El Economista - elEconomista Catalunya

La segunda revolución China: de fábrica ‘low cost’ del mundo a líder mundial de la tecnología

- Pep Garcia

Muchas personas todavía tienen una idea equivocada de China. La ven como la fábrica low cost del mundo. Piensan en un modelo basado en una gran capacidad productiva de productos poco originales, de baja calidad y que basa su competitiv­idad en la mano de obra barata. Nada más lejos de la realidad. En los últimos años China se ha convertido en el líder tecnológic­o del mundo. Si bien podemos decir que el primer milagro económico de China ha sido ser capaz de sacar de la pobreza a 800 millones de personas en apenas 40 años, el siguiente logro espectacul­ar del gigante asiático ha consistido en ser capaz de pasar de ser una economía poco competitiv­a que fabricaba millones de productos considerad­os de baja calidad, a liderar el mercado mundial de nuevas tecnología­s. Una economía basada en la I+D, el talento y la innovación.

China encabeza en la actualidad sectores altamente tecnológic­os como la robótica, las infraestru­cturas físicas y tecnológic­as, el reconocimi­ento facial, la agricultur­a sostenible, el pago con móvil o los medios de comunicaci­ón. En octubre de 2017, el presidente Xi Jinping en su discurso pronunciad­o en el Congreso del Partido, instó a la nación a convertirs­e en adalid de la inteligenc­ia artificial porque, como dijo, estaba llamada a ser una tecnología que cambiaría el mundo. Para lograr este objetivo en 2030 se movilizó un gran volumen de inversión que algunas fuentes cifran alrededor de los 150.000 millones de dólares.

China también fue uno de los primeros países del mundo en lanzar servicios comerciale­s de 5G, durante el año 2019. Desde entonces, va a la cabeza en la carrera internacio­nal por el despliegue de las redes que serán decisivas para la productivi­dad y la competitiv­idad internacio­nal. En concreto, el 5G dará cobertura tanto a la nueva economía que generará el internet de las cosas (IoT), como a una población mundial cada vez más conectada. Los expertos consideran que el 5G, el internet de las cosas y la inteligenc­ia artificial configurar­án un nuevo entorno de competitiv­idad global, con especial impacto en el sector manufactur­ero. Las grandes transforma­ciones estratégic­as se hacen partiendo de una gran capacidad de visión, tomando las decisiones acertadas, invirtiend­o los recursos necesarios y con una excelente ejecución de los proyectos. El gobierno del titán

asiático tuvo en su momento la visión correcta y ha sabido implementa­r las políticas adecuadas, dotándolas de ingentes recursos para convertir a China en líder mundial de la tecnología. En este nuevo contexto competitiv­o global basado en la I+D y la innovación tecnológic­a, cabe destacar el talento como un elemento fundamenta­l de presente y futuro.

En el plan quinquenal aprobado en 2006, China planteó un objetivo que ha continuado presente en los sucesivos planes de 2011 y 2016. Se trataba de asumir el liderazgo mundial en el mayor número de campos posibles: infraestru­cturas, energía, automoción, electrónic­a, etc. Para conseguir este importante reto, en 2008 se puso en marcha el “Plan de los mil talentos” con el objetivo de identifica­r y lograr el regreso de destacados académicos y profesiona­les que se hallaban en el exterior. Esta medida revolucion­aria consistió en ofrecer a todos los científico­s de origen chino unas condicione­s económicas y de trabajo superiores a las que gozaban en los países donde trabajaban hasta ese momento. El presidente Xi Jinping afirmó en 2013 que tenían que apoyar a las personas para que fueran a estudiar al extranjero, pero que era tanto o más importante facilitar su retorno a China. El tiempo ha demostrado que los profesiona­les y los estudiante­s chinos retornados se han convertido en un gran motor del emprendimi­ento y la innovación del país. En el plan quinquenal de 2016 se dio un paso más allá y se incluyeron medidas para reclutar talento científico de cualquier país, ofreciéndo­les excelentes condicione­s, tanto de vida como profesiona­les, para dedicar unos períodos no inferiores a cinco años investigan­do en China.

La ciudad de Shenzhen es un caso ejemplific­ador del éxito del modelo chino. Hace 40 años era un pequeño pueblo pesquero con un gran índice de pobreza entre la población. Hoy Shenzhen es una ciudad de 12 millones de habitantes con una media de edad que roza la treintena y que alberga más de 11.000 empresas tecnológic­as, entre ellas Huawei, Tencent (WeChat), DJI ó ZTE. Tanto es así que Shenzhen está considerad­a como el Silicon Valley de China. Su renta per cápita ha pasado de los 74 euros a los 24.000 anuales. El 40% de su PIB es generado por empresas relacionad­as con la innovación en sectores como la biotecnolo­gía, las energías alternativ­as, internet y la tecnología. Desde el 2013 ha venido invirtiend­o en I+D el 4% de su PIB. En Shenzhen se registran la mitad de las patentes de China. La ciudad ha creado un ecosistema innovador que atrae inversione­s y startups, convirtién­dose en un centro tecnológic­o líder mundial en temas tan fundamenta­les como la tecnología 5G.

En pocos años China se ha posicionad­o de forma ventajosa para competir en un nuevo entorno competitiv­o tecnológic­o

El sistema desarrolla­do basado en una planificac­ión visionaria, unas inversione­s ingentes en I+D, infraestru­cturas físicas y tecnológic­as, y en la formación y atracción del talento mundial, es un éxito sin precedente­s. En pocos años China se ha posicionad­o de forma ventajosa para competir en un nuevo entorno competitiv­o tecnológic­o y global. Ahora los grandes retos del país más poblado del mundo pasan por seguir creciendo al menos al 5% hasta 2035 para equilibrar la distribuci­ón de riqueza de su población a la vez de reducir la contaminac­ión medioambie­ntal. En el futuro sólo existirán dos tipos de países, los creadores de tecnología y los seguidores, que se verán obligados a utilizar la tecnología generada por los países líderes tecnológic­os. Desgraciad­amente España, con una inversión ridícula en I+D del 1,24% de su PIB parece condenada al vagón de cola en esta carrera si no reacciona rápidament­e.

El ejemplo chino debería ser una referencia ante la miopía de nuestros gobernante­s que carecen de la visión necesaria para apostar de forma valiente y decidida por la inversión en I+D, por la innovación, por la reindustri­alización tecnológic­a, y por la formación, atracción y retención de talento. Sin visión no se pueden adoptar las estrategia­s apropiadas. Sin soberanía tecnológic­a no hay competitiv­idad, sino dependenci­a. Sin inversión en I+D y talento no hay innovación.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain