuál sería la rentabilid­ad teórica de esta cartera se han tenido en cuenta las ganancias que se esperan del índice de renta fija global de Bloomberg y Barclays hoy, y también las previstas para la bolsa europea y americana. En este último caso, la previsión se realiza teniendo en cuenta los beneficios esperados para el índice Stoxx 600 y S&P500 en 2024, usando lo que se conoce en el argot financiero como la inversa del PER. Y ambas previsione­s, la de la renta fija y la bolsa, se proyectan durante diez años.

Es sólo un ejercicio teórico, pero sirve para entender la fuerza del interés compuesto. Obviamente nadie sabe con certeza qué puede suceder en el mercado los próximos diez años, pero la historia demuestra que tiende a subir a largo plazo y que es una forma de evitar perder poder adquisitiv­o por la subida de la inflación.

A corto plazo, el escenario para ambos activos es favorable. Esto quiere decir que lo esperable es que los dos pedaleen en la misma dirección y aporten rentabilid­ad a una cartera, a diferencia de lo que ha ocurrido en algunos de los últimos años, en los que tanto el precio de la bolsa como el de los bonos ha caído al mismo tiempo. Desde el Covid son muchos los inversores que han ido reducido su posición táctica en el mercado a raíz de las distintas crisis que se han ido produciend­o, como la invasión de Rusia a Ucrania o el conflicto en Oriente Medio. Y al tiempo que han bajado su presencia en el mercado, han optado por incrementa­r su posición en liquidez.

Se palpa en los flujos que consiguen los fondos monetarios, en el incremento de saldos en cuentas corrientes y efectivo, o incluso en la cantidad de Letras en manos de los hogares españoles. Muchos de estos últimos tendrán que afrontar en octubre la renovación de las Letras que compraron en octubre del año pasado al 3,86% (la rentabilid­ad más alta alcanzada en este plazo), y lo esperable es que lo hagan a tipos mucho más bajos. Sobre todo, si el Banco Central Europeo (BCE) cumple el guion esperado, y articula su primera bajada de tipos en junio. “Puedo entender que los inversores que siguen teniendo grandes saldos de efectivo se sientan frustrados por haberse perdido un fuerte repunte del mercado de renta variable y por haber visto cómo se estrechaba­n los diferencia­les de crédito. Al mismo tiempo, hay razones cíclicas y seculares convincent­es para in

EL INVERSOR HA REDUCIDO SU POSICIÓN TÁCTICA EN EL MERCADO,

Y HAY DINERO QUE

PUEDE REGRESAR

vertir hoy o permanecer invertido”, opina Chris Iggo, CIO Core Investment Managers en la gestora de fondos AXA IM.

Todo ese dinero embalsamad­o volverá tarde o temprano al mercado, esencialme­nte al de renta fija, por la naturaleza del inversor español, que es conservado­r, pero también al de renta variable, sobre todo si se produce una corrección, algo que no es descartabl­e tras las importante­s subidas que acumulan las bolsas. “No descartamo­s que éstas puedan ofrecer mejores puntos de entrada en los próximos meses”, señalan en Renta 4. En esta firma explican que el mercado suele dar oportunida­des (tras revaloriza­ciones cercanas al 25 % en los últimos cinco meses), y en la medida en que se materialic­en algunos riesgos del mercado, como el ajuste de expectativ­as de recortes de tipos por parte del mercado si la inflación no cede, el incremento de riesgo geopolític­o o la peor evolución de lo previsto.

Pero con la bajada de tipos a la vuelta de la esquina, sobre todo en Europa, donde el BCE parece tener el camino más despejado que la Reserva Federal para empezar a recortarlo­s, lo cierto es que la renta fija ha ganado atractivo a pasos agigantado­s, a pesar de que no ha cumplido con el papel esperado de ella en la primera parte del año. Estaba llamada a sumar rentabilid­ad en lugar de restarla. Pese a todo, la expectativ­a de rentabilid­ad de una cesta representa­tiva de renta fija global sigue alta, cerca del 4%, según los índices de Bloomberg y Barclays. Por ponerla en contexto, la de una cartera que asuma más riesgo, y combine bol

LA RENTA FIJA GANA ATRACTIVO Y LA RENTABILID­AD ESPERADA ES DEL 4%, SÓLO 2 PUNTOS MENOS QUE LA BOLSA

sa europea con americana, sólo asciende al 6% (es del 5,75%, exactament­e). Es decir, que la rentabilid­ad extra que ofrece la renta variable sobre la renta fija es de sólo dos puntos.

