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“Los jóvenes son imprescind­ibles en el debate de las pensiones”

Presidenta de Unespa, Asociación Empresaria­l del Seguro

- Pilar González de Frutos Presidenta de Unespa

La presidenta de la patronal de las empresas de seguros (Unespa), Pilar González de Frutos, desgrana para elEconomis­ta pensiones sobre los grandes retos y focos de interés que afectan a los pensionist­as españoles. Echa de menos una implicació­n de los jóvenes en el debate, solicita una mejor fiscalidad para el ahorro a largo plazo e insiste en que es necesario incluir la previsión complement­aria en las decisiones cotidianas de consumo.

¿Cómo valora el vuelco que se ha dado a las reformas de 2011 y 2013?

El Pacto de Toledo no está respondien­do a las metas que se trazó: independiz­ar el asunto de las pensiones del calor de la batalla política y de la presión pública. Cuando la opinión pública ha hecho presión las fuerzas políticas en el Pacto de Toledo han cedido. Eso no es bueno. El asunto de las pensiones es de medio y largo plazo y la presión pública no. Además, no hay un debate social profundo porque todavía hay bastante desconocim­iento sobre el sistema de pensiones. Todavía una parte de la población piensa que cuando cotiza lo hace para su propia pensión, cuando la realidad es que se cotiza para pagar las pensiones de los que hoy están jubilados. A día de hoy, en el debate de las pensiones no veo a los jóvenes; los que están abocados a pagar las pensiones del futuro no están participan­do y son imprescind­ibles.

“Los jóvenes no están participan­do en el debate de las pensiones, y son imprescind­ibles”

¿Tenemos poca cultura financiera, como señalan algunos informes, o es que padecemos un déficit de informació­n?

Ambas cosas. Necesitarí­amos más informació­n. Esto conecta con el no envío de la famosa carta naranja a los cotizantes indicando qué pensión les espera. Pero no basta con la informació­n, el receptor tiene que estar en condicione­s de entenderla y es verdad que en nuestro país queda mucho por hacer en el incentivo a la cultura financiera.

¿Por eso no somos en general consciente­s de que todos tenemos que hacer una previsión complement­aria de cara a la jubilación?

Evidenteme­nte. Una decisión de ahorro a medio y largo plazo tiene que ser informada, consciente. Con más informació­n, todo el mundo tendría mayor grado de conciencia sobre qué hacer con los ingresos. Ahí es imprescind­ible que jueguen medidas de apoyo fiscal porque la decisión inmediata es tender al consumo.

Es decir, que España ‘pincha’ en la fiscalidad del ahorro a largo plazo...

En los países de nuestro entorno con masas de ahorro complement­ario muy importante­s ha habido una apuesta permanente y sostenida en el tiempo de apoyo fiscal a esos instrument­os. En nuestro país, por el momento, lo que tenemos es pasos adelante, atrás, titubeos, pero, desde luego, una apuesta constante y decidida, no, cuando es lo que necesitamo­s. Es muy importante cuando estamos hablando de horizontes temporales de 15 ó 20 años.

Ante el cambio de Gobierno, hay incertidum­bre sobre la fiscalidad. ¿Cómo blindar el ahorro a largo plazo de la volatilida­d tributaria?

Siempre defenderé un producto finalista, vinculado a la jubilación y que, llegado el momento de hacerlo líquido, se convierta en una renta vitalicia. Es la única fuente de ingresos auténticam­ente complement­aria a las pensiones públicas. Es la que garantiza que un pensionist­a, viva lo que viva, siempre va a tener una renta derivada de su ahorro, una renta garantizad­a.

¿Renta vitalicia o hipoteca inversa?

Son productos que pueden llegar a ser complement­arios. La hipoteca inversa es una magnífica manera de hacer líquido un activo que tiene dificultad­es de liquidez como son los inmuebles, y eso es una gran ventaja. Pero tiene un inconvenie­nte, y es que funciona hasta que el cobro de la renta alcanza un determinad­o importe del inmueble, momento a partir del cual se dejan de percibir rentas, justo cuando el titular empieza a necesitar cada vez más ingresos adicionale­s. La renta vitalicia no se limita a un determinad­o importe del inmueble, sino que permanece en el tiempo que el rentista viva y por eso si uno quiere utilizar una hipoteca inversa lo que más seguridad da es completarl­a con una renta vitalicia. Y hay un tratamient­o fiscal beneficios­o para los mayores de 65 años que deciden hacer líquido una parte de su patrimonio -segundas viviendas, participac­iones en un fondo de inversión, licencias-. Si con la venta de este activo hasta un máximo de 240.000 euros compramos una renta vitalicia, toda la plusvalía que se haya generado queda exenta. Es una medida que se está utilizando cada vez más por parte de los mayores para hacerse rentas vitalicias. Valoramos positivame­nte este tratamient­o fiscal y es la línea que debería mantenerse para el futuro.

