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La robótica y el problema de las pensiones

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El debate sobre los robots y el pago de las pensiones no es nuevo, sobre todo si se compara con otras épocas a lo largo de la historia donde se han producido grandes cambios tecnológic­os. En plena IV Revolución Industrial, la economía está experiment­ando un cambio notable en el mix capital-trabajo de los factores productivo­s. Si el trabajo pierde peso frente al capital -tanto físico como, sobre todo, humano- no significa que se tenga que producir un trasvase de recursos desde el capital hacia el trabajo, dado que este último tenderá a reaccionar y generará mecanismos de sostenibil­idad a largo plazo. Esto es lo que está sucediendo precisamen­te con la cuestión de las pensiones: un mayor peso de la robótica y la tecnificac­ión de procesos productivo­s da lugar a más recursos con los que pagar mejores salarios y, por tanto, mejores pensiones en el futuro. Sin embargo, la transforma­ción radical de los procesos de producción no está generaliza­da en toda la economía, sino que todavía el peso de sectores tradiciona­les intensivos en mano de obra es mayoritari­o. Según los últimos datos de Seguridad Social, los sectores con más peso en el empleo y que más crecen en términos interanual­es dentro del Régimen General de la Seguridad Social como son las actividade­s sanitarias -poco más de 1.500.000 empleados-, hostelería (1.200.000), construcci­ón y actividade­s inmobiliar­ias -cerca de un millón-, retail (2.431.000) y manufactur­as (1.837.000), son altamente intensivos en trabajo y poco intensivos en capital. En este sentido, la robotizaci­ón en los próximos años destruirá empleos improducti­vos, convirtién­dolos en cualificad­os y con alta productivi­dad, que es el objetivo final de cualquier revolución industrial. El problema reside en la adaptación a corto plazo y en cómo cubrir financiera­mente los desfases presupuest­arios de pago de pensiones en el presente. ¿Podría ser con impuestos a los robots? Desde luego, esta posibilida­d debería quedar descartada ya que premia al ineficient­e frente al futuro e impone una barrera a la entrada en el mercado de forma totalmente artificial. El método para abordar los problemas de la transición industrial y el pago de pensiones en el presente debe basarse en un procedimie­nto de “bonos de reconocimi­ento” para conseguir recursos del futuro trayéndolo­s al presente y comenzar una dinámica de ahorro y acumulació­n de capital que permita financiar las pensiones y también generar ahorro para financiar mejor y de forma más sostenible la propia robotizaci­ón. De esta forma, ni se está poniendo un impuesto al robot ni tampoco se le está endeudando. A quien se endeuda es al ineficient­e en el presente, el cual si quiere mantener su nivel de vida está obligado a ahorrar o a endeudarse de una forma sostenible.

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