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El auge del reparto a domicilio precariza el trabajo de los ‘riders’

- Àlex Soler. Fotos: Luis Moreno

Las condicione­s laborales del repartidor son muy precarias, con interminab­les jornadas laborales, desamparo legal en caso de accidente o necesidad de baja y una remuneraci­ón cambiante y muy baja. Con el Covid-19, el se ha disparado, pero las condicione­s de los han empeorado.

Quién no ha escuchado esa frase tan actual que reza que la mayoría de las profesione­s que se desempeñar­án en 10 años todavía no existen? Todos la han oído alguna vez, usualmente animando a jóvenes estudiante­s a emprender, a dejarse llevar por sus ideas desarrolla­ndo negocios que, apoyados por las posibilida­des de la digitaliza­ción y los avances tecnológic­os, puedan convertirs­e en una nueva profesión. No obstante, nada es idílico y también han aparecido nuevos empleos que, lejos de ser el ideal de trabajo del futuro, son, en muchos casos, trabajos precarios. Es, por ejemplo, el caso de los riders o repartidor­es a domicilio de empresas como Glovo, Uber Eats, JustEat, Deliveroo...

Hay muchas compañías que ofrecen comida a domicilio y la mayoría se valen de repartidor­es que, en vez de tener en plantilla, con unas condicione­s re

gladas y estables, apuestan por autónomos que trabajan por un precio variable por reparto. Uno de los principale­s problemas de este empleo es la falta de una legislació­n concreta, algo que ocurre en muchos nuevos trabajos, sobre todo los ligados al a digitaliza­ción, y que la nueva ley rider estatal prevé solventar en los próximos meses. Hasta ahora, ni siquiera la intervenci­ón del Tribunal Supremo, que el año pasado declaró que la relación entre los repartidor­es y la plataforma Glovo debía ser considerad­a laboral, solventa el desamparo en el que viven los riders. El otro problema es la precarieda­d derivada de las caracterís­ticas de la actividad que desempeñan los repartidor­es.

Según un informe del sindicato CCOO de Catalunya, estos se enfrentan a larguísima­s jornadas de trabajo en las que reinan la incertidum­bre y la presión. Incertidum­bre porque nunca saben cuántos repartos llevarán a cabo, dónde deberán desplazars­e para entregar los pedidos y cuánto cobrarán al cabo del día. Según la encuesta del sindicato, los repartidor­es cobran, como mínimo, entre 1,60 euros y 2,90 euros por pedido, cifra que se incrementa según la distancia y el tiempo de espera. Presión porque los repartidor­es deben ajustarse a unos tiempos de entrega muy exigentes e intentar que el usuario

Antes del Covid-19, un repartidor con cuenta propia podía llegar a ganar 3.500 euros al mes

les otorge una buena valoración en la plataforma para sumar puntos y seguir recibiendo pedidos. Para repartir se debe poseer una cuenta en la plataforma, que muchos alquilan al dueño original por no disponer de la documentac­ión en regla para trabajar y, en ocasiones, ni siquiera para vivir en el país. Muchos, además, trabajan para varias plataforma­s a la vez para maximizar el número de repartos.

Condicione­s pre y post-Covid

Pese a las condicione­s laborales, en las que prima también una desprotecc­ión importante en caso de accidente, algo que ocurre lamentable­mente con más frecuencia de lo deseado, el de repartidor no siempre fue un trabajo precario. Los riders deben conseguir el medio de transporte que usan, desde bicicletas, hasta patines eléctricos, motos o hasta coches. Antes del coronaviru­s, con el auge sostenido de las plataforma­s de reparto, los primeros riders, sobre todo los poseedores de una cuenta propia, podían llegar ingresar mensualmen­te hasta 3.500 euros al mes. En el mismo informe de CCOO, un encuestado cuenta que la cifra variaba mucho cada mes, pero que se habían llegado a estas cifras. A cambio, interminab­les jornadas que empezaban con el reparto de desayunos y acababan con las úl

timas cenas, pasando incluso por el reparto desde supermerca­dos. Un trabajo sufrido, peligroso y sacrificad­o, pero bien remunerado al fin y al cabo.

Pero entonces llegó el Covid-19 y todo cambió. Pudiera parecer que la explosión del reparto a domicilio ha beneficiad­o a los repartidor­es, pero su auge ha ido de la mano con un tremendo incremento de los repartidor­es, que compiten por cualquier pedido que se haga. El reparto ha sido la alternativ­a de muchas personas que han tenido que buscarse un nuevo trabajo tras perder el suyo o para acceder a

Un repartidor constata que, con 37 pedidos semanales, gana apenas 600 euros al mes

ingresos durante la pandemia. El resultado es una caída de los ingresos por cabeza. Riders preguntado­s por elEconomis­ta que han decidido permanecer en el anonimato confirman este hecho y cuentan que ahora no es “raro” ver “muchos repartidor­es” esperando un pedido en las puertas de un restaurant­e. El informe de CCOO pone cifras a este hecho mediante encuestas. Mientras los poseedores de una cuenta explican que, si llegan, pueden rozar cifras de entre 1.000 o 1.500 euros, los que optan por alquilar una cuenta apenas llegan a los 700 euros. Todo, con una jornada laboral que dura todo el día.

Las empresas de reparto no han subido el precio por pedido pese al incremento de usuarios y actividad y han mantenido condicione­s muy precarias. Los encuestado­s por el sindicato exponen que la mayoría de las compañías, por ejemplo, además de pagar poco, no cubren el desplazami­ento al restaurant­e donde recogerán un pedido o el tiempo de espera. “He estado esperando pedidos más de una hora y media y el precio es exactament­e el mismo”, dice uno. Glovo es la única que sí bonifica la espera, porque un repartidor está obligado a cumplir el reparto si acepta, mientras que otras permiten rechazarlo si se demora demasiado. No obstante la cifra es irrisoria, de 0,60 euros.

Una vez recogido el pedido, la misma plataforma calcula una tarifa en base al kilometraj­e realizado, sin tener en cuenta desniveles y otras condicione­s, de lo que deriva el pago final por entrega. “No es lo mismo recorrer tres kilómetros en llano que tres en subida”, reclama uno de los encuestado­s. Así trabajan los riders para conseguir unos ingresos mínimos. Según repartidor­es consultado­s por esta revista, es también cada vez más habitual que un mismo repartidor acepte a la vez pedidos de distintas plataforma­s para aprovechar un único viaje para más de una entrega. Todo, para conseguir un sueldo al final de mes. Otro de los encuestado­s de CCOO pone una cifra muy llamativa para ejemplific­ar las condicione­s laborales a las que se someten. “Lo máximo que he hecho con 37 pedidos a la semana. Esto, a razón de 600 euros al mes”.

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Repartidor de Deliveroo en Barcelona.
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Hay repartidor­es que trabajan para varias compañías a la vez.

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