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Medidas para la transición energética catalana
La semana pasada Pimec, la patronal de las pequeñas y medianas empresas de Catalunya, presentó sus propuestas para la transición energética necesarias para frenar el cambio climático. La propuesta se llevó a cabo mediante dos informes, el primero exponiendo el problema y el segundo trazando 62 propuestas en diez ámbitos diferentes. El informe parte de la prospección de que la nueva economía que se está diseñando es la economía de las energías renovables digitales y distribuidas, un tren que la economía catalana no puede dejar pasar. Se traza un horizonte altamente tecnológico, de kilómetro cero, circular. El nuevo escenario que se presenta es, en definitiva, un desafío para la economía catalana, por lo que se propone movilizar al conjunto de la sociedad, conscientes de que se trata de un cambio cultural más que tecnológico.
El informe insiste también en trabajar en el ámbito europeo puesto que algunas medidas se aplican en este espacio, así como en otorgar un lugar predominante a la fiscalidad del CO2, invertir movilizando recursos públicos y privados, gestionar el territorio con coherencia, desarrollar, tratar y valorizar la biomasa para la producción de calor industrial, renovar los 2 millones de viviendas con mala etiqueta de certificación energética, impulsar la movilidad neutra en carbono con 1,2 millones de coches eléctricos para el 2030 y modernizar la industria electrificándola más para mejorar su eficiencia. Otras propuestas inciden en la agricultura, proponiendo la metanización de sus residuos y la disminución del sector vacuno, y adaptar la alimentación de la sociedad a una dieta con más proteínas vegetales en sustitución parcial de los animales. En el ámbito divulgativo, se plantea educar en el medio ambiente y en el cambio climático a todos los niveles, reorientar la publicidad para que evolucionen los hábitos de consumo y anticipar los impactos del cambio climático y las necesidades de adaptación del territorio.
El conjunto de medidas propuestas permitiría pasar de unas emisiones de 45,1 Gt CO2 a 31,0 Gt CO2, lejos aún de los requerimientos de la UE de disminuir un 40 por ciento las emisiones de 1990, que eran de 23,3 Gt CO2. La dificultad de alcanzar esta meta reside en que en el mismo momento se debe realizar la transición nuclear de un mix con más del 50 por ciento de la electricidad producida por centrales nucleares y en el retraso en la puesta en marcha de las acciones a realizar por culpa del decreto de la Generalitat 147/2009 que bloquea la gran mayoría de proyectos eólicos y fotovoltaicos.
La nueva economía que se está diseñando es la economía de las energías renovables digitales y distribuidas, un tren que la economía catalana no puede dejar escapar. Se traza un hortizonte altamente tecnológico, de kilómetro cero
Dos de las medidas planteadas en el informe tienen una relevancia especial. La primera es la construcción de un relato creíble que llegue a todos los ámbitos de la sociedad, concienciar a la población y a los agentes económicos de la necesidad de ahorrar energía y de reducir las emisiones en Gases de Efecto Invernadero (GEI). Para ello se debe construir un relato a largo plazo con las soluciones propuestas, de forma segmentada para cada grupo social, ajustada a ámbitos específicos como la salud, la producción, el transporte, la vivienda, etc. Estas acciones deberán tener un papel relevante en escuelas, institutos y universidades. El relato debe impulsarlo la administración catalana que, a su vez, debe constituirse como referente del cambio aplicando medidas en su entorno con un control sistemático de consumos energéticos en sus edificios, la realización de un inventario de sus emisiones y el establecimiento de objetivos de reducción de GEI a niveles individuales. Es preciso, también, que la Generalitat realice un plan de inversión para la reducción de las emisiones y un control de resultados, así como su retroalimentación. Además, la administración catalana, en espera de que la española también lo haga, debe incorporar la evaluación de emisiones GEI a la compra de bienes y servicios que realiza, con la obligación de certificación homologada, y aplicar los objetivos en la construcción de infraestructuras, creando un registro de amortización climática de las mismas.
La segunda medida de especial importancia es la clave del cambio, que debe descansar en la vía fiscal y materializarse mediante la incorporación de la tasa de CO2. Dicha tasa debe ser universal, para toda la economía sin excepción de sectores; progresiva, dando señales de hasta dónde puede llegar para impulsar las inversiones; intensa, pues sabemos que un valor de la tonelada de CO2 inferior a 25 euros no modifica la economía; fiscalmente neutra, evitando el aumento de la presión fiscal y devolviendo la recaudación a la sociedad - probablemente con transferencias a las cuentas de los contribuyentes de forma progresiva según la renta-. También es fundamental que la tasa sea transparente para que nadie dude del destino de los ingresos, y con protección arancelaria para que la economía no pierda competitividad con el exterior. Por ello esta tasa debe ser europea, tal y como ha sugerido la nueva presidenta de la comisión europea Ursula von der Leyen, citando la necesidad de protección de fronteras en las nuevas políticas de cambio climático. El reto mayor es la instalación en Catalunya de 7.000 MW en parques eólicos y de 10.000 MW en generación fotovoltaica, preferentemente en autoconsumo, al coincidir tres centrales nucleares que tienen su fin de vida previsto a finales de 2030. Ello obliga a un periodo transitorio con necesidad de más gas en ciclo combinado durante el paro progresivo de las centrales.
La propuesta de Pimec para el cambio climático parte del conocimiento de la realidad catalana y de las barreras técnicas y sociales para su implantación. La transformación de la industria catalana, la necesidad de aprovechar el nuevo impuesto sobre vehículos para la subvención del coche eléctrico, además de la instalación de 150.000 puntos de carga eléctricos, la renovación energética de 50.000 viviendas anuales y la adaptación flexible e inteligente de todos los elementos del sistema, son retos relevantes para la economía.
La propuesta de Pimec parte del conocimiento de la realidad catalana y las barreras técnicas y sociales para su implantación. Son muchos los retos relevantes para la economía catalana que se deben afrontar