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POR QUÉ EL AHORRO NO ES UNA DECISIÓN DE FIN DE AÑO
Las ofertas de fin de año, unidas a la búsqueda de una rebaja en la factura fiscal ‘in extremis’ hacen que muchas decisiones de previsión para la jubilación se tomen en diciembre, cuando la estrategia de ahorro debe ser permanente
Turrones, polvorones, mantecados, cortaditos de cidra en la mesa y en la cabeza las promesas de todos los años. Esas buenas intenciones son las habituales, ya saben: gimnasio, dejar de fumar, régimen, no trasnochar, beber menos y muchos otros deseos típicos de la Nochevieja. Curiosamente, se pierden en nuestra cabeza, nos olvidamos de ellos o no los ponemos en práctica con la llegada del roscón de Reyes. Pues bien, entre esos deseos deberían plantearse pensar en su jubilación y comenzar a hacer un esfuerzo e ir ahorrando, para ponerse manos a la obra y sin ninguna dilación.
No voy a insistir en la necesidad de incorporar el hábito de ahorro de cara a la jubilación. Una inmensa mayoría de economistas, como ven por esta publicación, estamos de acuerdo en su necesidad. Supongo que, interiorizada la necesidad y puesto el empeño por parte de las personas, se enfrentan a un dilema: escoger entre productos que sean apropiados. El desconocimiento económico, especialmente en temas financieros, es muy preocupante. Por ello, hagamos una práctica guía de cómo llevar el deseo, basado en una necesidad no lo olvidemos, a la práctica.
Lo primero es llevar a cabo una planificación financiera de sus necesidades. Conocer o hacer previsiones de la pensión a la que se va a