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Ahorro a largo: responsabilidad individual desde el minuto cero
Cuántas veces ha escuchado que hay que ahorrar pensando en la jubilación? ¿Cuántas veces le han dicho que en el futuro su pensión pública no será suficiente para mantener su actual nivel de vida y que tendrá que complementarla con ahorro privado? Muchas, ¿verdad? Yo, desde que llevo haciendo información económica -y van más de 25 años- he escuchado el mismo mantra una y otra vez. Fue hace unos días, sin embargo, cuando puse negro sobre blanco.
Fue en unas jornadas que organiza Efpa para asesores financieros. Una de las mesas tenía como objetivo sensibilizar a los asistentes sobre la necesidad de ahorrar con un horizonte de inversión a muy largo plazo, y fue uno de sus ponentes -Álvaro Ramírez Blanco, executive sales de JP Morgan AM- quién mostró unos datos dolorosos. Contaba Ramírez Blanco que, si usted quisiera llegar a la edad de jubilación con un colchón de euros y así asegurarse que en los 15, 20, 25 años siguientes al retiro iba a mantener su actual nivel de vida, debía empezar a ahorrar cuánto antes. Él ponía una cifra: 250.000 euros, lo necesario para afrontar con tranquilidad esos años. Si usted empezaba a ahorrar a los 35 años tendría que meter mes a mes en la hucha 307 euros; si empezaba a los 45 años, el esfuerzo de ahorro tendría que duplicarse hasta 616 euros mes; y si retrasaba a los 55 años, ¡uf! entonces el esfuerzo mensual tendría que ser de 1.620 euros ¡y contando con que su gestor/asesor financiero consiguiera que su patrimonio creciera a un cinco por ciento anualizado! ¡Inalcanzable! ¡Imposible!
¿Lo ve? Yo lo vi. O ahorramos cuanto antes, o con la pensión pública nos comemos los mocos. Se trata de ahorrar desde que conseguimos nuestro primer trabajo; tener tan interiorizado el ahorro que éste sea para nosotros como un recibo más: igual que pagamos todos los meses el recibo de la luz, del gas o la factura del teléfono móvil. No hay excusas, no basta con echar balones fuera: el ahorro a largo plazo y la planificación financiera es una responsabilidad individual que debe convertirse en una obligación constante y permanente durante nuestra vida.
Y mientras, pasa el tiempo como a mí se me han pasado los últimos 25 años. Un día -tras una ponencia, una charla con un amigo o un vistazo a la pensión de tu padre- te das cuenta que has ahorrado poco y mal. No has guardado mes a mes la suficiente cantidad, y el año que has destinado un pico al plan de pensiones ha sido pensando en la desgravación fiscal y no en ese ahorro complementario. Muy triste, pero aún estoy a tiempo. ¿Usted también?
Hay que interiorizar el ahorro destinado a completar la pensión pública, de modo que éste sea para nosotros como un recibo más: igual que pagamos todos los meses el recibo de la luz, del gas o la factura del teléfono móvil