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GreenChem Solutions ingresó un 4% más de lo esperado pese a la pandemia y a la caída del diésel
El AdBlue se ha convertido en un elemento clave en automoción, pero muchos de los conductores no conocen ni qué es ni para qué sirve, exactamente. Ni siquiera los conductores de vehículos propulsados por diésel, los que hacen uso del AdBlue, lo tienen muy claro. Esta sustancia es una solución de urea y agua que se inyecta en el sistema de escape de los diésel modernos para neutralizar las emisiones de Óxidos de Nitrógeno, un gas nocivo para las personas, y transformarlas en nitrógeno, agua y CO2. Este sistema es un añadido bastante nuevo en los turismos, pero en los vehículos industriales, que se propulsan por diésel, son algo habitual desde hace años. Gracias al AdBlue, los vehículos diésel no solo emiten menos CO2 que los gasolina, sino que se
han despojado de los NOx, su principal punto flojo. GreenChem Solutions es una de las empresas líderes en producción, comercialización y distribución de AdBlue en España y Portugal. Liderada por Oriol Canut, su filial española acumula una cuota de mercado del 30% en la Península.
Tal y como explica Canut, GreenChem es fabricante y comercializadora de AdBlue como única actividad, pero hay servicios complementarios, como la instalación de equipamiento y la comunicación: “El diésel, a nivel general, tiene un gran problema, la negativa opinión pública que despierta a raíz del diéselgate y un discurso demonizador desde la administración pública motivada por el interés. GreenChem, a través de un equipo de comunicación con Elena Viu a la cabeza, se esfuerzan no solo en contar las bondades del AdBlue, sino en reivindicar la validez del diésel en el proceso de descarbonización de la movilidad”. “Queremos comunicar qué es el AdBlue para que la gente lo conozca, porque hay muchos que hasta que no ven encendido el piloto carburante? La respuesta es: gracias al vehículo industrial pesado. “GreenChem concentra entre el 90 y el 95% de sus ventas en el vehículo pesado”, dice Canut. “Los camiones no dejaron de trabajar durante la pandemia”, añade.
En cuanto al futuro, nadie tiene claro qué pasará con la industria automotriz, que parece abocada a la electrificación y al abandono paulatino del diésel y la gasolina. “A 20 años vista todo será distinto, pero para el transporte pesado no hay una alternativa al diésel. En ese sentido dentro de 20 años puede ser que nuestro mercado no haya crecido, pero sí se va a mantener”, admite Canut. La electrificación es una alternativa casi imposible, de momento, para los camiones, por su peso, y alternativas que podrían ser válidas, como el hidrógeno, todavía están muy verdes. “En el turismo, las expectativas son bajas”, admite. No en vano muchos países han puesto ya una fecha para el cese de las ventas de este tipo de coches. “Pero durante los próximos cinco años se seguirán vendiendo 250.000 turismos diésel