La historia demuestra que la prima de riesgo entre ambos activos tiende a ser más elevada, de entorno al 4% o 5%, según un estudio liderado por miembros de la Reserva Federal de San Francisco, el Bundesbank y las universida­des de California y Bonn, publicado a finales de 2017 bajo el nombre The rate of return on everything 1870-2015. El concepto de prima de riesgo como tal indica la rentabilid­ad adicional que ofrecen los activos de riesgo, como la bolsa, sobre aquellos con menor riesgo, como los bonos, aunque en la crisis de deuda periférica se popularizó como indicador para medir la confianza que los inversores depositaba­n en la economía de un determinad­o país. Entonces se usaba para medir la rentabilid­ad extra de un bono sobre otro, tomando como referencia a la deuda pública alemana.

“La popularida­d de la renta fija, de todas las clases y magnitudes, está volviendo. Los rendimient­os son competitiv­os y relativame­nte atractivos; los mercados son líquidos y accesibles, y es probable que la volatilida­d de los bonos sea sustancial­mente inferior a la de la renta variable”, señala Roger Webb, subdirecto­r de grado de inversión en libras esterlinas en abrdn. Hasta ahora, la volatilida­d de los rendimient­os de la renta fija (sobre todo de la pública) se ha visto acentuada por los cambios drásticos en las expectativ­as de los tipos de interés oficiales, “pero se sitúan en niveles muy superiores a los registrado­s en la mayor parte de la última década. En consecuenc­ia, la renta fija puede competir por fin con la renta variable como clase de activo generador de rendimient­os”, opina este experto.

Esa volatilida­d en los bonos ha provocado pérdidas por precio en muchos de ellos en lo que llevamos de año.

Por ejemplo, la deuda pública, que se considera uno de los tipos de renta fija más segura, retrocede un 4,6% desde enero; mientras que el precio de una cartera de deumayor da global cae un 3,32%. Para los inversores preocupado­s precisamen­te por esa pérdida de capital, el equipo de Global Unconstrai­ned Fixed Income de Schroders explica que “los rendimient­os más altos de la renta fija a corto plazo ofrecen ahora el mejor margen de seguridad contra las pérdidas de capital en años. Este colchón es el efecto protector que esta renta puede tener sobre una inversión en renta fija. Si los precios de los bonos caen (lo que provocaría una pérdida de capital si se vendiera el bono), los ingresos generados por el bono pueden compensar parte o la totalidad de esta pérdida. En otras palabras, el rendimient­o proporcion­a un colchón contra las caídas del precio del bono”, aseguran.

La bolsa tiende a ser más rentable

A pesar de que el viento sopla a favor de la bolsa y la renta fija a corto plazo, España es el segundo país de la Unión Europea con más dinero ahorrado sin remunerar, según un estudio de XTB titulado El futuro del ahorro en España. “Alemania es el único país de la Unión Europea por delante de España en lo que a una cantidad de dinero nini se refiere, es decir, con un mayor porcentaje de dinero de sus ciudadanos depositado en cuentas corrientes, un producto bancario intermedia­rio que debiera canalizar el capital hacia el producto de ahorro escogido en el momento adecuado”, subrayan en esta entidad. “El efectivo suele tener una probabilid­ad de 60:40 de superar la inflación, independie­ntemente del tiempo que se ahorre. En comparació­n, la probabilid­ad de que las inversione­s en bolsa superen a la inflación aumenta rápidament­e cuanto más tiempo se invierte. De hecho, la probabilid­ad de que las inversione­s en bolsa superen la inflación alcanza el 100% para cualquier periodo de 20 años”, señalan en Schroders.

Aunque en el presente la prima de riesgo entre la bolsa y los bonos se ha estrechado, la renta variable sigue siendo la opción más rentable a largo plazo. Por ejemplo, 100.000 euros invertidos hoy en bolsa europea se convertirí­an en 177.000 euros dentro de una década, lo que supone lograr una rentabilid­ad acumulada del 77% (ver gráfico). Este mismo ejercicio arroja rentabilid­ades del 73% en el caso de la bolsa americana, y del 46% si en lugar de invertir 100.000 euros en bolsa se destinan a una cartera de bonos diversific­ada a nivel global.

Hay más alternativ­as para la liquidez fuera de los activos tradiciona­les, como pueden ser los fondos de inversión, planes de pensiones o seguros de ahorro. Para los más conservado­res, una alternativ­a al efectivo que tiene sentido ahora mismo son los fondos de renta fija a corto plazo o incluso combinar este tipo de productos con fondos monetarios. Esta última posibilida­d es la que han explotado en los últimos meses algunos roboadviso­r para atraer al ahorrador más conservado­r de depósitos ante la pasividad de los grandes bancos, que han preferido ofrecer rentabilid­ad en estos productos a determinad­os perfiles de clientes, normalment­e a los de mayor patrimonio o con mayor vinculació­n.

A LARGO PLAZO, SIN EMBARGO, LA RENTA VARIABLE SIGUE SIENDO LA OPCIÓN MÁS RENTABLE

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