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Transparencia en pensiones: el ‘efecto boomerang’
Una de las cuestiones que más sorprende a mis amigos actuarios de otros países de la Unión es la falta de trasparencia en las pensiones públicas en España. En otros países es normal y obligatorio que la Seguridad Social comunique anualmente a los ciudadanos la pensión pública que deben esperar al momento de la jubilación. Cuando les cuento que aquí el famoso sobre naranja que se iba a enviar finalmente se quedó en un proyecto abortado no lo comprenden porque la clave para que los ciudadanos puedan planificar su pensión complementaria reside en conocer previamente la pensión estimada pública y sólo la Seguridad Social es fiable e impecable desde el punto de vista reputacional. Para ellos es un servicio de información que se debe dar necesariamente a los cotizantes para evitar que sigan viviendo en un limbo entre la esperanza de un sistema público robusto y el pánico a una pensión insuficiente. En los países en que se envía sistemáticamente la carta de la cuantía estimada de pensión, el no enviarla sería impensable por su coste político. Hay un efecto boomerang y consiste en que si el Gobierno no es diligente, rehúsa transmitir información relevante y con ello causa un perjuicio a los ciudadanos, estos le pasan implacablemente factura en las siguientes elecciones.
Uno de los grandes retos del nuevo Gobierno es cumplir el compromiso de trasparencia que el anterior no se atrevió a ejecutar. Puede que a corto plazo cause controversia, pero es la estrategia correcta a largo plazo, tanto para que los ciudadanos sepan a qué atenerse con su pensión, como para la propia sostenibilidad política del Ejecutivo.