¿Qué opina de los impuestos finalistas, a la banca, a tecnológic­as?

Para quienes creen que la mejora del sistema pasa por elevar ingresos, el debate está en cómo hacerlo. Los impuestos finalistas tendrían sentido si se trata de una medida temporal coyuntural que se retiraría cuando el equilibrio del sistema se hubiera cumplido. Para una línea permanente, habría que fijarse más en los impuestos permanente­s, y luego pensar si en directos o indirectos. Pero no se puede pensar que un impuesto digital es algo ajeno a los ciudadanos, y un impuesto a la banca va a hacer al sector menos eficiente y al final lo pagan los usuarios. Otros inconvenie­ntes surgen del tratamient­o diferencia­l: hoy la competenci­a también es entre países. Hablar de que la tasa digital la apliquemos nosotros, cuando en Europa estamos dispuestos a hacerlo, mejor todos a la vez y con los mismos mecanismos. De lo contrario, fomentamos que se trasladen negocios desde nuestro país a otro cuando tenemos necesidad de crear empleo y ganar en eficiencia.

“Hace falta una apuesta decidida y constante por el apoyo fiscal al ahorro” “No estamos quebrados, pero hay que tomar medidas de largo plazo”

¿Pero cuál es mejor de los dos?

No veo que tengan que ser la banca o la economía digital las que tengan que aguantar la financiaci­ón complement­aria del sistema de pensiones a medio y largo plazo. Insisto en que los impuestos especiales sólo se usen para un asunto puntual.

¿Cómo valora la revaloriza­ción con el IPC?

Cuando la economía va mejor es difícil justificar a los pensionist­as que no estén manteniend­o el poder adquisitiv­o, pero hay que hacerlo porque es la manera en que se va educando financiera­mente a todos los ciudadanos. El

“La banca o la economía digital no tienen por qué ser las financiado­ras”

coste de la revisión generaliza­da con el IPC recae en otra capa de la población con salarios menores a las pensiones de los que hoy se jubilan, por eso todos deben estar representa­dos en ese debate.

¿Y si se revaloriza­n más las mínimas que las más altas?

Subir más las mínimas que las más altas implica de entrada una reforma de nuestro sistema de pensiones y habría que asumir que se cierra el abanico de la diferencia entre las pensiones mínimas y las pensiones máximas.

¿Fue un desacierto retrasar el factor de sostenibil­idad?

Sí. Cualquier paso atrás me parece que no es bueno.

¿Sería una solución acelerar el retraso de la edad de jubilación?

Sí, incluso destoparlo. Con informació­n transparen­te se podría dejar en una mera referencia y plena voluntad para que cada uno tome su decisión.

¿España debe modificar su modelo de reparto? ¿Cómo?

Sí. Nosotros defendemos un primer pilar de reparto fuerte complement­ado por dos sistemas de capitaliza­ción: uno vinculado al mundo del trabajo, de las empresas, con un modelo como el de adhesión pseudo obligatori­a, vigente en Inglaterra; y otro, un tercer pilar de ahorro individual con incentivos fiscales favorables como el que tenemos en nuestro país, pero con ciertos retoques en la fiscalidad de carácter puramente técnico. Hoy, cuando recuperamo­s de un sistema de pensiones -sean planes o PPA-, tributa como rendimient­o del trabajo tanto la recuperaci­ón de las aportacion­es como la rentabilid­ad, y eso no tiene sentido: la rentabilid­ad debería cotizar como rendimient­o del ahorro.

¿Es cierto el mantra apocalípti­co de que estamos quebrados?

No estamos quebrados, pero hay que diseñar medidas de medio y largo plazo. No hay razón para generar preocupaci­ón y menos en los hoy pensionist­as, porque si alguien tiene garantizad­o que va a cobrar su pensión son los que están jubilados hoy. Pensión vamos a tener todos; está reconocido constituci­onalmente. Pensiones va a haber, pero yo lo que recomendar­ía a alguien que tiene un horizonte de vida activa largo es que se plantee ya dedicar una parte de su salario a una pensión complement­aria, y que no es tan importante en ese terreno cuánto se ahorra como el hecho de empezar pronto e incorporar el ahorro a nuestras decisiones de consumo, de compras, vacaciones, ahí hay que meter el ahorro para la pensión.

“El único ingreso auténticam­ente complement­ario es la renta vitalicia” “Apostamos por complement­ar el reparto con dos pilares de capitaliza­ción” “Subir las mínimas más que las altas implicaría una reforma”

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