El Economista - elEconomista Catalunya
Un fin de año que trae un final de ciclo
El fin del año 2019 trae consigo un final de ciclo en lo económico y en lo político, y dependiendo de los acontecimientos de los próximos meses, la nueva etapa que se abre puede ser complicada -en el mejor de los casos- o desastrosa -en el peor-, atendiendo a los datos sobre la mesa en este momento.
Cuando las empresas y las familias todavía batallan para recuperarse de los efectos de la crisis iniciada hace más de una década, la economía internacional ha entrado en desaceleración, y ya planea sobre varios países europeos el riesgo de la recesión. Catalunya ha crecido en los últimos años por encima de la media estatal impulsada por las exportaciones y el turismo internacional, pero por esta misma apertura al exterior sufre ahora más que el resto del país, ya que el mercado exterior ha dejado atrás la época de vacas gordas.
En el aire queda la pregunta de cuánto más habría crecido la región sin los efectos negativos de la política por el procés en estos últimos años de crecimiento, pero ahora la pregunta es otra: ¿Cuándo priorizarán los políticos las decisiones de gobierno pendientes, en vez de centrar todas sus energías en monólogos identitarios en que ninguna de las dos partes enfrentadas está dispuesta a ceder en favor del entendimiento?
La parálisis política de 2019 -que se arrastra ya varios años- en España y Catalunya debería servir para evitar repetir errores, pero en la política no predomina la lógica sino el tacticismo, y mientras empresas y entidades sociales piden acciones para afrontar el frenazo económico y cubrir necesidades desatendidas, el centro de la política sigue estando en listas de exigencias partidistas. Y entretanto, las administraciones públicas funcionan por inercia y sin margen de mejora al no haber nuevos presupuestos ni en España ni en Catalunya, donde la Generalitat todavía depende de las cuentas del año 2017, totalmente desfasadas en el escenario actual.