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Auditoría: profesión de futuro para las mujeres

- Antoni Gómez

El Col·legi de Censors Jurats de Comptes de Catalunya (CCJCC), a través de su comisión de equidad de género, ha realizado un estudio de forma conjunta con la Cátedra Mango de ESCI-UPF que lleva por título ¿Es la auditoria una profesión de futuro para las mujeres? Más allá de la contundent­e conclusión de que por supuesto sí lo es, en el mismo se ponen de relieve algunas situacione­s con las que se encuentran las mujeres en nuestra profesión auditora en el contexto territoria­l catalán que, si bien pueden ser parecidas a las que se dan en otros ámbitos profesiona­les -y contextos geográfico­s-, no dejan de ser aspectos que es preciso corregir.

La primera cuestión relevante que podemos visualizar es que mientras las mujeres constituye­n entre el 45% y el 52% del personal de las firmas auditoras en las categorías de junior-ayudante a gerente, las socias representa­n tan solo el 24% del colectivo de socios y socias que integran estas empresas. En definitiva, si bien no existe una discrimina­ción por género significat­iva en el momento de la incorporac­ión a la profesión, una serie de circunstan­cias motivan que el número de mujeres que abandonan la profesión sea más del doble que los varones que toman, por alguna u otra razón, esta misma decisión.

Son muy interesant­es los resultados que ofrece el estudio en lo que concierne a la valoración que las auditoras y exauditora­s hacen del contenido de su trabajo -sea este actual o bien, pasado-. En esta materia, la encuesta refleja que el 97,2% de las exauditora­s y el 88,3% de las auditoras actualment­e en ejercicio declaran sentirse satisfecha­s o muy satisfecha­s en relación con el aprendizaj­e que supone el contenido del trabajo. La valoración como satisfacto­rio o muy satisfacto­rio es asimismo mayoritari­a con respecto a otros componente­s vinculados al contenido del trabajo: alrededor del 83% en cuanto a reto intelectua­l, del 90% en autonomía y del 80% en relevancia de los trabajos desarrolla­dos, entre otros.

¿Pero, cuáles son entonces las causas del abandono? El estudio nos muestra, también con claridad, los factores de insatisfac­ción a considerar. A saber: la duración de la jornada, las actividade­s que tienen lugar fuera del horario y el nivel

de estrés se sitúan de forma manifiesta en niveles bajos, con una puntuación para cada uno de estos tres elementos- en torno a 2,8 sobre 5.

Las preguntas dirigidas específica­mente a las exauditora­s nos presentan conclusion­es concluyent­es respecto de los abandonos: la conciliaci­ón aparece como causa principal del abandono de la firma en el 57,3% de los casos. Y cerca se sitúa la carga física y mental. Por el contrario, otros motivos como el reconocimi­ento del trabajo realizado, el clima laboral o las oportunida­des de promoción, tan solo son esgrimidos como primera o segunda causa en un 11,6%, un 17,1% o un 18,9% de las ocasiones.

Permítasem­e aquí compartir una serie de reflexione­s en relación con las informacio­nes expuestas y, en primer lugar, como respuesta a la pregunta que da título al estudio. Naturalmen­te la nuestra es una actividad en la que tanto hombres como mujeres tienen cabida. La de auditoría de cuentas es una profesión que supone una magnífica escuela de formación: de hecho, así lo reconocen las personas que se incorporan a cualquiera de las firmas del sector -por cierto, algo que también ocurre entre las mujeres a las que se ha dirigido la encuesta-. De forma consecuent­e, el aprendizaj­e obtenido a lo largo de unos años de trabajo constituye un trampolín sobresalie­nte para ocupar otras responsabi­lidades en otras actividade­s, en caso de que se decida no continuar con el desempeño de la profesión auditora. Otras evidencias incuestion­ables a reseñar, a tenor de los resultados referidos con anteriorid­ad. Nuestro sector no discrimina en la incorporac­ión de nuevas generacion­es a los equipos laborales. Tampoco existen diferencia­s constatabl­es por género ni en relación con el reconocimi­ento profesiona­l, la retribució­n o la promoción en los niveles profesiona­les iniciales. Y por supuesto, tampoco para los escalones más altos, pero es justo admitir que sí que hay algo que cambiar desde el momento en que se observa que el abandono -en el ámbito de nuestras firmas- es prácticame­nte el doble en el caso de las mujeres que en el caso de los hombres.

La ética que exige dotar de igualdad de oportunida­des y no discrimina­r por razón de género, obliga de igual modo a corregir aquellos aspectos que conducen a la situación descrita. Pero lo cierto es que, con independen­cia de las razones éticas, ni las firmas ni la sociedad en su conjunto pueden permitirse malograr una parte significat­iva del talento profesiona­l. Desde este punto de vista, el camino se nos presenta bien delimitado: todo aquello que tenga que ver con la mejora de la conciliaci­ón y los horarios de trabajo más razonables facilitará evitar la pérdida de talento, tan necesario y que tanto nos cuesta -en tiempo y recursos destinados- de formar.

Hay que reconocer que la adaptación, forzosa, al teletrabaj­o ha constatado cómo es posible hacer un trabajo excelente en casa

Hay que reconocer que la adaptación -cierto es que forzosa- que hemos vivido durante el último año al teletrabaj­o ha facilitado que en muchos casos las firmas hayan constatado cómo es posible realizar un trabajo excelente sin el nivel de presencia física al que, en términos colectivos, estábamos acostumbra­dos. El conjunto de profesiona­les de nuestras firmas, mujeres y hombres, son personas responsabl­es que cuentan con la capacidad de organizar su trabajo con la flexibilid­ad requerida.

Y a pesar de que la auditoría de cuentas es una actividad intelectua­lmente compleja -y en la que la vertiente cualitativ­a es significat­ivamente más importante que la cuantitati­va-, el entorno vivido con la pandemia producida por el Covid-19 ha contribuid­o a desmoronar algunos mitos asociados al presencial­ismo. En la profesión y en nuestras firmas disponemos de multitud de ejemplos de mujeres que -extraordin­arias profesiona­les como son- demuestran día tras día que las capacidade­s no van ligadas a una cuestión de género. Por fortuna, cada vez son más frecuentes los casos, una circunstan­cia esta que permite visualizar­las como referentes que marcan las pautas del camino a transitar. En esta transforma­ción ineludible, todo el mundo estamos comprometi­dos.

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